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El kilómetro cero del descontento

La Puerta del Sol se convierte en una miniciudad con todos los servicios

ANA REQUENA AGUILAR


La Puerta del Sol de Madrid se ha convertido ya en el corazón de la spanish revolution. Cientos de personas continuaban ayer acampadas con la intención de permanecer en la plaza, al menos, hasta el día de las elecciones. Además, el campamento se convirtió ayer en un punto de reunión y debate para muchos otros ciudadanos que se acercaban a informarse, curiosear o mostrar su apoyo. Decenas de grupos de personas discutían sobre política o economía.

El campamento comenzó a levantarse a última hora del martes y ayer estaba ya perfectamente organizado. Cartones en el suelo, lonas, carpas e incluso mesas y alguna silla conforman el mobiliario de la acampada. El único sofá, colocado en medio del campamento, está reservado para los mayores de 50 años. Al cierre de esta edición, la actitud de los acampados era pacífica y la intención de muchos era la de volver a pasar la noche allí.

Los acampados se dotan de servicios legales, alimentación, limpieza y prensa

Muchos carteles recuerdan en el campamento que es preferible no beber alcohol para evitar problemas y posibles desalojos a cuenta de la ley antibotellón. Pequeños carteles con lemas como 'Aquí y ahora', 'Fíate de un banco y dormirás en él' o 'Si se pudo en Islandia, aquí también se cambia' llenaban la cúpula de cristal y acero que sirve como entrada de metro. Allí, los acampados pusieron a disposición de cualquier persona que los quisiera folios, rotuladores y papel celo para que pudieran dejar sus mensajes.

'Que cuando voto me den a elegir entre blanco o negro no me parece democracia, yo me siento en una dictadura', aseguraba Luis, cuyo mensaje fue 'La dictadura no sólo es unipersonal'. Sindy, de 45 años, también se acercaba a leer los mensajes y mostrar su apoyo. 'Estoy desencantada, no sé a quién votar, hay mucha corrupción y engaño y me parece estupendo que sobre todo los jóvenes luchen por buscar un cambio', decía. También animaba a los acampados María Luisa, de 77 años, preocupada por el futuro de sus nietos. 'No soy de izquierdas, soy centro, apoyo al movimiento y me gustaría que siguiera siendo apolítico', señalaba.

Los vecinos y comerciantes de la zona les abastecen de comida y mantas

Los acampados se organizan por medio de asambleas participativas que tienen lugar varias veces al día. Hay también siete comisiones, cada una encargada de asegurar una necesidad o servicio: comisión de alimentación, de comunicación, de limpieza, de infraestructura, de extensión, legal y de coordinación interna. También cuentan con una zona de enfermería, de objetos perdidos y una lista de objetos y productos que necesitan, para que quien quiera donar algo sepa qué es lo que más falta hace, como generadores de corriente o alargadores.

Lutxi, miembro de la comisión de alimentación, explicaba ayer que toda la comida y bebida procede de donaciones particulares, de vecinos o de establecimientos. En su puesto se podían ver trozos de pizza, bocadillos, sandwiches, macarrones, fruta y agua, mucha agua. 'La gente viene y coge libremente', decía. Además, restaurantes y negocios de los alrededores contribuyen con algunos productos.

El apoyo de los vecinos es también logístico. Una comunidad vecinal cercana, por ejemplo, ha puesto a su disposición varios cuartos de baño. Además, los acampados tienen una lista con otros lugares en los que pueden utilizar los servicios.

El apoyo de Stéphane Hessel, autor del libro Indignaos, ha animado a muchos. Hessel ha dicho sentirse sorprendido por lo que está sucediendo en España. 'Hessel está agradablemente sorprendido, le he mostrado la prensa española y la miraba como un niño que observa un regalo que le hacen', explicó ayer el editor español del escritor, Ramón Perelló. El autor de su prólogo, José Luis Sampedro, también ha mostrado su apoyo al movimiento. Sampedro escribió unas palabras de ánimo dirigidas a los manifestantes que se concentraron el pasado domingo. Estos días, su escrito se ha leído en voz alta por algunos de los acampados.

Los actores Penélope Cruz, Santiago Segura o Willie Toledo también han mostrado sus simpatía por los indignados. Cruz dijo ayer que la 'situación actual' de España le 'rompe el corazón' y Segura y Toledo se han dejado ver por las acampadas, el primero en Barcelona y el segundo en Madrid.

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