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"Vaya fachas más raros, ¿no?"

Jóvenes de plataformas sociales repartían octavillas y vendían libros de Marx durante la manifestación contra el decreto de reforma del sector público andaluz

ÁNGEL MUNÁRRIZ

Al margen de su vinculación con el sector público, los manifestantes ofrecían un extracto social heterogéneo que hace intragable la ecuación 'opositores a la norma igual a afines al PP'. La izquierda se impuso en la batalla iconográfica hasta el punto de que la jornada recordaba más a una movilización antibélica que a una protesta contra el aborto. No obstante, el verde de CSIF y el naranja elegido por los funcionarios como símbolo del rechazo a la norma fueron los colores ganadores.

En la cabecera, junto a los líderes de los sindicatos CSIF, Ustea y Safja (parte de cuyo discurso ha corrido en ocasiones paralelo al del PP), estaba Diego Cañamero, líder del SAT, sindicato izquierdista. Disimulado entre el gentío sonreía Juan Manuel Sánchez Gordillo, emblema de la izquierda sin concesiones. Ondeaban decenas de banderas de CGT y la Unión Sindical Obrera. Jóvenes de plataformas sociales repartían octavillas e improvisaban tenderetes para vender libros de Marx.

Este periodista contó cinco banderas republicanas y una rojigualda. Las andaluzas eran imposibles de contar. Al cierre del acto una multitud salpicada de puños en alto cantó el himno andaluz. 'Vaya fachas más raros, ¿no?', bromeó un joven. Aludía a la expresión de Mario Jiménez, el dirigente del PSOE que apreció 'elementos fascistas' en los críticos. Ayer Mar Moreno, número dos de la Junta, insistió en vincular a los manifestantes con el PP, que está celebrando su convención en Sevilla: 'Han elegido una fecha poco afortunada si no querían que muchos pensaran que hay una vinculación'.

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