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Un fiscal indaga el destino de bebés supuestamente robados en los años 60

Una familia afirma que los mismos médicos participaron en varios partos

RAÚL BOCANEGRA

Juan Cisneros, fiscal jefe de Algeciras, abrió esta semana de oficio una investigación para aclarar el destino de nueve bebés desaparecidos en la década de los 60 en La Línea de la Concepción (Cádiz). Un último caso data de 1987. Hay además otra denuncia dudosa. Las pesquisas se presentan difíciles por el tiempo pasado y se enfrentan al problema jurídico de la prescripción de los posibles delitos, según manifestó Cisneros a Público. 'Primero, quiero precisar los hechos. Son conductas poco frecuentes. Luego, depende de lo que sea, si ha sido asesinado o sólo una negligencia médica', afirmó el fiscal.

Las familias sospechan que sus hijos fueron vendidos. Una de ellas, la familia Carrasco Díaz, apuntó que en los partos 'intervinieron los mismos médicos'. 'Uno de ellos ha fallecido y el otro ha llegado a decir que nunca trabajó en esos hospitales', apostillaron.

Sucesivas noticias en los medios de comunicación y las denuncias públicas de las familias de los bebés llevaron a Cisneros a tomar la decisión. Aún no hay nada claro. 'Aparentemente los casos tenían una conexión geográfica y temporal. Es extraño que sucedieran en el mismo periodo, excepto el de 1987', afirma. El fiscal tomará declaración primero a los afectados y quiere saber cómo eran los sistemas de registro de nacimientos y defunciones en la época. Cisneros baraja, si la administración no logra dar con los archivos de hospitales que ya no existen en los que se produjeron las desapariciones, dirigirse a la Iglesia católica.

A las familias se les comunicaba que el pequeño había muerto, pero no se les dejaba ver el cuerpo o, como en el caso de la familia Díaz Carrasco, se les trataba presuntamente de engañar. Cristina Díaz Carrasco, hermana de uno de aquellos bebés, manifestó: 'Cuando nació mi madre lo vio, pero al día siguiente la matrona le dijo que había muerto y que no podía verlo'.

Su abuela insistió tanto que la dejaron entrar en el depósito con un fotógrafo que le tomó una instantánea con el bebé muerto en los brazos. El pequeño no mostraba signos de un parto con ventosa, como el que le habían practicado a la madre.

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