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Un colectivo que cuesta más de un millón de euros al día

La gestión privada de las torres de control arrinconará más sus privilegios

S. R. ARENES

'¿Que me toque la lotería? Lo mejor es que mi hijo se haga controlador'. Esta expresión de sentir popular puede acabar vacía de contenido en algunos años, a la luz de la normativa que ha ido abriendo el Gobierno para regular el control aéreo. Pero, de momento, la realidad es que a los contribuyentes españoles les cuesta el sueldo de los controladores algo más de un millón de euros al día.

Son aproximadamente 2.100 controladores los que hacen labores efectivas de control, mientras unos 300 se dedican a tareas más administrativas. Su trabajo consiste esencialmente en 'separar aviones', como lo definen los propios técnicos, algo así como un guardia de tráfico del aire. De hecho, es la diferencia principal entre ellos y los técnicos de información de vuelo, los denominados AFI, que sustituirán a los controladores en menos de una decena de aeropuertos pequeños donde el tráfico de aeronaves es limitado. Las pruebas piloto ya han empezado en los aeródromos canarios de El Hierro y La Gomera.

Unos 2.100 controladores realizan labores efectivas de control

Esta nueva normativa aprobada por el Ministerio de Fomento no es la única que, poco a poco, acabará arrinconando los privilegios de los controladores. A esto se une el decreto que el departamento de José Blanco aprobó el pasado 23 de julio para privatizar la gestión de algunas de las torres de control de los 47 aeropuertos de la red. En ningún caso esto afectará a los grandes, como Barajas o El Prat, pero sí a otros intermedios.

De esta forma, se daría entrada a operadores de control aéreo, que tendrán que estar homologados, según las normas europeas, y que seguirán bajo supervisión directa de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea del ministerio. La previsión de Fomento era tener preparadas las condiciones para sacarlo a concurso antes de que acabe este año.

Precisamente, ese decreto fue lo que encolerizó a los controladores, que empezaron a preparar la amenaza de huelga con la que tuvieron en vilo al país en las dos primeras semanas de agosto y que finalmente quedó sólo en un amago. El colectivo teme que las nuevas normas les hagan cada vez más prescindibles y sustituibles por otros profesionales más baratos. Quizá es una de las razones por las que han arremetido contra los AFI alentando las dudas sobre la seguridad del espacio aéreo que controlarán estos profesionales. Aunque los pilotos también han reseñado algunas descoordinaciones en las primeras pruebas piloto en El Hierro al principio de su puesta en marcha. En todo caso, esta figura, que funciona en aeródromos de EEUU y otros países, sólo está pensada para aeropuertos donde hay una operación a la vez y, por tanto, no hay que coordinar aterrizajes y despegues sucesivos.

Una norma de julio permite sustituirlos en aeropuertos pequeños

Los controladores siempre han defendido su alta cualificación que, por otra parte, es necesaria. Aunque es cierto que para ser controlador hay que tener una formación de varios años a la que se une un periodo de habilitación para un puesto concreto en una torre o en un centro de control, que dura un mínimo de 16 semanas. Además, deben pasar por duras pruebas psicológicas para poner a prueba su estrés que, a día de hoy no pasarían, a juzgar por el estado psíquico que alegan.

Por todo ello, el sindicato Usca siempre ha justificado las altas retribuciones. Antes de la rebaja del 40% impuesta por Fomento en febrero, algunos controladores de la élite cobraban hasta un millón de euros al año, lo que no logran muchos directivos de grandes empresas españolas. ¿Quedan aún millonarios tras la rebaja? Al parecer, ya no.

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