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Zapatero frena a Gómez en su intento de ignorar a la ejecutiva

El secretario general recuerda al PSOE de Madrid que las candidaturas y la estrategia electoral son 'corresponsabilidad' de las direcciones regionales y federal. Censura las 'posiciones numantinas'

G. LÓPEZ ALBA / C. MARTIN

El conflicto abierto en el PSOE en torno a la designación de su candidato para la Comunidad de Madrid sigue vivo y las espadas continúan en alto. José Luis Rodríguez Zapatero intentó ayer sosegar las aguas durante la reunión de la ejecutiva federal para ganar tiempo antes de tomar una decisión, pero aunque intentó preservar su condición de árbitro, dejó claro que la elección habrá de hacerse de manera 'corresponsable' entre la dirección federal y la madrileña.

El criterio marcado por el secretario general contradice abiertamente la tesis mantenida públicamente por el secretario regional, Tomás Gómez, quien ha reivindicado que esa decisión compete exclusivamente a los militantes del PSOE madrileño. Zapatero puso freno a cualquier decisión unilateral al defender de manera explícita el principio de 'la corresponsabilidad en la estrategia electoral' entre las federaciones territoriales y la dirección nacional del partido. Al mismo tiempo, abogó por 'un desenlace razonable'.

El líder del PSOE, 'sin desacreditar a Tomás Gómez, se escoró hacia la búsqueda de otras fórmulas', a juicio de la mayoría de los miembros de la ejecutiva consultados por Público, si bien en términos suficientemente crípticos como para que, como así ocurrió, cada quien pueda interpretar sus palabras de la manera más favorable a sus posiciones. Para quienes se mantienen neutrales en la crisis madrileña, dio 'una de cal y una de arena'.

Su frase más redonda fue: 'No me gustan las posiciones numantinas'. Y, teniendo en cuenta que respondía a una intervención previa de Maru Menéndez, representante madrileña en la ejecutiva federal, sus palabras sonaron a una clara reprobación de la actitud de atrincheramiento adoptada por Gómez en su deseo de ser candidato a cualquier precio. Pero, sin cuestionar esta interpretación, la mayoría de los miembros de la ejecutiva consultados opinan que también iba dirigida a quienes están empeñados en descabalgar al secretario general del PSM aunque eso conduzca a un nuevo cisma en el socialismo madrileño.

Zapatero subrayó también la conveniencia de 'tener flexibilidad, hablar las cosas y estar dispuestos a los entendimientos', poniendo de ejemplo su propia ejecutoria en la integración de los diferentes sectores del partido.

El debate sobre la crisis abierta en el PSOE de Madrid lo suscitó Maru Menéndez, portavoz en la Asamblea de Madrid, con una intervención calificada de 'emotiva' por sus compañeros. Menéndez reivindicó el trabajo desarrollado por el equipo de Gómez, con el recuerdo de que tuvieron que hacerse cargo de un partido desmoralizado por lustros en la oposición, desprestigiado por el tamayazo y fragmentado en diversas familias. Tras quejarse del 'trato mediático' que recibe su secretario regional, la dirigente madrileña, en referencia que se interpretó alusiva a los seguidores del anterior secretario general, Rafael Simancas, se lamentó buscando el cobijo del secretario general: 'Muchos de los que hoy invocan el nombre de Ferraz contra Tomás Gómez son los mismos que culpaban a Zapatero de las derrotas en Madrid por el Estatut de Catalunya y el proceso de paz'.

Zapatero respondió con el recuerdo de que tiene 'alguna experiencia de cómo estaba Madrid y de lo difícil que es acertar'. Y, haciendo una digresión sobre el modus operandi interno, apuntó que con frecuencia los que piden la intervención de la ejecutiva federal lo hacen porque están en minoría en sus territorios y que quienes reivindican la autonomía de las direcciones territoriales buscan escudarse en ese principio para disimular sus discrepancias con la dirección federal.

En la reunión no tomaron la palabra el vicesecretario general, José Blanco, ni el presidente, Manuel Chaves, que el día 15, con el conocimiento de Zapatero, sondeó la disposición de Gómez para dejar paso como candidata autonómica a la ministra Trinidad Jiménez.

Sí habló Elena Valenciano, también de Madrid, quien subrayó que las posiciones individuales 'carecen de importancia, lo que importa es el proyecto colectivo'. Y el asturiano Álvaro Cuesta, desde su experiencia como ex secretario de política municipal, dejó una perla de las que acostumbra: 'Los mirlos blancos, cuando pierden levantan el vuelo'.

La posición oficial de la ejecutiva federal fue diferir el debate sobre las candidaturas a septiembre, ateniéndose al calendario aprobado por el comité federal, en virtud del cual quienes aspiren a ser candidatos habrán de postularse entre el 6 y el 21 septiembre, con el aval del comité regional, de la mayoría de la ejecutiva regional o del 15% de la militancia de la federación.

Leire Pajín, como portavoz oficial, declaró que la 'dirección federal no opina antes de que se abra el proceso', de modo que a fecha de ayer no puede afirmarse que apoye a ningún candidato. La intención es aplacar el conflicto hasta septiembre, aunque nadie se atreve a asegurar que eso sea posible. De hecho, ayer apenas pasaron unas horas antes de que se hiciera caso omiso a la petición con la que Zapatero concluyó su intervención ante la ejecutiva: 'Sobre todo y ante todo, discreción y prudencia'.

En lo que hay unanimidad es en que, 'en algún momento, se tendrá que producir una conversación entre Zapatero y Gómez' para despejar el panorama. A la espera de ese encuentro, el secretario general del PSM, que se definió como 'tozudo e insistente', mantiene intactas sus posiciones gracias a 'una fortaleza psicológica de criptonita'. 'Soy Tomás Gómez y quiero ser candidato. Nadie más ha dicho eso. Es más, tengo serias dudas de que alguien más vaya a presentar su candidatura. Es más, yo creo que no', subrayó en rueda de prensa tras la reunión de la ejecutiva regional.

Gómez aseguró no estar preocupado por las encuestas internas que maneja el PSOE sobre posibles candidatos: 'No, rotundamente, no, en mayúsculas. En alemán: Nein'.

Prefirió ceñirse a las últimas del Centro de Investigaciones Sociológicas que señalan que un 49,5% de los madrileños desaprueban la gestión de la presidenta de la Comunidad de Madrid. 'Todos los indicadores coinciden en lo que venimos diciendo', señaló. Y, acto seguido, proclamó su convencimiento de que será el próximo presidente regional. Gómez también llamó 'a la responsabilidad, a la conciencia del daño que se hace al PSOE y a este partido en Madrid'.

Mientras, José Cepeda, líder del antiguo sector acostista, volvió a cerrar filas con su secretario regional. 'En estos momentos, apoyar a Gómez es lo minímamente sensato. Hacer lo contrario sería romper el partido y yo lo que quiero es ganar las elecciones para cambiar Madrid', dijo Cepeda invocando la autoridad moral de haber encabezado en 2007 una candidatura alternativa.

Los partidarios de Gómez se atienen a que, hasta la fecha, 'nadie de la ejecutiva federal ha dicho públicamente que no deba ser el candidato'. En consecuencia, achacan 'la supuesta crisis' a presiones del sector simanquista para situar como número dos de la lista autonómica a Ruth Porta, portavoz adjunta en el Senado, y asegurarse una cuota en la candidatura. En cuanto a la posibilidad de que Porta compita con Gómez en un proceso de elecciones primarias, los partidarios del secretario regional sostienen que 'no tendría más del 5%', porcentaje que los críticos elevan al 30%.

El secretario general reivindica con insistencia que tiene el apoyo del 95% del comité regional, pero incluso quienes se mantienen al lado de Gómez reconocen que, si la ejecutiva federal diera su apoyo a otro candidato, la correlación de fuerzas se vería alterada.

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