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Fabra veta a los ciudadanos en su aeropuerto "para personas"

La Policía impide una concentración festiva en el aeródromo sin aviones del presidente de la Diputación de Castellón

BELÉN TOLEDO

Un apabullante dispositivo de seguridad protegió durante el fin de semana el nuevo aeropuerto de Castellón. El objetivo: evitar la fiesta rave que se había convocado en Facebook para protestar por esta infraestructura, que ha costado 140 millones de euros y se inauguró el 25 de marzo –en plena precampaña electoral– sin tener todavía el permiso del Ministerio de Fomento para operar. Es decir, sin aviones, y sin que haya todavía una fecha concreta para que aterricen o despeguen de las pistas.

La Delegación del Gobierno en el País Valencià se empleó a fondo para evitar la protesta: la Guardia Civil bloqueó todos los accesos, incluso los caminos rurales, varios agentes antidisturbios rodearon la terminal, furgonetas de la Policía Nacional ocuparon el aparcamiento y un helicóptero vigiló las inmediaciones. Un gran dispositivo que se veía con claridad desde la autovía.

Concretamente, desde un autobús fletado por Izquierda Unida que, inasequible al desaliento, circulaba con la pretensión de acceder a las instalaciones. Dentro del vehículo, una veintena de militantes miraron boquiabiertos el despliegue policial. Acto seguido, tomaron aire y siguieron con la canción que los había acompañado desde que subieron al vehículo, 'Volare', a pleno pulmón. El otro gran éxito del viaje fue 'Dónde están los aviones, los aviones dónde están', cantado con la melodía de la conocida 'Tírate de la moto'.

Los pasajeros no sabían si la Guardia Civil los iba a dejar pasar al recinto. Pero no estaban dispuestos a que nadie, excepción hecha de la lluvia, les aguara la fiesta protesta. Como era previsible, los agentes no los dejaron llegar ni a la rotonda de entrada, donde está prevista una gran obra del escultor Juan Ripollés. La escultura tendrá 24 metros de altura y 18 de diámetro y será, en palabras del propio artista, un 'homenaje al impulsor de la instalación aeroportuaria, Carlos Fabra'.

Fue precisamente un discurso de Fabra, presidente de la Diputación Provincial e imputado por cohecho, tráfico de influencias y fraude fiscal desde hace siete años, el que, interpretado con las dosis justas de ironía e indignación, provocó la convocatoria de la rave. Fue en la fiesta oficial de la inauguración, que contó con la asistencia de un millar de jubilados que aplaudieron a rabiar y fueron agasajados con un ágape a cuenta a las arcas públicas.

Fabra aprovechó el evento para desquitarse de las críticas que durante años ha recibido por su empeño personal en levantar el areopuerto. Sus rivales políticos llevan años destacando la escasa rentabilidad del aeródromo, que ha obligado a la Generalitat Valenciana a comprometerse con la concesionaria a cubrir sus pérdidas durante los próximos ocho años. La inauguración prematura y sin aviones habían terminado de indignar a la oposición. 'No han entendido nada –fue la respuesta de Fabra–, este es un aeropuerto para las personas'. Acto seguido explicó que, durante el siguiente mes y medio, todos los castellonenses podrían pasear por las instalaciones, 'algo que no podrían hacer si hubiera aviones'.

Las visitas no pudieron llegar a realizarse porque la Junta Electoral provincial las consideró propaganda ilícita y las prohibió. Pero alguien en Facebook recogió el guante y organizó la rave, prevista para ayer. El balance de asistencia es un misterio porque los accesos estaban cerrados desde la autovía, con conos que bloqueaban el carril de acceso al aeropuerto. Los coches no podían ni amagar con entrar al aeródromo.

El impulsor de la rave, un ciudadano sin filiación política conocido en la red social como Patufet, acudió ayer a las cercanías del aeródromo y fue el más sorprendido por el despliegue: “Era una broma y como broma se lo tenían que haber tomado; habrían venido como mucho unos cientos de personas a almorzar tranquilamente, toda esta Policía es una exageración y supongo que valdrá mucho dinero”. El carácter festivo de la protesta “quedó claro en la convocatoria”, donde se llamaba a la ciudadanía a comerse la tradicional mona en las pistas, volar cometas o llevar sus equipos de música.

Patufet también acusa a Facebook de censura porque desde el miércoles el evento quedó eliminado. La red social argumentó que el organizador dio un nombre falso. Pero, según Patufet, el anonimato es habitual, 'incluso en usuarios que muestran ideologías fascistas sin que Facebook cierre sus páginas'.

El irreductible autobús de IU paró finalmente en una rotonda cercana, donde la diputada Marina Albiol trató de negociar con la Guardia Civil. 'Las visitas están prohibidas', recibió como categórica respuesta. Albiol acusó entonces a las fuerzas de seguridad de estar “haciendo el juego a Carlos Fabra”.

La Delegación del Gobierno, por su parte, afirmó que fue Aerocas, entidad propietaria del aeropuerto y presidida por Fabra, la que pidió 'vigilancia' para evitar la fiesta. Finalmente, los militantes de IU se comieron la mona en la isleta del centro de la rotonda. Volaron cometas con forma de gaviotas del PP, exhibieron gorras de piloto y se felicitaron de la presencia del helicóptero porque, al fin, se dio uso a las pistas.

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