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IU propone crear 400.000 empleos públicos con el dinero dedicado a la Iglesia

Carga con dureza contra el PP por los casos de corrupción en Valencia

JUANMA ROMERO

La Iglesia católica siempre ocupa su sitito (grande) en las campañas de Izquierda Unida. Nada extraño. Para el 22-M el tema había remoloneado, andado por aquí y allá, pero Cayo Lara aún no había entrado a matar. Pero ayer lunes 9 de mayo, en Alicante, fue el momento. Por la mañana en rueda de prensa y por la tarde, en el mitin, aprovechando las cifras de Europa Laica que ayer llevó Público a los titulares: 10.000 son los millones que los obispos reciben al año de las arcas públicas.

No sólo es cuestión de dinero para IU. También por la hostilidad eterna de la jerarquía eclesiástica a la izquierda y al avance social. 'Nunca se ha dado tanto dinero a la Iglesia y nunca ha criticado tanto los derechos y libertades que se han aprobado en el Congreso'. Hecho el reproche, vino la propuesta, para hacer 'que se cumpla la Constitución': IU llevará al Parlamento que con esos 10.000 millones se creen '400.000 empleos públicos', con salarios de 25.000 euros al año. El pabellón Florida Babel botó de entusiasmo. Claro que las cerca de 900 personas que lo llenaron ya habían mostrado sobrado entusiasmo durante todo el acto.

La Iglesia no monopolizó el mitin de Lara. No podía. Menos en el País Valencià, donde la carcoma de la corrupción corroe el campo político. No lo obvió el coordinador. '¡Vaya fauna!', se arrancó. Y aludió, 'sin mirar a nadie' (no hacía falta), a los 'palomos ladrones protegidos en Castellón' -léase Carlos Fabra, líder de la Diputación e imputado por varios delitos-, el 'coleccionista de trajes' en Valencia (Francisco Camps) y 'las gaviotas cagonas en las basuras' en Alicante (el caso Brugal).

Marga Sanz, la candidata a la Generalitat y líder de Esquerra Unida (EUPV), profundizó: recordó que el PP valenciano lleva en sus listas a 11 implicados por corrupción. Entre ellos, a la misma alcaldesa de la ciudad, Sonia Castedo, y al presidente de la Diputación, José Joaquín Ripoll. Y recordó que Camps puede sentarse en el banquillo con los cabecillas de la Gürtel. 'No son cuatro trajes, es la financiación ilícita de un partido que nos hace mobbing político y nos deja sin más recursos que nuestros brazos y nuestras cuotas. ¡Eso lo tenemos que parar!', gritó.

Antes ya había calentado el pabellón el candidato local, Miguel Ángel Pavón -'¿Qué credibilidad tiene el PP en la lucha contra la corrupción? ¡Nin-gu-na!'- y la número dos a Les Corts por la provincia y líder federal de las Juventudes de IU, Esther López Barceló.

Lara incluyó uno de los temas del día, la muerte de 61 inmigrantes por una supuesta negligencia de la OTAN. El coordinador exigió a 'la ministra de la Guerra', Carme Chacón -protagonista ayer de la caravana del PSOE-, 'una respuesta inmediata, una investigación urgente'. El auditorio replicó coreando el '¡No a la guerra!'

Después hilvanó las claves de esta primera fase de la campaña: la denuncia del 'voto del miedo' al PP alentada por el PSOE, la 'democracia arrodillada' ante los mercados. Y habló de sueldos, de la desconexión con el IPC que consagra el Pacto por el Euro. '¿No va siendo hora de que los de abajo tengamos la fuerza de imponer un salario máximo a los de arriba?', inquirió.

La euforia no dejó el mitin hasta el final. Buen síntoma para una región clave y en la que Lara repetirá el domingo (visitará Valencia). Compite directamente con la coalición Compromís (integrada por el Bloc y una escisión de IU, Iniciativa del Poble Valencià) y lucha por volver a los tres ayuntamientos capitalinos y por lograr grupo propio en Les Corts. Por eso ayer goteó incansable la idea de que EUPV es 'la voz coherente de la izquierda real', la que 'no se doblega' nunca.


El abuelo de José Luis Rodríguez Zapatero, fusilado en 1936 por defender la República, no dio a su nieto 'ni ternura ni cariño'.

Al cabreo del PSOE por esas palabras de Camps del sábado se sumó ayer el reproche de Lara: el president de la Generalitat, dijo, 'no tiene autoridad moral ni política para deshonrar la memoria de miles de personas que siguen enterradas en las cunetas', es una 'indignidad'.

Marga Sanz completó: 'Es una falta de respeto' a los que 'dieron su vida por la libertad y la democracia'. Más emotiva fue durante el mitin Esther López Barceló: 'Muchos herederos de la lucha antifranquista no tuvimos el cariño de nuestros abuelos. Tuvimos dignidad, algo que no saben ni qué es”.

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