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El número de extranjeros en España baja por primera vez

Los datos del INE muestran que en 2010 hubo 17.067 inmigrantes menos, el primer descenso desde 1998

DANIEL AYLLÓN

Después de 12 años de aumento ininterrumpido del número de extranjeros que residen en España, esta evolución se truncó en 2010, con un descenso del 0,3% (17.067 menos), según el Avance del padrón municipal a 1 de enero de 2011, que publicó ayer el INE. '17.067 foráneos menos no es una cifra destacable, pero sí que lo es el cambio de tendencia que se ha producido', destaca Jordi Bayona, demógrafo y profesor de la Universitat de Barcelona.

En la última década, el ritmo de crecimiento había sido de medio millón de foráneos nuevos anuales. Antes de llegar a la cifra negativa, en 2009 se atisbó el principio del cambio: el aumento fue de apenas 100.000. 'Pero si volvemos a ritmos económicos de crecimiento, volverán a venir', asegura Bayona.

El total de la población residente en España aumentó un 0,3% en 2010, hasta alcanzar los 47.150.819 habitantes. Al margen de los extranjeros, la población española creció en 146.855 habitantes (parte de ellos son inmigrantes nacionalizados), según el INE.

Para entender estos cambios demográficos hay que tener en cuenta que no todos los colectivos de extranjeros reaccionaron igual ante la crisis. En general, los comunitarios continuaron migrando a España: en 2010 hubo 42.319 empadronados más. Los rumanos son los que más aumentaron (un 4%, hasta los 864.278, la mayor colonia), por la crítica situación económica que vive su país. Por su parte, los extracomunitarios se redujeron en 59.386. En este caso, los latinoamericanos fueron los que protagonizaron los mayores descensos.

Así, la población ecuatoriana se redujo un 10%, la argentina y la brasileña un 9%, y la colombiana y la boliviana un 7%. Esto se explica por dos motivos: 'Una parte de los latinos ha retornado porque sus países han capeado mejor la crisis, y otra ha adquirido la nacionalidad española', señala el profesor del departamento de Geografía Humana de la Universidad de Valencia Juan Miguel Albertos.

Los latinoamericanos, especialmente ecuatorianos y colombianos, fueron los primeros grandes colectivos que llegaron a España, a finales de los años noventa. Con los años, han adquirido derechos como el de la nacionalidad. La mayoría de los africanos y asiáticos deben esperar a tener diez años de residencia en España para poder optar a la nacionalidad.

Respecto a los flujos de entrada, poblaciones menos numerosas y más recientes, como la pakistaní y la china, aumentaron su presencia un 22% y un 5% el año pasado. 'El aumento de la población de Pakistán podría deberse a las reagrupaciones familiares de mujeres, ya que más del 60% de los que viven en España son hombres', estima Bayona. Tanto él como Albertos instan a tomar los datos del padrón con prudencia, a falta que el INE publique los definitivos a final de año.

Por provincias, no ha habido cambios sustanciales. Ningún territorio aumentó o redujo su población más de un 2%, excepto Ceuta y Melilla, donde crecieron un 2% y un 3,2%, respectivamente. Albertos también apunta a que hubo un número destacable de migraciones internas de provincias como Valencia o Madrid a otras con más trabajo como Navarra o con viviendas más asequibles como Toledo o Guadalajara.

'El padrón español tiene un problema', coinciden los dos profesores: la caducidad de los empadronamientos. Los extracomunitarios tienen que registrarse en el municipio en el que viven cada dos años, que es cuando caduca el padrón. Así, miles de los que han regresado a sus países en los dos últimos años siguen, a ojos del padrón, residiendo en España. Algunos seguirán registrados como residentes en el país hasta 2013. Por este motivo, Albertos y Bayona advierten de que el descenso de extranjeros ha sido, en realidad, mayor de lo que refleja el informe del INE.

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