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"No soy fumador, pero tengo cáncer de pulmón"

VANESSA PI

José Mari no pudo ayer explicar por qué desea que en los bares se deje de fumar. Camarero desde 1967, este hombre de 57 años lucha desde el año pasado contra un cáncer que empezó en el pulmón, se extendió a una costilla, a una vértebra y a un riñón. Ayer no pudo ni levantarse. Tuvo que relatar su experiencia en una carta que leyó su colega de profesión, Faustino. 'He llevado una vida sana, no soy fumador', deja claro en su misiva José Mari, que quiere guardar el anonimato sin dar su apellido.

'Cuando los fumadores gritan por su derecho a fumar, derecho que nadie les niega, pues sólo se les pide que no fuercen a hacerlo a los demás, me pregunto: ¿estará este derecho por encima del mío a vivir? Pienso que no', reivindica.

Este relato es significativo para el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), que agrupa a las principales sociedades médicas. José Mari es uno más del cerca del millón de camareros que cada día se ven obligados a respirar el humo del tabaco de sus clientes.

Es sobre todo a esa población a quien el Gobierno pretende proteger con el endurecimiento de la Ley Antitabaco, que previsiblemente se aprobará mañana en el Congreso.

La CNPT insistió ayer en que un 85% de la nicotina y el alquitrán de un cigarrillo se expanden por el ambiente, y aseguró que los cubículos cerrados que reivindica el PP en una enmienda al proyecto de ley no evitarán que se extienda el humo.

El portavoz del CNPT, Rodrigo Córdoba, insistió en que la experiencia de otros países niega que los hosteleros vayan a perder dinero con la nueva ley.

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