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"Soy el presidente más aceptado de la historia"

Camps evita contestar sobre su presunta corrupción

BELÉN TOLEDO

Un espectador desconocedor de la realidad valenciana que ayer hubiera escuchado a Francisco Camps en el Parlamento autonómico habría acabado la sesión sin ni siquiera intuir que está presuntamente implicado en uno de los escándalos de corrupción más grandes de la democracia. El presidente de la Generalitat consiguió ayer encerrar-se en una burbuja contra la que las preguntas de la oposición rebotaron sin obtener respuesta, ya fueran sobre su imputación por cohecho, sobre irregularidades en adjudicación de contratos o sobre su derroche en grandes eventos.

Las sesiones de control de cada jueves en Les Corts valencianas suponen para Camps una suerte de ejercicio dialéctico para no hablar ni de refilón del caso Gürtel. Su táctica principal es contestar a preguntas incómodas con frases grandilocuentes que no entran en el fondo de la cuestión. 'Así son de tozudas las encuestas, soy el presidente con mayor aceptación de la historia', fue su respuesta ayer cuando Ángel Luna, portavoz socialista, le acusó de ser un 'candidato vergonzante'.

Agita el fantasma del complot y acusa al PSOE de intentar amedrentarlo

Luna le reprochó que todavía no haya dado ninguna explicación por el caso de los trajes. En este proceso, Camps está acusado de haber aceptado regalos de los dirigentes de la Gürtel en el mismo periodo en el que esos empresarios obtuvieron millones de euros en contratos de la Administración valenciana. Algunas de las adjudicaciones fueron otorgadas burlando la ley, ya fuera mediante información privilegiada, con fraccionamiento de contratos, o con otras irregularidades, según informes policiales del sumario.

Otra de las estrategias que Camps utiliza para no contestar a sus adversarios es la descalificación. Fue la táctica elegida ayer cuando Luna le preguntó sobre la presunta financiación ilegal de su partido a través de los mismos empresarios que le hicieron regalos. Según tres informes policiales, el PP valenciano ha hecho uso de una doble contabilidad para ocultar ingresos irregulares, ha ocultado al fisco 2,5 millones y pagó en negro 846.000 euros a Orange Market, la filial de la Gürtel en Valencia.

Afea a la oposición que critique a la Comunidad sólo por preguntarle

El socialista preguntó a Camps cómo se financiará su formación, 'ahora que ya no existe Orange Market'. La respuesta del presidente fue meter el dedo en la llaga de los problemas internos de las filas socialistas. Camps se regocijó recordando la defenestración de Ignasi Pla, antiguo líder del PSOE y ahora 'relegado a la tercera fila' del hemiciclo.

El president sacó también a pasear la teoría del complot. Cuando Luna le afeó que intentara amedrentar a la oposición, Camps contestó que esa es 'una estrategia fundamental desarrollada por sus compañeros [el Gobierno central] en Madrid'. Finalmente, recurrió a la identificación de su propia persona con el País Valencià. 'Deje de criticar a la Comunidad Valenciana', clamó en respuesta al portavoz de Compromís, Enric Morera, que en su intervención había aportado datos sobre el personal contratado a dedo por el PP (15.000 personas) o sobre el derroche en grandes eventos (1,7 millones en una competición de golf y 90 millones de euros en cinco años para la Fórmula1)mientras 200.000 personas viven en el País Valencià sin ningún ingreso.

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