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Carmen se fue sin hallar justicia

Fallece a los 83 años la española que llevó a Estrasburgo los crímenes del franquismo

ÁNGEL MUNÁRRIZ

No consiguió que se hiciera justicia. Carmen Dorado, que falleció el viernes a los 83 años en Málaga, se convirtió el año pasado en la primera familiar de una víctima de los crímenes del bando nacional en demandar al Estado español ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo. Pero no ha vivido lo suficiente para comprobar si tenía éxito su último intento de esclarecer el asesinato en 1936 de su padre, el diputado socialista por Málaga durante la II República Luis Dorado Luque. Carmen fue enterrada este sábado en el cementerio de San Gabriel, en Málaga.

'Hizo todo lo que pudo', cuenta Antonio Gutiérrez, uno de sus cinco hijos. Gracias a él, la demanda presentada en Estrasburgo continúa adelante. 'Nuestro abogado ha comunicado al tribunal el fallecimiento de mi madre, y también que yo continúo como demandante', explica Antonio. La puerta abierta por Carmen no está todavía cerrrada.

Carmen Dorado acudió a Estrasburgo tras agotar, como es requisito imprescindible, todo el recorrido judicial en España: primera y segunda instancia en Córdoba, Audiencia Nacional y Tribunal Constitucional. Nadie asumió la investigación del asesinato de Luis Dorado, cuyo cadáver se encuentra todavía en una fosa común en el cementerio de la Salud, en Córdoba, desde que fue asesinado por las fuerzas sublevadas en la madrugada del 29 al 30 de julio de 1936.

Las únicas esperanzas en España se las dio la Audiencia Nacional, cuando el caso cayó en manos del juez Baltasar Garzón. Pero su inhibición en favor de los juzgados territoriales devolvió el caso a un punto muerto. Carmen y su hijo Antonio esperaban ahora noticias del Tribunal de Estrasburgo, que aún no ha decidido sobre la admisión a trámite del caso.

Carmen Dorado fue la única de las tres hijas de Luis Dorado que regresó a España tras el exilio de su familia posterior al asesinato de éste. De las otras dos, una se quedó en Bélgica y otra se marchó a Australia. Sus primeros esfuerzos por esclarecer la muerte de su padre comienzan en 1979, cuando descubre que no hay ningún documentos que acrediten su fallecimiento, al no haber sido inscrito en el Registro Civil. 'Carmen fue una de las impulsoras de la lucha por que todas las víctimas del franquismo sean inscritas en los registro', explica Cecilio Gordillo, del grupo de memoria histórica de CGT.

Su padre, diputado del PSOE fusilado en 1936, sigue en una fosa en Córdoba

Sólo en 1993 Carmen logró su primer y único logro: el reconocimiento del derecho de Josefa Ortiz, su madre y esposa de Luis Dorado, a percibir una pensión de viudedad sin carácter retroactivo. Josefa murió a en 1995 con 97 años.

A falta de documentación, sólo los testimonios de testigos y las investigaciones de historiadores como Francisco Espinosa permitieron a Carmen y su familia emprender un largo, aunque infructuoso, camino judicial en España, cuyo objetivo fue siempre el mismo: localizar el cuerpo, exhumarlo, identificarlo, entregarlo a la familia y modificar el Registro Civil para incluir su nombre.

El Tribunal de Estrasburgo es la última carta para conseguirlo. La demanda no pretende que el tribunal asuma la investigación ni ordene la exhumación, ya que son cuestiones sobre las que carece de competencias, sino que reconozca la existencia de una violación de los derechos humanos que obligue al Estado español a hacerlo.

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