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"Las mujeres tenemos que ser tan fuertes como Lisbeth Salander"

Inmaculada Montalbán. Jueza, vocal del CGPJ. Vital y comprometida, pasó de sus amigos notarios y se puso a luchar por la igualdad como hacía su madre: con responsabilidad

OLIVIA CARBALLAR

La que que canta es Shakira: 'Creeoo que empieeezo a entenderrr. ¡Despacio, despacio! Que nos deseábamos desde antes de nacerrr. ¡Te siento, te siento! Tengo el presentimiento de que empieza la acción. ¡Adentro, adentro! Y las mujeres somos las de la intuicióoon'. Suena en el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), donde la cosa no está para dar el cante. Y todos miran alucinados a Inmaculada Montalbán (Iznalloz, Granada, 1959), cuando saca su móvil de un enorme bolso, comprado por supuesto.

'Dicen que no me pega, pero le puse ese sonido al teléfono porque me encanta la canción, es muy alegre y Shakira merece nuestra admiración, es comprometida y no olvida su origen, Barranquilla', sostiene la jueza, vocal del CGPJ, con un aplomo digno de dictar sentencia. Lo dice una mujer que tampoco olvida el suyo: una infancia entre tebeos y novelas del Oeste de Marcial Lafuente mientras su padre, transportista, quemaba carreteras, y su madre, cocinera, preparaba comidas en un hostal de la familia, a las afueras de Granada. No tenía amigos alrededor y leía y leía y leía... Sus ojos se van donde hay letras. Y donde no las hay, las escribe: 'Escritora', graba en la pizarra, ajena a la redundancia que acaba de producirse.

'Condené a pagar una multa a un maltratador y vino a pagarla ella'

Aunque le encanta la novela negra, Montalbán que no es familia de Montalbano sólo se ha atrevido, de momento, a plasmar en un libro, premiado en 2003 por el CGPJ, lo que tantas noches le quita el sueño: el dolor de quien no sabe si su marido la insultará, le dará una paliza o la matará. 'En un juicio de faltas por malos tratos, cuando aún no era delito, condené al marido a pagar una multa y vino a pagarla ella', recuerda aún sorprendida. 'Los jueces y las juezas también lloran', admite sin complejo una mujer que envuelve con voz dulce más de 25 años de oficio con 24 ya era jueza. Su experiencia le demostró que las leyes no funcionaban.

Y se puso a trabajar como la enseñaron su madre y su abuela, con responsabilidad. Como su labor en el Observatorio contra la Violencia de Género, que preside desde 2008. 'Hay que ser tan fuertes como Lis-beth Salander, de Millenium, que huye del victimismo'. Se sabe varios pasajes de memoria.

Aún conserva, lleno de anotaciones, su primer ejemplar de la Constitución. 'Tengo muy subrayado el 9.2, que dice que los poderes públicos tenemos que remover los obstáculos que impiden hacer realidad los derechos fundamentales'. No había vuelta atrás, a pesar de que sus amigos la incitaron, con el caramelo de un mejor sueldo, a ser lo mismo que ellos: notarios o registradores de la propiedad.

'Mi marido ha sido mi gran aliado, yo no conozco a la mujer diez'

Ahora, tiempo después de los años 'apasionantes' de Transición en la facultad, 'cuando las ideas rompieron la monotonía anterior', se siente orgullosa del avance en España. Y aunque con la toga no tuvo duda, para vestir, sin embargo, le encantaría tener un personal shopper. Físico aparte, ¿la principal diferencia entre el hombre y la mujer es...? Tic, tac, tic, tac. ¡Tiempo! No sabe, no contesta. Va a ser verdad que somos iguales. A ver si hay suerte con esta: ¿Existe la mujer diez? 'Yo no la conozco'. Y eso que su marido se ha pedido excedencias por cada uno de sus tres hijos. 'Él ha sido un gran aliado', reconoce orgullosa.

Tras su paso por Torrevieja, donde celebraba bodas 'Debo estar en la foto de varios novios', llegó su ascenso a magistrada: 'Fue un gran reto porque pasé a formar parte de la Audiencia Provincial de Valencia; nació mi hija, yo me llevaba los casos a casa y mi marido llevaba a la niña al pediatra, que encima era muy llorona'.

Siempre busca lo mejor de cada etapa. Por eso no siente nostalgia de su antiguo despacho en el Tribunal Superior de Andalucía, que muestra a Público. Todos la saludan con cariño. Hay una mesa más, se percata, pero los papeles siguen acumulados en una montaña. No importa, a ella le gusta la sierra, el campo. 'Me encanta Gladiator porque los paisajes me recuerdan a mi tierra'. ¿No será por Russell Crowe? 'Mi estilo es el de Sting, pero vamos, me gusta porque los buenos son muy buenos y los malos, muy malos'. ¡Y tanta entrevista para que al final no le sonara el móvil!

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