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Chacón rechazó los misiles que le quiso vender EEUU

La ministra alegó que la prioridad era la seguridad de las tropas en el exterior

PEDRO ÁGUEDA

El último embajador en España de la era Bush, Eduardo Aguirre, no consiguió todo lo que quería de Carme Chacón. A los dos meses de tomar posesión y aún de permiso por maternidad, la ministra de Defensa organizó un desayuno de trabajo para conocer al diplomático. Ocho días después, el 18 de junio, Aguirre dió cuenta a Washington del encuentro y, entre otras cosas, afirmó que la ministra no estaba 'familiarizada' con un supuesto proceso de venta de 24 misiles Tomahawk por parte de Estados Unidos.

Chacón, según el informe, le agradeció su interés por el asunto, que no era otro que la notificación de la respuesta afirmativa por parte del Congreso estadounidense a la consulta realizada por la Armada española sobre la posibilidad de comprar los misiles. Pero hubo algo más que no recoge el cable de Aguirre. Según Defensa, Chacón aclaró al embajador que la prioridad del ministerio no eran unos misiles que tardarían ocho años en estar operativos sino la seguridad de sus militares en las misiones en el exterior. Y entre las medidas para garantizar esa seguridad, añadió, estaba la adquisición de vehículos que sustituyeran a los BMR, los blindados a bordo de los cuales se registraba entonces el mayor número de bajas en acción.

No le interesan los 'sistemas de armamento', señaló la embajada

Cada uno de los 24 misiles que Aguirre intentaba vender a España suponía un coste de tres millones de euros, si se incluyen los sistemas electrónicos y las plataformas de instalación en fragatas y submarinos. En total, 72 millones por 24 misiles de largo alcance. El Gobierno español, por contra, decidió en 2008 gastar 75 millones de euros en la adquisición de un centenar de vehículos blindados, cifra que ha crecido hasta las 575 nuevas unidades, con un desembolso total de 320 millones de euros.

Antes de despedirse de Madrid, Aguirre dijo de Chacón que no le interesaban los 'sistemas de armamento' y que sólo se centraba en 'las cosas pequeñas, como la relación bilateral en materia de defensa o en ser tratada con mayor deferencia'. Parecía referirse el embajador al empeño de Chacón por elevar el Convenio de colaboración España-EEUU en materia de defensa a categoría de tratado, como ya había recogido el propio Aguirre en un cable de diciembre de 2008. En realidad, la ministra pretendía igualar a los dos países en obligaciones, ya que para España el convenio tiene la categoría de tratado y, por tanto, se incorpora al ordenamiento jurídico, mientras que para Estados Unidos sólo supone un acuerdo técnico-operativo.

Aguirre recomendó a su sucesor que aceptase tener que adaptarse a ella

Con su propuesta, Chacón aspiraba a que los Estados y no sólo el Gobierno federal estuvieran obligados a cumplir el convenio en cuanto al tratamiento dado al personal y los bienes militares españoles en territorio estadounidense. La nueva Administración norteamericana se ha comprometido ya a superar estas carencias, sin necesidad de cambiar de categoría al Convenio, a través de acuerdos operativos que ya están muy avanzados, según las fuentes consultadas.

En su último cable, de enero de 2009, el embajador de George W. Bush también decía que Chacón era 'inteligente' y que se había ganado 'el suficiente respeto como para ser efectiva' en su cargo. 'No tiene un enorme ego, pero sí goza del ego español', concluía de sus encuentros con la ministra. Antes de despedirse, apostaba porque la próxima legación estadounidense la tratara con un ojo puesto en su futuro político. Y lanzaba una advertencia para quien fuera su sucesor: 'El Gobierno de EEUU no será capaz de cambiarla, así que será necesario adaptarse y trabajar con ella'.

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