Público
Público

Vivir la fe a su manera

El Pare Manel sigue con los necesitados pese a la Iglesia más reaccionaria

JORDI MUMBRÚ

Manel Pousa (Granada, 1945) es la última víctima del sector más tradicional de la Iglesia. Es el párroco de la Trinitat, un barrio obrero de Barcelona que convive con la cárcel de jóvenes. Es una prisión que él conoce bien, como todas. Incluso en la de mujeres, donde llegó a presidir una boda civil entre una reclusa y una funcionaria. Coherente con los Evangelios de Jesucristo, su punto de referencia, el Pare Manel quiere estar cerca de los más necesitados.

A pesar de los golpes que ha recibido y de las desgracias que ha presenciado estando al lado de los olvidados por la sociedad, el Pare Manel transmite bondad. En persona, en televisión o en fotografías. El autor del libro Pare Manel. Más cerca de la tierra que del cielo, Francesc Buxeda, dice de él que 'es un seductor nato, porque es una persona clara, transparente y diáfana'.

A pesar de los golpes que ha recibido en la vida, sólo trasmite bondad

La descripción, que coincide con la que hace Nacho, su mano derecha en la Fundación Pare Manel, podría llevar a pensar que no tiene enemigos. Ahí está el error. Los sectores más reaccionarios de la Iglesia le tienen en el punto de mira. Tanta ha sido la presión, que el Arzobispado ha abierto 'diligencias' para confirmar si es cierto que, como afirma en su biografía, dio dinero a dos chicas menores para que pudieran abortar en una clínica. Según el Pare Manel, lo hizo porque estaba seguro de que iban a abortar y porque una vez tuvo que enterrar a una chica que hizo 'un aborto casero y murió desangrada'. Aquel gesto amenaza ahora con dejarle sin parroquia.

El párroco asegura que si hubiera nacido en Marruecos sería musulmán y que no está de acuerdo con la 'obsesión' que tiene la Iglesia en decir 'lo que hay que hacer'. Pensar así y ser una pieza de esta institución no es fácil. Pero él, al menos hasta ahora, tenía la fórmula: 'He vivido, vivo y viviré mi fe dentro de la Iglesia, pero a mi manera'. Esta seguridad le permite estos días estar en ojo del huracán y no tener remordimientos. Según las personas que le rodean, no siente que haya traicionado a la Iglesia, como mínimo lo que él entiende como Iglesia. Sigue ayudando a los pobres, al pie del cañón, como dice, y la mejor prueba es que ultima la organización de una representación teatral con presos para el próximo domingo.

El Arzobispado de Barcelona amenaza con excomulgarle por su libro

Desde 1997 organiza un festival benéfico televisivo en el que participan, de manera desinteresada, periodistas, humoristas, artistas y demás. Actos como este son los que han permitido que, pese a su timidez, haya ganado fama y reconocimiento. Una señal de ello es su Creu de Sant Jordi, el máximo galardón que otorga la Generalitat de Catalunya.

El Pare Manel vivió de pequeño en Víznar (Granada) porque allí trabajaba su padre. A los cuatro años ya estaba en Barcelona y a pesar de que sus padres no eran muy religiosos él sintió la fe de pequeño, en el colegio. Empezó en los Maristas y se fue a París para seguir con los estudios eclesiásticos. En el Mayo del 68 estaba 'en un seminario muy progre' al lado de los obreros. Pero sin que nadie sepa la razón, se suspendieron esos cursos y tuvo que volver a Barcelona.

Tras una vida muy activa, el Pare Manel decidió pararse y mirar atrás. Para esclarecer el pasado lo contó todo y de sus palabras salió un libro que le puede costar su vínculo con la Iglesia que él cree plural. Pero nada hace pensar que su fe en Jesucristo se resquebraje.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias