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Condenado un juez a 23 meses de cárcel por dar latigazos a su pareja

También pagará 50.000 euros de indemnización por trato degradante y lesiones psíquicas a su compañera, a la que tenía 'subyugada, dominada y subestimada'

EFE

Un juez sevillano, ahora acogido a la jubilación voluntaria, ha aceptado una condena de 23 meses de cárcel y el pago de 50.000 euros de indemnización por delitos de trato degradante y lesiones psíquicas a su compañera, a la que tenía 'subyugada, dominada y subestimada' y a la que propinaba latigazos. Fuentes del caso han informado de que, según el acuerdo firmado hoy entre las partes, el juez R.C. será condenado a 18 meses de cárcel por un delito de violencia doméstica y a 5 meses por lesión psíquica.

De esta manera se suspenderá el juicio previsto para el próximo 1 de julio en el juzgado penal 7 de Sevilla, donde inicialmente la Fiscalía iba a pedir tres años y medio de cárcel, y la acusación particular que ejerce la denunciante, seis años.

El acusado y la denunciante entablaron en octubre de 2003 una relación que duró tres años en la que él 'hacía valer su superioridad', al tratarse de un juez y ella una funcionaria judicial, a la que llamaba 'oficialucha de mierda', según el escrito de acusación.

El imputado sometía a su compañera a un trato 'vejatorio y soez', y cuando sus relaciones se deterioraron le hizo objeto de 'hostigamiento y acoso', aunque la mujer no lo denunció hasta septiembre de 2006 porque los malos tratos se alternaban con otros momentos en los que le pedía perdón. El juez, ex titular de un juzgado de primera instancia de la capital sevillana, se encuentra desde octubre de 2007 acogido a la jubilación voluntaria, a la que tenía derecho por haber superado los 60 años de edad y 30 de trabajo en la administración del Estado.

En su escrito de acusación, el fiscal recogía varios episodios de violencia como los latigazos que R.C. propinaba a su compañera por todo el cuerpo, que en una ocasión le propuso que se bebiera su orina 'como prueba de amor' y que la denunciante llegó a plantearse una reconstrucción quirúrgica del himen porque el juez le reprochaba la 'virginidad perdida'.

Añade que un día en que la denunciante sospechaba que podría estar embarazada, R.C. le propinó puñetazos en el vientre y le dijo: 'Esta es una forma asquerosa de pillar a un hombre'. Cuando comenzaron a deteriorarse las relaciones, llegó a enviarle hasta 50 sms diarios amenazantes, en los que, entre otros insultos, le decía 'acomplejada, loca, ajada, podrida, cobarde', le advertía de que 'si quieres seguir conmigo, debe ser con una relación de posesión absoluta' y le aseguraba que 'jamás' pensó en casarse con ella.

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