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Los sindicatos creen que es un éxito; para la CEOE, no pasó nada

V. Z. / B. C. B.

El Gobierno no quiso mojarse ayer con las cifras ni los calificativos del paro general y jugó a nadar y guardar la ropa con el objetivo de conseguir una inminente vuelta a la negociación con sindicatos y empresarios. El ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, el encargado del Ejecutivo en informar de la evolución de la huelga, se limitó a asegurar que el paro tuvo un seguimiento 'desigual y un efecto moderado'.

Sin embargo, para los sindicatos fue un 'éxito indudable e incuestionable' (un 70% de participación, según sus cálculos), que deberá obligar al Ejecutivo a cambiar la reforma laboral. 'Hemos ganado la huelga. Ahora ganemos el futuro', dijo el secretario general de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, durante la multitudinaria manifestación en Madrid. Su colega de UGT, Cándido Méndez, reclamó al Ejecutivo que 'aproveche esta expresión de fuerza democrática y se reconcilie con la inmensa mayoría del pueblo español'.

Toxo también mandó un mensaje similar al Gobierno, al que pidió que 'si tiene alguna sensibilidad de izquierdas, que se agarre a este clamor'.

Para la patronal CEOE, la huelga no existió. En una nota emitida a media tarde, defendió que la jornada transcurrió 'con total normalidad' y donde hubo libertad para acudir a trabajar no hubo huelga porque no se alteró la actividad económica y de servicios. El presidente, Gerardo Díaz Ferrán, volvió a quejarse de los piquetes y afirmó que el paro lo van a pagar todos los españoles y 'va a ser muy malo para España'. En declaraciones a Onda Cero aseveró que la huelga es 'inoportuna, inútil y muy lesiva para los intereses de todos los españoles'.

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