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Catalunya podrá emitir entre 2.000 y 2.500 millones de deuda

Artur Mas logra su principal objetivo en la primera entrevista como president que celebra con Zapatero. Ofrece los votos de CiU en el Congreso para 'arrimar el hombro' contra la crisis

G. LÓPEZ ALBA

José Luis Rodríguez Zapatero y Artur Mas empezaron ayer a escribir una nueva página de las relaciones entre los gobiernos de España y de Catalunya, y entre el PSOE y CiU, aunque con la prudencia y cautela derivadas de la herida que abrió el Estatut. 'La actitud es positiva, pero expectante', resumió el president de la Generalitat tras dos horas y media de entrevista. Era la primera que celebraban en los últimos cinco años y fue 'larga, densa y nada protocolaria'.

Mas dejó el compromiso de que el Gobierno 'tiene en CiU a una fuerza política dispuesta a arrimar el hombro' contra la crisis y, junto con varios gestos políticos, se llevó otros compromisos.

El más importante es el relativo a la posibilidad de realizar emisiones de deuda, a pesar de que la Generalitat incurre en déficit, y que tendría 'dos momentos'. El primero sería, incluso antes de que el Ministerio de Economía y Hacienda apruebe su plan de estabilidad, la autorización para una emisión por importe de entre 2.000 y 2.500 millones, que se destinarían básicamente a refinanciar y amortizar la deuda acumulada. En una segunda fase, tras la aprobación del mencionado plan, la Generalitat podría hacer otras emisiones 'a más largo plazo'.

En correspondencia, Mas explicitó el compromiso de reducir en un mínimo del 10% los gastos de la Generalitat durante 2011 en comparación con 2010, lo que supondrá, según anticipó, 'tocar cosas dolorosas'. En este punto, aseguró que Zapatero no le planteó la limitación del techo de gasto por ley.

Ante la posibilidad de que se interprete como un privilegio para Catalunya, Mas anticipó que su postura será la de 'pasar bastante' y proclamó: 'En los últimos 30 años, Catalunya ha hecho muchos más sacrificios que beneficios ha obtenido, y también tenemos nuestros problemas. Defenderemos nuestros intereses como cualquier otro hijo de vecino'.

El segundo gran compromiso por su cuantía, aunque Artur Mas considera que su cumplimiento será 'el primer síntoma' de la marcha de esta nueva etapa, es el pago inmediato de 'unos 760 millones' correspondientes a la liquidación de 2008 por inversiones en infraestructuras.

El president destacó que la Generalitat precisa de ingresos para hacer frente a sus necesidades de tesorería y, aunque asumió la necesidad de recortar el déficit público, subrayó que, a la postre, 'se nos juzgará por la capacidad de hacer crecer a la economía y de recuperar el empleo'.

Para conseguirlo, planteó a Zapatero que haga 'todo lo posible para flexibilizar el marco que afecta a las pequeñas y medianas empresas', a las que se refirió como las auténticas generadoras de empleo. En este punto, aseguró que los votos de CiU en el Congreso 'están a disposición' del Gobierno si actúa en esa dirección.

Sin resolver las diferencias sobre el Fondo de Competitividad previsto en el sistema de financiación autonómica del que Mas reclama el cobro inmediato de la parte correspondiente a Catalunya, mientras que el Gobierno central quiere demorar su liquidación hasta 2013, el nuevo president dejó sobre la mesa de Zapatero un grueso listado de reivindicaciones.

Así, Mas dijo que la Generalitat 'no será beligerante' con la privatización de los grandes aeropuertos, incluido el barcelonés de El Prat, pero advirtió de que ese 'espacio de colaboración' pasa por que se reconozca a las instituciones catalanas 'una posición determinante en las sociedades que tienen que diseñar los concursos y controlar las concesiones'. Y, además, reclamó 'el traspaso íntegro' de los demás aeropuertos catalanes, como los de Girona, Sabadello Reus.

En cuanto al traspaso de competencias pendientes, la reunión de ayer se limitó a 'un repaso' general. Pero Mas trazó una línea infranqueable: 'No podemos aceptar traspasos que le cuesten dinero a la Generalitat. En estos momentos es inasumible'.

Más tiempo dedicaron ambos presidentes a 'debatir muy a fondo' la situación del sistema financiero y, especialmente, de las cajas de ahorros, en defensa de las cuales rompió una lanza el president de la Generalitat porque, a su juicio, se les está pidiendo más garantías que a nadie en toda Europa y tampoco hay que 'pasarse'.

'Catalunya no quiere perder la centralidad y el poder financiero. Eso pasa por la Caixa o el Banco de Sabadell, pero también por apuntalar otras entidades', explicó Mas. En este apartado, defendió que las cajas de ahorros son 'un valor a preservar' y ha de hacerse todo lo posible para 'no perder lo que representa su obra social'.

De lo que apenas hablaron fue del Estatut porque, según indicó Mas, 'pasó lo que pasó y ya está todo dicho: ese es el marco de elecciones'. Pero además, el president dejó claro que ni renuncia a su reclamación de un nuevo 'pacto fiscal' entre España y Catalunyani tampoco lo va a plantear ahora. Mas ha decidido darse un año de margen para 'ver cómo va', entre otras cosas porque, como recordó, en marzo de 2012 habrá eleccio-nes generales y no es posible anticipar su resultado.

De momento, Zapatero y Mas decidieron situar su relación en el terreno de lo institucional antes que en el de lo personal. El president ironizó con que el deshielo es una de las consecuencias del cambio climático, pero está por ver si se traslada a sus relaciones. 'Hoy por hoy no lo puedo afirmar al 100%, pero en nuestra relación ha de primar lo institucional. Los gobiernos tienen que resolver los problemas, no crearlos, y en los últimos años me he convertido en un experto en comerme sapos, incluso he llegado a digerirlos bien...', comentó en una larga digresión.

Zapatero, que quiere integrar a CiU como aliado parlamentario, hizo ayer cuanto pudo por favorecer ese deshielo, no sólo en el terreno de los acuerdos, sino también en el de los gestos.

Para empezar descendió las escalinatas hasta la puerta del coche para recibir a Mas. Y, sobre todo, aceptó que el president fuera ayer el único portavoz de la reunión. Estaba previsto que hubiera una comparecencia de Manuel Chaves, vicepresidente tercero y ministro de Política Territorial, para ofrecer la versión del Gobierno. Finalmente, lo hará hoy el propio presidente del Gobierno aprovechando sus compromisos en el Congreso y en el Senado.

Artur Mas, por su parte, dejó su tarjeta de visita: 'Somos gente seria y nos vamos a comportar seriamente. Nosotros hacemos los deberes, pero eso requiere contra-partidas'.

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