El Ministerio de Asuntos Exteriores contrató a la escolanía benedictina de la Santa Cruz del Valle de los Caídos para participar en el homenaje organizado el pasado jueves en el Auditorio Nacional de Madrid en recuerdo del Holocausto. Los niños cantores, custodiados por los monjes, participaron por cuarto año consecutivo en la conmemoración de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz (Polonia), donde fueron asesinados cerca de 30 republicanos españoles que huyeron de Franco y se toparon con sus aliados alemanes.

Los colectivos de víctimas del franquismo denunciaron 'la falta de sensibilidad' en un día que conmemoró la memoria del Holocausto y la prevención de los crímenes contra la humanidad, según señaló el presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva. 'Es una demostración más de la huella que el franquismo tiene hoy en la sociedad española', lamentó el presidente de los Foros por la Memoria, José María Pedreño.

Los 40 niños que habitan el complejo diseñado por Francopara guardar su tumba junto al fundador de Falange, José Antonio Primo de Rivera, cantaron en hebreo un réquiem de Verdi. 'Lo único que lamentamos es que sólo nos han avisado esta vez con cinco días de antelación', detalló a Público el director musical de la escolanía, el padre benedictino Laurentino Sáenz de Buroaga.

El Gobierno paga cada año 340.000 euros a la abadía para subvencionar el coro de niños cantores de entre 9 y 14 años. La escolanía permanece activa desde 1958, un año después de que un decreto franquista todavía en vigor otorgase al monumento construido con presos políticos la siguiente función: 'Perpetuar la memoria de los Caídos en la Cruzada de Liberación para honra de quienes dieron su vida por Dios'.

La asociación de deportados españoles Amical estuvo presente en el acto con supervivientes. Sus representantes echaron en falta en el discurso de la ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, alguna mención expresa a los republicanos. Jiménez recordó ensu alocución a 'todos los colectivos de víctimas', y durante el acto se leyó un texto del escritor Jorge Semprún, superviviente de un campo nazi.