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Muere Enrique Curiel, el defensor de la casa común de la izquierda

Fallece en Madrid a los 63 años el ex vicesecretario general del PCE, exdiputado y ex senador que intentó acercar a IU y al PSOE // Un cáncer acabó con su vida // Hoy será enterrado en Vigo, su ciudad natal // Condole

JUANMA ROMERO

Ese puente, el que une las dos orillas de la izquierda, la socialista y la comunista, quizá siempre quede pendiente de construir. Algunos intentaron componerlo. Algunos como Enrique Curiel Alonso, obrero socialdemócrata de cabeza y corazón. Falleció ayer miércoles 2 de marzo, a las tres de la  madrugada, en el hospital Puerta de Hierro de Majadahonda, en Madrid, víctima de un cáncer, a los 63 años. Su cuerpo fue trasladado al tanatorio de La Paz de la capital y hoy será enterrado en Vigo, su ciudad natal. 

Nacido el 15 de abril de 1947, militante del Partido Comunista de España (PCE) desde 1969, bien parecido y un gran comunicador, salvó la primera crisis interna de su formación en los primeros ochenta, entre los renovadores y el aparato. Después, tras la debacle de 1982, cuando Santiago Carrillo dimitió y cedió su bastón de mando a Gerardo Iglesias, llegó a lo alto del PCE. Se convirtió en su vicesecretario general, escalón de poder que compartió con Nicolás Sartorius. Fue con Iglesias con quien Curiel muñó la plataforma anti-OTAN e Izquierda Unida, en 1986. Fue con él, y sobre todo con Julio Anguita, con quien discrepó y por quienes se marchó. Dejó su cargo en diciembre de 1987 y en noviembre de 1988, abandonó su carnet del PCE y su escaño por Córdoba. “Abogué por la casa común de la izquierda y fracasó. Por eso me fui”, relataba a este diario 20 años más tarde.

En 1990 recaló en el PSOE. Logró acta de concejal en el Ayuntamiento de Madrid en 1991, de diputado en la Cámara baja en 1993 y de senador en 2004. En esa legislatura, la primera de José Luis Rodríguez Zapatero en el poder, desempeñó el cargo de secretario general adjunto del PSOE en la Cámara alta. O sea, de número dos del portavoz, Joan Lerma. En 2008, fuera de toda representación institucional, se volcó en su actividad como profesor titular de Ciencia Política en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), donde ejerció hasta octubre de 2010, cuando el estado avanzado de su enfermedad le impidió seguir con sus clases.

Zapatero destaca su 'legado de rigor, cordialidad, honestidad y compromiso'

Ayer, tras conocerse su muerte, llovieron los elogios. Tanto del presidente del Gobierno –que alabó su “legado personal de cordialidad, de honestidad, rigor y compromiso” con España y le pintó como 'protagonista activo de la Transición'–, como de compañeros de IU (Cayo Lara, Gaspar Llamazares) y del PSOE (Juan Barranco, Joan Lerma, Pedro Antonio Ríos). Lara, coordinador federal de IU, glosó en un telegrama enviado a la familia, 'el ejemplo' de la vida de Curiel, que ha de 'fortalecer el ánimo' de toda la izquierda 'para afroantar las enormes tareas por delante en aras de hacer el mundo un poco mejor'. 'Ese ejemplo de Enrique', un 'valioso compañero y camarada', 'mostrado en el desempeño de sus quehaceres políticos y docentes, también ha de servir para que avancemos hacia un futuro que no contempla el desánimo ni la estrechez de miras'. 

“Siento su muerte como la de un hermano en la lucha, como la de un hombre honesto. Pese a las disputas que tuvimos, mantuvimos nuestra relación. Él acarició la idea de la casa común de la izquierda, como muchos otros luchadores. Aún hoy debemos deplorar que la izquierda esté fragmentada y desmovilizada. La unidad que él predicaba es aún un objetivo histórico”, decía Carrillo a Público por teléfono, afectado. El exlíder del PCE recordaba los inicios de Curiel en el partido, cuando 'trabajaba con enorme entusiasmo'. Luego cree que el PSOE acabó deshaciéndose de él. 'Como pasó con otros antiguos camaradas, estuvo como marcado'.

“Fue un gran incomprendido –argüía Llamazares–. Representó la pulsión de unión y desunión de la izquierda, de apertura y renovación frente a la ruptura, el ángel y el demonio, siempre desde el diálogo”. El portavoz de IU resalta sobre todo su función como impulsor denodado de IU y de la renovación del PCE. 'Su vocación unitaria, esa cordialidad con el adversario, era vista con desconfianza desde el PSOE y desde IU', censuró. Llamazares sostenía conversaciones frecuentes con Curiel, y comentaban juntos la actualidad ('Era uno de esos políticos de raza, de esos que son políticos 24 horas al día, que ha mamado la política y al que le gusta estar muy informado'). También departieron el día de arranque de la IX Asamblea Federal de IU, el 15 de noviembre de 2008: 'Con toda la tensión de aquellos días, cuando se producía mi relevo en el liderazgo de IU, me dijo: 'Es la ley de hierro de los partidos. No te lo tomes como algo personal'. Él veía todo desde la comprensión. No se extrañaba del trazo grueso de algunos, de la desconfianza, y también de la generosidad de los otros'. 

Para Llamazares, Curiel simboliza la 'pulsión' de las dos almas de la izquierda en España

Carmela Silva, portavoz del PSOE en el Senado, y viguesa como Curiel, destacó su “brillantez, su capacidad de comunicación, su valentía, su esfuerzo por el consenso” y retomó, con él, su convicción de que “la izquierda piense en la necesidad de defender posiciones comunes”. 'La derecha está agrupada y la izquierda no puede permitirse el lujo de estar desunida'. Silva conocía 'hacía mucho tiempo' al ex vicesecretario general. Ambos comenzaron en el PCE y mantenían una estrecha 'relación política y personal'. 'Era un político de altísimo nivel, de una formación política, jurídica y económica extraordinaria, que siempre defendió la igualdad y la justicia. Era un hombre de diálogo, de consenso. De verdad que estoy muy afectaba', relataba ayer. La portavoz también recordaba las 'incomprensiones' que tuvo que enfrentar Curiel por su 'valentía de dar un paso adelante', pero matiza que el PSOE 'siempre' le cuidó. 

Barranco, Silva, Lerma, Lara o Carrillo resaltan su talante de consenso y su ejemplo de vida

A pesar de su marcha del PCE y de IU, el ex senador no perdió el respeto de los primeros suyos. De hecho, ayer en el partido apuntaban que se fue de forma 'elegante', no del modo estentóreo por el que optó, años después, Nueva Izquierda. También lo rememora así Pedro Antonio Ríos, militante de IU hasta el verano de 2010 y hoy director general de Sostenibilidad de la Costa y del Mar en el Ministerio de Medio Ambiente, que tutela Rosa Aguilar. 'Él no quería batalla interna, fragmentación interna. Se fue discretamente'. Curiel reclamó a Ríos en la dirección central del PCE a partir de 1985, en la época de convergencia de la izquierda que luego desembocaría, primero, en la creación de la plataforma del no a la OTAN y luego, en la creación de IU. 'Buscaba el socialismo democrático, abrir el PCE. Y defendió esa casa común de la izquierda. Hablaba de la izquierda como ese encuentro de las dos familias, la comunista y la socialista, que se separaron en los años 1920. Por eso se defraudó de IU, porque se convirtió en un instrumento de una parte de la izquierda que atacaba a la otra izquierda y no tanto a la derecha'. 'Y eso que fue él el que buscó a Anguita a Córdoba para que dirigiera el PCE, y yo se lo desaconsejé. Luego él me dio la razón. Julio debilitó a Gerardo [Iglesias]'. 

El director general cree que 'seguirán quedando retazos vivos de Enrique', porque 'nunca habló mal de nadie' e inspiraba un 'cariño sacerdotal' en muchos compañeros, como en los del Partido Socialista de Madrid. De hecho, uno de sus últimos gestos políticos fue apoyar a Tomás Gómez como candidato para las autonómicas de mayo en las primarias que finalmente ganó a Trinidad Jiménez. Juan Barranco, hoy diputado y senador en la pasada legislatura, también respaldó a Gómez. Ahora recuerda sus primeros años en política, sus charlas –'era un magnífico tertuliano, daba gusto hablar con él, era un hombre con buena cabeza y muy comprometido, un tipo entrañable, que se dejaba querer, que discutía de forma civilizada y serena, no era el típico broncas'–, sus años juntos en el Ayuntamiento, cuando le encargó la cartera de Cultura ya en la oposición y también su trabajo conjunto en la dirección socialista en el Senado. 'Era un socialdemócrata que luchó por modernizar el PCE. Se inspiró en los pensadores del PCI [los comunistas italianos], como Enrico Berlinguer, los eurocomunistas, deslindándose de los atavismos soviéticos'. Lerma resalta asimismo su espíritu de 'consenso, de unidad, su magnífica relación' con sus compañeros y el resto de grupos. 

El puente de la izquierda, por ahora, seguirá sin edificar. 

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