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Liberada una menor obligada a prostituirse

La forzaban a ejercer hasta más de 12 horas al día en el Raval

 

MARCEL SANROMÀ

Una adolescente de 15 años que era obligada a prostituirse fue liberada ayer por la mañana en Barcelona en una operación conjunta de la Policía Nacional y la Guardia Urbana de Barcelona. La menor, de nacionalidad rumana, era obligada a prostituirse en jornadas de 12 horas al día, o incluso más, en un piso alquilado por una pareja de proxenetas en el barrio barcelonés del Raval. Recibía continuas palizas, vejaciones y amenazas. El matrimonio que la forzaba a ejercer la prostitución ha sido detenido, y también la madre de uno de ellos. La pareja ha ingresado ya en prisión, mientras la tercera detenida se encuentra en libertad con cargos, a la espera de que concluya la investigación, que sigue abierta, por lo que la Policía Nacional y la Guardia Urbana no descartan efectuar nuevas detenciones.

Las investigaciones se iniciaron en mayo, cuando la Guardia Civil encontró a la chica prostituyéndose en la vía pública de Barcelona. Cuando los agentes inquirieron a la muchacha sobre su edad, ésta reconoció tener 15 años. A través del consulado de Rumania, la policía comprobó que, efectivamente, era menor de edad. Informaciones de agencia indican que en su país de origen, la familia no había denunciado su desaparición, y que se encontraba bajo la tutela legal de una trabajadora de los servicios sociales.

Fue en Rumania, donde el matrimonio detenido la captó prometiéndole un trabajo como canguro de un bebé. Primero, hace unos meses, la llevaron de Rumania a Italia, donde vio truncada la promesa que le habían hecho. En Roma fue obligada a prostituirse en condiciones infrahumanas, con palizas constantes y una alimentación muy escasa. Posteriormente, la menor tuvo su primer contacto con Barcelona, cuando los proxenetas la trasladaron en barco hasta la Ciudad Condal. Pero fue para conducirla acto seguido en tren hasta Gallur, un pueblo cercano a Zaragoza. Allí vivió durante un mes en casa de uno de los padres de los proxenetas. En esta casa fue agredida sexualmente en repetidas ocasiones, y sufrió vejaciones y coacciones continuadas. Finalmente, fue trasladada a Barcelona, donde el matrimonio detenido contactó con un ciudadano de Bangladesh para alquilar la habitación del Raval donde obligaban a la muchacha a prostituirse, situada en la calle Robadors. Este hombre, según indicó la Guardia Urbana, no sólo conocía el esclavismo que sufría la menor, sino que también se lucraba de la víctima. Según fuentes de la Policía Nacional consultadas por este periódico, se desconoce el paradero de este individuo y, por ello, la operación sigue abierta.

Después de ser liberada, la muchacha pasó a disposición de la Dirección General de Atención a la Infancia y la Adolescencia, la DGAIA, de la Generalitat de Cataluña, bajo la autorización previa de la Fiscalía de Menores

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