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La batalla por los descreídos

Montilla intenta superar su propia etapa

JORDI MUMBRÚ

Los socialistas empezaron la campaña electoral muy conscientes de que, en sólo 15 días, es prácticamente imposible darle la vuelta a todos los sondeos. Esa situación no ha evitado que hayan luchado a brazo partido para intentar despertar a sus electores adormecidos y desmotivados y, sobre todo, para convencer a los indecisos. Las encuestas afirman que un 30% de los electores aún no han decidido si irán a votar y en caso de hacerlo no saben por quién se decantarán. Seducir a esos indecisos es la esperanza que ha dado fuerza a los socialistas en esta campaña.

Una parte muy importante de la gran bolsa de indecisos para los comicios de hoy son progresistas, según las encuestas. Posiblemente, no están suficientemente satisfechos con el Tripartito como para tener claro que los volverán a votar, pero tampoco se dejan convencer por las formaciones más conservadoras. Ellos son la única posibilidad para la remontada socialista. Y el PSC ha intentado explotarlo. En muchos de los mítines de campaña, el candidato José Montilla ha reconocido que la obra de gobierno ha tenido errores pero ha pedido más confianza a los votantes, asegurando que su proyecto necesita dos legislaturas para llevarse a cabo.

Tanto es así que incluso ha dicho que ya no volverá a presentarse, abonándose a la petición de una última oportunidad para colmar las expectativas de sus votantes, esta vez con un PSC en solitario. Este discurso, sin embargo, parece que tampoco ha acabado de activar al votante de izquierdas y, aun con el golpe de efecto de Montilla con su anuncio, los sondeos siguen igual.

La otra estrategia del PSC para convencer a los indecisos ha sido transmitir el miedo a la derecha. Según ha repetido Montilla, 'Catalunya es un país de izquierdas', por lo que todavía hay la esperanza de que algunos votantes progresistas, a pesar de estar disgustados por el Gobierno, vuelvan a darle su apoyo por miedo a que ahora vuelva la derecha. Sería la opción de votar la candidatura menos mala. Una decisión triste para cualquier votante, pero la única oportunidad que puede mantener a Montilla para retener la Presidencia. El candidato no se ha cansado de repetir que Artur Mas no ha explicado su programa y que sus intenciones son reducir los impuestos de los ricos para reducir servicios sociales. Montilla ha llegado a decir que 'el tsunami conservador' embestirá todas las políticas sociales de la izquierda.

Los socialistas confían también en el voto oculto; aquellas personas que quieren continuar votando al PSC pero se esconden porque después del Tripartito el PSC no tiene muy buena prensa y no es un partido ganador. Por su propia naturaleza, es imposible predecir cuál es su magnitud y si será suficiente para dar el impulso necesario que dé la vuelta a los sondeos.

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