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"La legalización no acaba con las mafias de trata"

Lydia Cacho. Periodista. Autor del libro 'Esclavas del poder'

PAULA CORROTO

Hace cinco años, una entrevista a una venezolana que había formado parte de una red de explotación sexual le dio la clave a la periodista Lydia Cacho (México, 1963) para investigar la trata de mujeres en el mundo. De esa investigación surgió Esclavas del poder (Editorial Debate), un libro en el que revela, entre otros datos, que en España las mafias de la prostitución forzada dirigen 4.000 burdeles, con unas ganancias de 18.000 millones de euros al año. Hasta 1,39 millones de niñas y mujeres se convierten en esclavas sexuales cada año.

¿Qué fue lo que más le sorprendió de toda su investigación?

Todo lo que sucede en los Emiratos Árabes con la vinculación entre este turismo de clase mundial y la importación y compra de niñas de Asia Central para ser esclavas de los árabes y de los europeos que se han asentado allí. Son los principios de la esclavitud más antigua, están ahí y nadie dice nada. Es la gran impunidad. Es el poder de la misoginia de la mano del capitalismo.

¿Hay alguna diferencia en la forma en la que se produce la trata de mujeres, según los países?

Sí, pero muy poca. En Japón es la mafia yakuza la que lo controla todo. Está tan normalizada la prostitución en Japón, y tan matizada por este velo exótico de las geishas, que no hacen el menor esfuerzo por ocultar su presencia. Para mí fue una sorpresa. Yo pensaba que en Japón iba a ser muy difícil investigar, pero no fue así.

En el libro señala que la trata de mujeres aumenta en todo el mundo. ¿Por qué cree que es así?

Es una respuesta a todos estos años de cultura feminista. Los hombres son los grandes ausentes en el movimiento global contra la violencia hacia las mujeres. ¿Cómo te explicas que los españoles no vayan por España persiguiendo niñitas, pero se vayan de vacaciones a Camboya y tengan sexo con niñas de 12 años? La mitad de los hombres que son clientes de la prostitución en Cuba son españoles.

Su investigación revela que, a pesar de las leyes, apenas hay diferencia entre lo que sucede en España o México.

Creo que detrás de todo esto hay una derechización del mundo. La globalización no es el demonio, pero tiene algunas virtudes y algunos defectos. Y uno de estos defectos es que las mafias se pasean por todo el mundo. La globalización ha favorecido en muchos aspectos a millones de personas, pero la filosofía que conlleva el libre mercado está entintada de sexismo y racismo.

¿La solución pasa por legalizar la prostitución?

Si legalizas la prostitución, las mafias no van a desaparecer. ¡Las mafias promueven la legalización! Ya está semilegalizada. ¿Cómo te explicas que vayas de Madrid a Guadalajara y te encuentres la carretera llena de prostíbulos? Hay una gran hipocresía de los progresistas y de algunas feministas que están promoviendo la legalización porque no están analizando el fondo del asunto. Cuando alguien dice: 'Estoy a favor de la legalización de la prostitución y en contra de la trata', está jugando a las muñecas.

¿Prostitución y trata le parecen sinónimos?

Es muy difícil diferenciarlas. La mayoría de las mujeres que he entrevistado para este libro y que se han quedado en la prostitución empezaron como víctimas de trata. También me preocupa que el abolicionismo vaya de la mano de la ultraderecha.

En su libro dice que en España las mafias mueven hasta 18.000 millones de euros al año.

Hay una gran hipocresía en todo el mundo. Si España tiene nuevas leyes que les dicen a las víctimas de trata: 'Si ustedes hablan, les vamos a dar una visa y se van a poder quedar', España tiene que asegurarse de contar con recursos suficientes para dar espacios de protección a esas mujeres.

Según sus datos, el Gobierno español parece actuar de forma algo blanda en este tema.

No está haciendo lo suficiente. La gente más progre cree que la equidad ya está llegando. ¿Pero qué pasa cuando vemos los feminicidios? Eso demuestra que el hombre todavía no ha cambiado. Lo que hay que ver ahora es quiénes son esos hombres que comercian con las mujeres y por qué lo hacen.

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