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Alfonso Eiré: "Si Franco no lo logró, espero que no lo haga el antigalleguismo de Feijóo"

El semanario gallego A Nosa Terra echa el cierre por culpa de la crisis. Su presidente espera que sea temporal y lo achaca a la política cultural y lingüística de la Xunta

HENRIQUE MARIÑO

El nacionalismo gallego se está quedando sin voz. Este jueves ha amanecido con la ausencia en los quioscos de A Nosa Terra, una publicación centenaria que plasmó por escrito las distintas concepciones del ideario galleguista.

Por sus páginas pasaron, desde su fundación en 1907, ilustres padres de la patria como Bóveda, Risco o Castelao. Recientemente, prestó sus páginas a los hacedores de la nueva literatura del país, como Rivas o Borrazás.

Siempre con el agua al cuello —durante la dictadura, llegó a editarse en el exilio—, la crisis económica ha terminado llevándose por delante a este semanario con base en Vigo.

Alfonso Eiré, presidente y consejero delegado de la empresa editora, Promocións Culturais Galegas, explica que la falta de liquidez y los escollos para refinanciar la deuda han propiciado la desaparición de la cabecera, que conserva el pulso en Internet. Pero también echa en cara a Alberto Núñez Feijóo la nueva política cultural y linguística emprendida por la Xunta, en manos del Partido Popular, que según Eiré ha contribuido a minar su supervivencia.

- ¿Cuáles son las causas del cierre de A Nosa Terra?

- Cuando hablamos de crisis, pensamos que es un ente abstracto, pero a nosotros nos ha afectado directamente. Por una parte, la división editorial [la empresa también publica libros] depende de las ventas institucionales: no sólo se han reducido, sino que las administraciones pagan mal y tarde. Por otra, los acuerdos para refinanciar la deuda con Caixanova, uno de nuestros principales acreedores, se rompieron cuando la crisis llevó a las cajas gallegas a fusionarse.

- Usted también ha achacado el cierre al insuficiente apoyo institucional.

- Sí, la tercera y última causa es la nueva política que impuso el PP en Galicia con sus recortes brutales de las ayudas a los libros y a los medios en gallego. Además de reducir las subvenciones, hemos estado ocho meses sin cobrarlas... Si las administraciones no pagan, la crisis provoca una menor venta de libros y periódicos, la Xunta recorta drásticamente las suscripciones y la refinanciación no es posible, se produce un estrangulamiento de la liquidez que nos ha llevado a acogernos a la ley concursal.

- La edición digital, en cambio, sigue viva.

- La empresa va a continuar. Espero que el cierre sea un paréntesis, para retomar en el futuro la publicación. Ya pasó algo semejante durante tres meses en 1981 [tras el fallido golpe de Estado de Antonio Tejero] y luego recuperamos el proyecto con más fuerza. A Nosa Terra es especialista en estas crisis desde hace 100 años. En 1936, mataron a la mayoría de dirigentes y colaboradores de la publicación y se siguió editando en Buenos Aires. Esperemos que lo que no logró el franquismo, tampoco lo haga la política antigallega de Feijóo.

- ¿Qué futuro le depara a la plantilla?

- El juzgado nombrará a un administrador, que tomará decisiones. Habría que presentar un ERE, esperemos que temporal, que afectaría a parte de la plantilla, compuesta por 28 trabajadores.

- Ahora que echa el cierre, algunos lectores le han echado en cara la entrada en la empresa de Jacinto Rey (Grupo San José).

- Aquella compra no fue bien entendida. Jacinto Rey, un empresario gallego que lleva prestando su apoyo desde hace 20 años, profesionalizó la compañía hace cuatro. Empresarialmente, el cierre no tiene nada que ver con la compra de acciones que efectuó en su día [recompradas posteriormente por el propio Eiré]. Ademas, hay unos 1.000 pequeños accionistas y gente con el 3, 4, 5 o 10% de la empresa. La base de A Nosa Terra, con una tirada de 10.500 ejemplares, han sido ellos y los casi 4.000 suscriptores.

- Los medios en lengua gallega, comenzando por el extinto Vieiros, están desapareciendo o atraviesan graves dificultades económicas. ¿A qué lo atribuye?

- Hay una imposición desde Madrid para que la Xunta desarrolle políticas que desgasten la base del galleguismo, empezando por la lengua y la cultura, que está dando sus frutos, sin que la base social reaccione. Si nuestros problemas provocasen la reacción de la sociedad gallega, hasta podríamos considerar nuestra situación como positiva. He recibido muchas llamadas de apoyo, sobre todo de compañeros de medios de Galicia, Catalunya y Madrid.

Algo que no se movía hasta ahora se mueve y la gente de la cultura está intentando montar una plataforma de apoyo a A Nosa Terra y los medios en gallego. Parecía que sólo había movilizaciones por el decreto del gallego, que sólo es una ley, un enunciado... El problema es la política de la Xunta respecto a la lengua y la cultura. Excepto en los medios públicos, el nivel de uso del gallego actualmente es inferior al de la etapa preautonómica. Esto no se da en Euskadi ni en Catalunya, donde cierra el Avui y la Generalitat apoya el nacimiento de Ara. Ocurre en una nacionalidad histórica, Galicia, que estuvo gobernada la mayor parte del tiempo por unos dirigentes que están en contra de que recibiese tal denominación.

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