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Al borde de la quiebra

El sector teatral denuncia que la alta morosidad de los ayuntamientos y comunidades autónomas pone en peligro a las compañías y les acusa de seguir contratando

PEIO H. RIAÑO

El Ayuntamiento de Madrid no paga sus encargos de actividades culturales desde el pasado mes de noviembre. 'El consistorio trata de disimular así el aumento del déficit, pero la situación es un desastre. De esta manera, a la cantidad que invierten en cultura anualmente tienen que restar el pago de las deudas acumuladas el año anterior, con lo que es imposible levantar cabeza', asegura a este periódico un gestor cultural que se mantiene en el anonimato. Su empresa no es la única que renquea en tiempos de crisis entre la gestión local de los fondos públicos destinados a la cultura.

'Los ayuntamientos morosos, debiendo mucho dinero, siguen contratando. ¿Por qué?', se pregunta Salvador Sanz, vicepresidente de la Asociación de Empresas de las Artes Escénicas de Madrid (Artemad). La morosidad mueve ficha y la responsabilidad de sacar adelante proyectos cae sobre el creador, que trabaja por nada en el mejor de los casos. En el peor, abandona: . Si al impago le añadimos los recortes de presupuestos, la falta de contratación, etc., el panorama es catastrófico', aña'Muchas compañías de teatro están desapareciendo o en vías de desapariciónde Sanz, que aclara que todavía no se han convocado las ayudas de 2011 para producción teatral de la Comunidad de Madrid en mayo.

Hasta hace unos meses, a la compañía Animalario le debían las instituciones públicas 400.000 euros. 'Los que más nos deben son los ayuntamientos. La política de todos ellos es retrasar el pago todo lo que pueden. No depende de lo grande que sea el Ayuntamiento. Antes ingresaban por la burbuja inmobiliaria y ya no tienen, así que han cerrado el grifo de inversión en cultura', explica Joseba García, el productor de la compañía que tiene en marcha la obra Penumbra.

Afortunadamente, Animalario ha encontrado ayudas, apoyos (ensayó Penumbra en un espacio cedido por el Museo Reina Sofía) y patrocinadores. Pero avisan de que la mayoría de las compañías terminarán desapareciendo. 'Las de medio formato pasan por la ruina. A nosotros nos deben 40.000 euros, que es mucho para una compañía como esta', reconoce Juan Margallo fundador de Tábano y Uroc Teatro. Apunta un futuro crudo con grupos de dos actores, porque con más no serán sostenibles.

El propio Joseba García dice que Animalario no arriesgará el año que viene con una gran producción, como hasta el momento. Sólo tienen previsto un Harold Pinter (El montaplatos) en Matadero de Madrid, para dos actores: Alberto San Juan y Willie Toledo. Se aventura a explicar uno de los peores efectos de los recortes y la morosidad: 'A partir del 22 de mayo se tratará de privatizar todo, y que las grandes productoras entren a gestionar los teatros públicos. ¿Sólo importa lo rentable? El teatro público debe seguir activo porque si no, sólo tendremos entretenimiento. Pocos programadores se atreven con Penumbra, que no es comedia ligera, precisamente'.

Por si fuera poco, advierten que el caché en la contratación de espectáculos ha desa-parecido y ahora todo se hace a taquilla. ¿Cuál es el problema? 'Apenas quedan teatros privados (salvo Madrid, Barcelona y Bilbao) y el teatro público ha fomentado una política de entrada barata y bonos para llegar a todos los públicos. Algo encomiable, el problema es que la taquilla es muy baja y no es rentable para las compañías. Llenas el teatro y la taquilla se queda ridícula', se lamenta Margallo.

Jesús Cimarro, presidente de la Asociación de Productores y Teatros de Madrid (Aptem), cuenta cómo a los productores ya les parece normal cobrar a 120 días. '¡Lo que no se entiende es que los ayuntamientos se queden con la recaudación de las taquillas! Algunos interventores han descubierto que pueden recoger dinero fresco y utilizarlo para pagar otras deudas. Ponen mil excusas para frenar el pago', cuenta Cimarro, socio con Focus en el Teatro La Latina de Madrid.

Para el empresario, uno de los problemas que han llevado a la ruina a los teatros municipales y regionales es el exceso de personal que trabaja en ellos: 'Se han inflado a contratar. No puede haber un 60% de personal, hay que buscar un equilibrio porque también hay que tener dinero para la publicidad. Un teatro no puede estar cerrado'. Explica que pagar a taquilla es muy complicado porque ahora el espectador selecciona más la obra a la que va: 'Antes iba tres veces a la semana'.

Las respuestas que obtienen las empresas culturales suelen ser de lo más peregrino, desde que falta una firma a que el pago depende de Hacienda: 'Como si al hablar de Hacienda hablaran de otro planeta', dice un gestor cultural, que avisa que 2012 va a ser todavía peor.

En la inversión en la conservación y protección del patrimonio histórico y artístico la situación también es grave. El último informe del Fondo Mundial de Monumentos (WMF en sus siglas inglesas) confirma que España es el tercer país en el mundo que menos cuida de su patrimonio. El sector denuncia que los ayuntamientos pagan tarde, que las comunidades apenas sacan obras a concursos, que en estos han entrado empresas generalistas porque ya no tienen obras en la construcción, que los concursos son para el presupuesto más barato y que quien más sufre esta situación es el monumento. Las instituciones se han radicalizado en sus recortes y recursos.

Gonzalo Rey, vicepresidente de la Asociación Españo-la de Empresas de Restauración del Patrimonio Histórico (Arespa), es tajante con la situación: 'El patrimonio se está abandonando. El enemigo número uno es el paso del tiempo y ahora no se hacen actuaciones para frenar la ruina de los monumentos. Es una situación de deterioro progresivo'. Cuenta que también para ellos el principal problema es la morosidad con la que trabajan los ayuntamientos, que pagan a varios años vencidos.

A pesar de los beneficios evidentes de la inversión en el turismo cultural, Rey explica que 'la cenicienta en el panorama cultural español siempre ha sido patrimonio'. Con casi 50 años de trayectoria en el oficio, anuncia que las consecuencias de las inversiones baratas y no especializadas empezarán a verse en pocos años: 'Los peligros que se debían eliminar del monumento no se hacen por falta de conocimiento y le hacen más daño'.

Si la inversión en patrimonio está como está, las artes plásticas van a la zaga. Cuenta una galerista, que prefiere guardar el anonimato, que en la última inauguración el pasado enero del Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid, con la exposición sobre los fondos de su colección había piezas que todavía no ha pagado. Bromeaba con llevar un cartel al acto en el que dijera: 'Esta obra es mía'.

'Sencillamente, la bajada de las adquisiciones ha sido de precipicio', reconoce Alberto de Juan, director de la galería Max Estrella. 'Lo vimos en Arco. Ante esta inseguridad, la política cultural hoy es la parálisis. Curiosamente, el recorte no incumbe al contenedor, sino a los contenidos', subraya en alusión a la Ciudad de la Cultura en Santiago de Compostela, donde se han invertido en su construcción casi 500 millones de euros y todavía no se ha dado a conocer el programa de actividades.

Elena Vozmediano, presidenta del Instituto de Arte Contemporáneo, tampoco está satisfecha con la situación: 'Está siendo un horror. La morosidad en el arte es altísima. Se hacen encargos de obras a artistas y no se pagan en dos años'. No es culpable, pero la cultura paga los platos rotos.

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