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Catalunya evitó pitadas en La Diada alejando al público

FERRAN CASAS

En la fiesta nacional de Catalunya no hay desfile militar. Pero sí hay desfile de los políticos y entidades para realizar ofrendas florales al monumento que, en Barcelona, tiene el que fuera Conseller en Cap durante el asedio borbónico de 1714 Rafael de Casanova. Cada año, el ritual eran los pitos, insultos e incluso el lanzamiento de huevos del público, que se situaba en la acera de en frente. En los últimos años, el PP había optado ya por no asistir, y otros, como el Govern, el PSC o el Real Club Esportiu Espanyol lo hacían a primera hora de la mañana.

Este año, el Govern optó por un formato mucho más frío pero que impidió el poco edificante espectáculo de un grupo de exaltados insultado y silbando a los representantes de entidades, instituciones y partidos políticos.

Los Mossos d'Esquadra optaron por cortar la calle entera y dejar vacía la acera de enfrente del monumento. El público que quiso se situó a varios metros del monumento y el griterío quedó muy diluido.

Los responsables de la seguridad se ocuparon de difundir que los exaltados no tendrían este año el mismo protagonismo que en otros, por lo que acudieron en menos número. La policía autonómica controló los accesos al monumento para evitar, de forma expresa, la presencia de grupos que pudieran distorsionar el acto.

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