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IU se alía con los sindicatos por una alternativa social a la crisis

Cierra su asamblea de refundación con una marcha de miles de personas en Madrid. Cayo Lara calienta motores para la huelga general del 29-S

JUANMA ROMERO

Izquierda Unida ha apretado el botón de su segunda fase. El sábado cumplió su primer objetivo, celebrar su I Asamblea de Refundación, ante unos 800 militantes y no militantes. Ayer domingo, llenó la Plaza Mayor de Madrid para centrar el objetivo: la victoria de la huelga general del 29 de septiembre, en absoluta alianza con los sindicatos. Los dos procesos están ligados, convergen, son uno solo: el despertar de la conciencia ciudadana, la ampliación de la base crítica al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y, sobre todo, la explicación de que hay una “alternativa social a la crisis”.

Hubo calentamiento previo al mitin en el centro de la capital: a las 12 horas echaron a andar miles de ciudadanos desde la Puerta de Toledo en una manifestación que discurrió sin incidentes. Unas 15.000 personas, según los cálculos de IU –ni la Delegación del Gobierno ni la Policía ofrecieron datos–, muchas más de las que esperaba la dirección. El “éxito de la convocatoria”, según leyeron todas las familias de IU, hinchó el ánimo de los oradores. También de Cayo Lara.

El coordinador combinó látigo y pluma. El ataque y la construcción: “Hacemos muchas críticas, pero tenemos alternativa. Es la tarea que nos queda: hacer pedagogía, ir pueblo a pueblo, ir a cada centro de trabajo”. Sólo con la explicación, añadió, IU podrá ganar la “confianza” de los ciudadanos de izquierdas, “incluso de la base del PSOE”, el target prioritario de la federación, como ya había reiterado el líder en la apertura de la asamblea.

El banco de pruebas, el “reto” de la izquierda, es el 29-S. “Vamos a ganar la huelga, debemos convencer, no vencer. IU debe ser el gran piquete informativo”, clamó Lara, vigoroso, justo antes de la arenga final: “El 29, con los sindicatos, este país se tiene que parar, para decir basta ya al poder financiero”, y “ponerlo de rodillas ante la democracia”.

Lara: '¿Va Zapatero a pedir el voto a los mercados, porque no tendrá la caradura de pedírselo a su base social?'

Otra voz, la de Gaspar Llamazares, sonó igual: “No sólo está en peligro el Estado del bienestar, sino la democracia. A los mercados les sobran los políticos, el Parlamento, las libertades”. Sus medidas, idénticas: “Resistencia en la calle”, “disidencia, un discurso netamente de izquierdas” y alternativa. Puesto que la “economía ha sido tomada por la derecha”, a la izquierda le resta “un baluarte, el movimiento sindical de clase”, remachó el diputado. “¡Todos con los sindicatos y a la huelga general para ganar la política social y reconstruir la izquierda, las ideas, la amabilidad! ¡Se trata de fraternidad!”, gritó.

Lara endosó la culpa a PSOE y PP por haber “adelgazado el Estado del bienestar” sin haber metido en vereda al gran capital que generó la crisis: “¿Va a ir Zapatero en la siguiente campaña a pedir el voto a los mercados, al Banco Central Europeo, porque no va a tener la caradura de pedírselo a su base social, a la que está traicionando?”. De nuevo, emergió el guiño a los socialistas desencantados.

El líder reprobó a Zapatero por hacer creer que es inevitable el tijeretazo a las cuentas públicas –'Nos dice lo mismo que la Iglesia: que tenemos que sufrir aquí para ser felices en el paraíso'–, y por errar el tiroy desvivirse por los “especuladores”. “Los que crean riqueza en España son los camareros, los pescadores, los campesinos, los ganaderos, los médicos y enfermeros, los profesores, los ingenieros, los investigadores, los fontaneros, los albañiles, los tenderos...”, y no la banca o el Fondo Monetario Internacional, señaló, zambulléndose en un terreno rayano en el populismo.

Los dirigentes califican de 'éxito' la manifestación, mayor del esperado

Más allá de las palabras, están los intangibles. Las referencias a los cientos de banderas republicanas y rojas, del PCE e IU. El subidón de los manifestantes que prendió en la propia federación.

“Hoy [por ayer] hemos recuperado nuestra autoestima”, dijo Miguel Reneses, secretario de Organización. “Este acto nos servirá para coger moral”, admitió José Luis Centella, líder del PCE. La marcha, dibujó el eurodiputado Willy Meyer, es la balbuciente traslación del “¡No pasarán!”, esta vez frente al neoliberalismo.

Montse Muñoz, ex alcaldesa y actual responsable de Política Institucional de IU, cosió un discurso más épico. Apuntó al “sueño” que los mercados quieren “destruir”: “Todos juntos somos una fuerza tremenda que puede cambiar el mundo”.

La satisfacción inundó IU. No estaba tan claro que la militancia se iba a movilizar, máxime cuando la federación había convocado la marcha a pulso, sola, sin los sindicatos. “La gente tenía ganas de salir a la calle”, decía Llamazares después. “Exitazo total”, repetían distintos responsables. “Ahora la dirección debe cumplir expectativas”, avisó otro. Es decir, traducir palabras a hechos, no defraudar y abrirse de verdad a la izquierda.


Minimizar las tensiones //  Cerró el mitin el alemán Lothar Bisky, presidente del Partido de la Izquierda Europea: “Debemos unirnos en toda la UE para que nos tomen en serio y para organizar la resistencia”. Da igual que haya disensos, apremió: “Metamos las diferencias en la nevera y vayamos juntos a nuestros objetivos”.

El ejemplo griego // “Quieren destruir el Estado social” en toda Europa, y hay que resistir, dijo Anastasia Theodorakopoulou, del griego Synaspismos. Su país ha vivido ya varias manifestaciones y mañana martes, de hecho, el sector público y privado irá a la huelga.

 

J. R. | Madrid

Dicen los viejos del lugar que no se veía tal músculo y tal concentración de militantes de IU desde hacía años. “Desde los tiempos de Julio Anguita”, calculaban varios dirigentes a ojo de buen cubero. Lo que es cierto es que en ninguno de los mítines de los últimos años –ni con Gaspar Llamazares ni con Cayo Lara– se había visto tanta afluencia de simpatizantes, y este periodista da fe de ello.

IU se sacudió ayer la depresión con una fiesta ciudadana, ambientada por los voluntarios del taller de batucada del Sindicato Joven de CCOO, que al llegar a la Plaza Mayor tocaron rítmicamente sus tambores. Se oyeron pitos, gritos contra las políticas del Ejecutivo, vivas a la República. “¡Aquí está el Gobierno de verdad!”, “¡Queremos un pisito como el del principito”, “¡Huelga general!”, y el histórico “¡Aquí se ve la fuerza del PCE!”. Ya en la desembocadura de la marcha, durante el mitineo del coordinador, algunos se atrevieron con un “¡Cayo, presidente!” .

En la calle había filtrado la doctrina IU. “Los que estamos jodidos son los jóvenes. PP y PSOE hacen una política que no es útil. El Gobierno hace una política de derechas. Debe girar a la izquierda. Si no el PP llegará a la Moncloa y será peor”, afirmaba Álvaro García, castellanoleonés y de 19 años. También arrastró la convicción de que el Estado del bienestar corre peligro y de que la izquierda, “desenganchada durante años”, debe responder, como reconocía Carmen Iglesias Sueiro, gallega de pelo morado y energía arrolladora.

40 autocares en procesión

“No es justo que la soga caiga sobre los más endebles”, completaba Miguel Ángel Sánchez. Alfonso Rojo, coordinador de IU en Daganzo (Madrid), apuntaló esa idea: “El Gobierno nos empluma un recorte y quien debe pagar es el gran capital, el mercado”.

En la estrecha calle de Toledo de la capital convergieron militantes de las distintas federaciones, a los que IU trasladó en autocar. Unos 40 coches se movilizaron, según las cuentas de la dirección. Algunos afiliados ya llevaban puesta La Roja... No la de la Selección española, precisamente, sino una camiseta roja, sí, pero con el nombre República cosido en la espalda.

El cielo de Madrid amagó con lluvia. Cayeron cuatro gotas y, poco a poco, el sol se atrevió a salir y calentar con fuerza. Fue de menos a más. Como la marcha de IU.

 

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