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El feminismo y las mujeres

Rajoy se hace la foto rodeado de candidatas

LUIS G. MONTERO

Para combatir la idea de que tiene poco éxito con el electorado femenino y para destacar la importancia de la mujer en el PP, Rajoy ha querido rodearse de las políticas más significativas de la derecha. Al mirar la fotografía, llena de colorido y sonrisas, el votante perplejo soporta sentimientos contradictorios ante el derroche de poderío institucional. Una primera reacción tiene que ver con las costumbres del fútbol, esa pasión que con tanta fuerza ha aliñado los días previos a la campaña electoral. Repasa los nombres y los rostros como si se tratase de la alineación titular de un equipo. Esperanza Aguirre, ¡bien! Ana Botella, ¡bien! María Dolores de Cospedal, ¡bien! Rita Barberá, ¡bien! Teófila Martínez...

Al votante perplejo se le encoge el corazón. Cae en la cuenta de que en la atmósfera de la foto domina una entrañable simpatía familiar. Todas estas mujeres se parecen a su madre. Eso conmueve al votante perplejo, porque la verdad es que quiere mucho a su madre, una mujer admirable y sacrificada que ha supuesto para él una de las paradojas más aleccionadoras de su vida. Siempre le ha parecido curioso que se pueda discutir tanto con una persona a la que tanto se quiere.

El programa del PP carece de iniciativas contra la desigualdad

Lo primero que aprendió de su madre fue que no conviene confundir el feminismo con las mujeres. Ella tenía muy claro las labores y las renuncias propias del sexo débil. El feminismo es un pensamiento social que combate la discriminación y que lucha contra las desigualdades de género provocadas por una realidad machista. De ahí que haya mujeres tan machistas como los hombres cuando se identifican con el reparto tradicional de papeles. La igualdad y la desigualdad son un asunto de todos.

Que el PP tenga mujeres en sus listas y que ocupen altos cargos institucionales, sin duda es un detalle importante. Pero al votante perplejo le resulta más significativa la ausencia en los programas del PP de iniciativas dispuestas a eliminar las desigualdades entre hombres y mujeres. Sabe que su madre es muy mujer, pero también muy machista. Así que la idea de fotografiarse rodeado de mujeres no es incompatible con el hecho de liderar un partido aficionado a los chistes machistas, a ridiculizar cualquier medida contra la discriminación, a demonizar con una prepotencia milenaria las actuaciones de una ministra de Igualdad y a buscar complicidades políticas con una Iglesia que impone humillaciones y costumbres de obediencia para la condición femenina. Más que cien mujeres del Partido Popular, sería significativo un solo hombre dispuesto a avergonzarse de los chistes obscenos sobre los morritos de una política o decidido a entender las realidades sociales que se ponen en juego al discutir sobre el aborto o la violencia de género.

El votante perplejo, por otra parte, echa de menos el Ministerio de Igualdad, y se siente muy extrañado de la falta de protagonismo femenino en algunas listas electorales de izquierdas. Un feminismo sin mujeres tampoco es muy creíble.

Falta protagonismo femenino en algunas listas de izquierdas

 

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