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El abrazo negativo

La campaña electoral sube de tono

LUIS G. MONTERO

Como era de esperar, la campaña sube de tono. Los dos partidos mayoritarios se critican, se acusan, se maltratan. El votante perplejo tiene la sensación de que, a falta de propuestas y de un discurso en positivo, los líderes del PSOE y del PP encuentran una salida cómplice en el retrato negativo del contrario. Pero la perplejidad aumenta al comprobar que esta apuesta por lo negativo está formulada a través de una realidad paradójica. Cada cual utiliza de forma muy dura sus propios defectos para castigar al adversario. Sería una locura que un negro contase chistes racistas sobre lo malos que son los negros o que un homosexual se dedicara a defender el machismo para negar la sexualidad libre. Pues este tipo de paradojas negativas está marcando la campaña electoral.

Mariano Rajoy llega a Galicia y, con la tranquilidad de quien habla en su casa, anuncia: 'Quieren pelea, pero conmigo que no cuenten'. Después de siete años convirtiendo a Zapatero en el origen de todos los males y de permitir en su partido una política de oposición basada en acusaciones y embestidas catastrofistas destinadas a ocultar la falta de ideas propias, afirma que él no quiere pelea. Opta, además, por esa actitud de inocencia en un momento en el que los suyos acusan a los socialistas de ser colaboradores del terrorismo. Por si faltara algo, el Partido Popular vuelve a divulgar profecías horripilantes sobre la situación económica española para sacrificar a nuestro país, todavía más, en el altar de los mercados financieros. Todo vale si se trata de llegar al poder.

Buscan complicidad para gritarse de manera pactada

Los socialistas, por su parte, gritan que con la derecha llega el lobo de los recortes sociales. El votante perplejo piensa que es también muy paradójica su utilización del miedo a los recortes sociales después de la legislatura que llevan. Parece que el trajín de la campaña les ha hecho olvidar sus medidas recientes sobre las pensiones, la edad de jubilación, el mercado laboral, el abaratamiento del despido y sus amenazas sobre los convenios colectivos.

El Gobierno socialista ha estado a punto de dinamitar con su política el crédito del movimiento sindical, la última barricada contra la ideología neoliberal imperante, y no tiene ahora mejor propuesta que la de avisarnos de los peligros de la derecha en materia de recortes sociales.

Las paradojas negativas son una búsqueda de complicidad para gritarse de manera pactada. Ocultan a los ciudadanos todos los puntos en común que tienen sus políticas y la falta de una verdadera alternativa a la Europa que desmantela el Estado del bienestar. Zapatero afirma en Santander que miente como un bellaco quien diga que él ha hecho recortes sociales. El votante perplejo confiesa que es un bellaco y siente tristeza por el estado de la democracia española. No resulta extraño que los españoles confundan la política con una farsa.

Ya ven: Rodríguez Zapatero no ha hecho recortes y Rajoy ha liderado una oposición constructiva. ¿De verdad que no hay otra oferta para elegir?

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