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La incertidumbre se extiende entre los socialistas

La anulación del macromitin para lanzar la campaña del 22-M vuelve a desatar 'la hemorragia' sobre la sucesión de Zapatero

GONZALO LÓPEZ ALBA

'Hemos entrado en una dinámica en la que, hagamos lo que hagamos, todo se nos vuelve en contra'. Esta confesión de un dirigente socialista trufada de tensa incertidumbre, mucho desconcierto y bastante resignación sintetiza el ánimo que se palpaba este miércoles en las filas del PSOE y del Gobierno, en cuyas cúpulas sorprendió el revuelo provocado por la decisión de cancelar el macromitin que José Luis Rodríguez Zapatero tenía previsto para el 3 de abril en la plaza de Vistalegre (Madrid).

La celebración de este macroacto como arranque de la campaña para las elecciones del 22-M, anunciada por José Blanco a finales de enero, ya había sido cuestionada internamente. Pero el anuncio de su cancelación, y la argumentación utilizada, han vuelto a contaminar de 'ruido' toda la actividad socialista al desplazar una vez más el foco de atención hacia la posibilidad de un inminente anuncio de Zapatero sobre su continuidad o retirada en 2012.

Interlocutores del Gobierno y de la dirección del PSOE, con Zapatero a la cabeza, rechazaron cualquier relación entre ambas decisiones. Abordado en los pasillos del Congreso, el presidente respondió a la pregunta con un escueto 'no'.

Sin embargo, las conjeturas sobre su sucesión volvieron a dispararse por una conjunción de elementos que han venido a coincidir con el anuncio de la reprogramación de la campaña socialista, tales como la nueva reunión en el Congreso que este miércoles mantuvo con José Bono o la hospitalización del vicepresidente primero, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Ahora, la fecha marcada en rojo es la del 2 de abril, la más probable para una nueva convocatoria del Comité Federal del PSOE, el escenario en el que se da por seguro que Zapatero desvelará su decisión. Quienes analizan la cancelación del macromitin en esta clave señalan que, si su plan fuera hacer el anuncio en aquella reunión, Vistalegre habría sido al día siguiente 'un funeral', cuando se trata de la plaza que le ha servido de talismán desde que fue proclamado candidato por primera vez, en octubre de 2002.

Zapatero, según ha podido saber Público, ya había comentado hace más de un mes su opinión contraria al acto en Vistalegre, por entender que chocaba de lleno con la idea de 'territorializar' la campaña y hacerla girar sobre los candidatos, como insistió el lunes en la Ejecutiva Federal.

Aunque quiere hacer compatible este planteamiento con la defensa de las reformas y no rehuirá ninguna confrontación con Mariano Rajoy, el presidente sostiene que los candidatos municipales, estén en el Gobierno o en la oposición, ya tienen la campaña hecha sólo con una acertada reivindicación del Plan E, que supuso más de 13.000 millones repartidos por toda España. 'Bien, bien', comentó Zapatero cuando se le preguntó si la anulación de Vistalegre le parecía acertada.

Sin embargo, no fue hasta la tarde del lunes cuando, desde el Comité Electoral, que dirige José Blanco, se comunicó la suspensión a los coordinadores regionales, por videoconferencia. A algunos secretarios regionales se les hizo partícipes de esta decisión el sábado, aprovechando su presencia en el Comité Federal que aprobó las listas electorales, pero otros no fueron informados hasta el lunes o martes. A todos se les había pedido en fechas inmediatamente anteriores que hicieran el máximo esfuerzo de movilización para llenar la plaza, con aforo para unas 20.000 personas.

En la circular remitida a las federaciones se habla de 'una nueva programación' con el objetivo de 'subrayar el carácter municipal y autonómico' de la cita, lo que aconseja 'concentrar todos los esfuerzos y recursos' en esos ámbitos. La razón última, según se dice, es 'poner el foco en los candidatos frente a la apuesta del PP por convertir el 22-M en una primera vuelta de las elecciones generales'. El PP, por su parte, interpreta que el PSOE 'intenta esconder' a Zapatero y a divulgar esta consigna salieron el miércoles en tromba sus dirigentes.

Blanco asumió este miércoles, en primera persona, la responsabilidad. 'Yo planifico la campaña para ganar, no por lo que digan los periodistas. Cuando la cuente, lo entenderán todo. Pero como las estrategias no se cuentan, no se las voy a desvelar', dijo también en los pasillos del Congreso.

Dirigentes críticos con el vicesecretario general le achacan 'el error' de la convocatoria y de la desconvocatoria. En la convocatoria, porque resulta 'absurdo' pretender subrayar el carácter municipal y autonómico de la campaña abriéndola con un macromitin de Zapatero en un lugar tan emblemático para su trayectoria allí se emancipó pública y definitivamente de la tutela de Felipe González, siete meses antes de llevar al PSOE a la victoria en las elecciones municipales de 2003, la primera de ámbito estatal tras una larga travesía. Y en la desconvocatoria, porque 'se ha hecho tarde, en el último momento y no resulta creíble decir ahora que se quiere evitar el plebiscito sobre Zapatero que busca el PP como si esto fuera algo nuevo'. La otra razón alegada es el alto coste del acto de Vistalegre, que algunas fuentes sitúan muy por encima de los 500.000 euros.

Algunos dirigentes atribuyen que se llegue a situaciones de esta naturaleza a que el vicesecretario general está pluriempleado en el Gobierno y en el partido, y el secretario de Organización, Marcelino Iglesias, vive a caballo entre Aragón y Madrid. Blanco se enfundará definitivamente el traje de coordinador electoral el día 28 de marzo, fecha a partir de la cual su actividad como ministro de Fomento se verá reducida al estar prohibido por la nueva Ley Electoral la inauguración de obras desde ese día.

A pesar del mea culpa de Blanco, otros dirigentes que manejaban como últimas noticias fiables que Zapatero 'se va, si no cambia de opinión', creen que ahora podría estar dudando tras constatarse la división interna que provocaría la designación de Rubalcaba y las complicaciones en la salud del vicepresidente, aunque no revisten gravedad.

El presidente lleva meses soportando presiones de distinto signo. La mayoría de los barones ha interiorizado que el silencio perjudica a sus intereses electorales y le presionan para que anuncie su retirada antes de que comience la campaña del 22 M. Algunos miembros de su entorno, convencidos de que tiene decidido retirarse, le aconsejan también que lo haga ya, para evitar así que los barones puedan descargar sobre él la culpa del resultado si son derrotados. Miembros de la vieja guardia, que vivieron en primera fila los frustrados intentos de Felipe González por irse, le aconsejan que espere al otoño o, en todo caso, a junio, para no acabar como un pato cojo. Y los más fieles siguen trabajando en la creencia de que aún puede recuperarse y plantar cara a Rajoy en 2012. Pero todos, incluso estos últimos, reconocen que el sucesorio 'es un debate que nos desangra, una auténtica hemorragia'.

De momento, la decisión de cancelar Vistalegre persigue, según reconocen fuentes de la dirección socialista, evitar la interpretación de que Zapatero está necesitado 'de verse reivindicado por su partido'. 'En lugar de ir Zapatero a los territorios, Vistalegre implica que son los territorios los que vienen a aclamar a Zapatero', explicó un alto dirigente.

A pesar de las reticencias expresadas por algunos barones, Iglesias confirmó el miércoles que Zapatero tendrá una participación 'similar' a la de la campaña de los anteriores comicios locales y regionales 11 mitines. Y agregó que celebrará algún acto en todas las comunidades. El día 3, en lugar de Vistalegre, protagonizará un mitin en algún otro lugar, 'aún por determinar'.

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