Público
Público

El plan alemán para contratar españoles se queda en nada

No hay ni oferta de las empresas ni una demanda adecuada a esas 500.000 vacantes de las que habló Merkel

P. BAELO / D. BARCALA

El fantasma de la España empobrecida que vive de las remesas de sus emigrantes fue agitado el pasado febrero gracias al anuncio filtrado por el Gobierno alemán que anunció medio millón de empleos para profesionales del sur de Europa. La canciller Angela Merkel llegó a Madrid el pasado 3 de febrero con un eslogan a la medida de un país con más de un 40% de paro juvenil. Muchos de esos jóvenes vieron en la oferta una oportunidad. Pero tres meses después se ha traducido en nada. El Ministerio de Trabajo ha gestionado 9.000 peticiones para trabajar en Alemania a las que no ha podido responder con éxito.

Las supuestas empresas alemanas deseosas de mano de obra cualificada no existen. David García-Ochoa, de 27 años, es uno de los que confiaba en el plan de Merkel para encontrar una salida a su carrera en paro. Con un título bajo el brazo de Arquitecto técnico pensó que la emigración alemana era su oportunidad para huir del paro de la construcción. 'Había hecho una Erasmus en Polonia y pensé que con el inglés valía. Pero todo está muy parado. Me interesé en el plan de Merkel a través de la Embajada alemana, pero exigían un mínimo de alemán y te remitían a una oficina de ofertas internacionales que ya existía antes', comenta.

La oficina a la que se refiere García-Ochoa es la de la Red Eures, el Portal Europeo de la Movilidad Profesional. Ilusionados como este joven, acudieron a esa red un número de personas entre 8.000 y 9.000 que enviaron hasta currículos al Ministerio de Trabajo. De ellos, un 40% corresponde a ingenieros, un 30% al sector educativo, otro 25% a hostelería y turismo y un 5% a sanidad, según los datos de Trabajo. Al otro lado de esos correos no había ofertas reales de empresas concretas.

El semanario Der Spiegel, fue el primero en publicar, el pasado 22 de enero, el supuesto plan de atracción de empleo de Merkel. El artículo aseguraba que la canciller tenía una estrategia para reclutar a jóvenes cualificados y en paro. Un anuncio público en las web de la Embajada alemana en España y del ministerio de Trabajo español por el cual se buscan profesionales con nivel medio de alemán en las áreas de sanidad, docencia, hostelería e ingeniería terminó de inflar el globo. El anuncio seguía ayer activo. La voz fue corriendo desde los medios hasta amigos y familiares residentes en Alemania. 'Hablé con una chica que había encontrado trabajo en Berlín y me dijo que era indispensable el idioma. El problema es que no es fácil encontrar ni siquiera un trabajo basura', lamenta García-Ochoa.

El Vente a Alemania, Pepe (película de 1971 sobre la emigración española a Alemania) acabó siendo un globo pinchado por el propio Gobierno alemán que desmintió tener una estrategia para captar cerebro español. 'No hay ningún plan con España ni ningún otro país', porque no es necesario, al existir la ley de libre circulación de trabajadores de la UE, afirmó en una entrevista el portavoz del ministerio alemán de Trabajo Christian Westhoff.

Entonces, ¿por qué correr el bulo? Hay quien afirma que se debe al afán de protagonismo de los dos diputados (no vinculados con el Gobierno) que sirvieron de fuente a Der Spiegel. Sin embargo, todo apunta a que se trató de una maniobra del Ejecutivo de Merkel, para lavar su imagen en cuanto a política migratoria. Habiendo sido criticada meses antes por decir que la convivencia multicultural había fracasado y por mostrarse mucho más exigente con los inmigrantes (para que se adapten a la cultura y aprendan el idioma), la canciller habría querido lanzar un mensaje de permisividad hacia ellos.

Las palabras de Westhoff apoyan esa tesis: 'A causa de errores recientes, la población ve a los inmigrantes, también a los cualificados, más bien con escepticismo. Por supuesto, no podemos enviar el mensaje de que la mano de obra no es aquí bienvenida. Para cambiar esto, política y economía deben trabajar juntas por dejar claro cuánto nos beneficia a todos que vengan personas cualificadas', apostilló.

Lanzar una oferta de atracción de cerebros para evitar la crítica por la política de inmigración va en el manual de un ministro de Trabajo. Con esa cartera bajo el brazo fue el exministro Jesús Caldera de visita oficial a Quito (Ecuador) en febrero de 2007, en plena campaña de la oposición contra la regulación de sin papeles. 'España necesita 200.000 trabajadores para cubrir las necesidades de empleo del país', afirmó.

Independientemente del interés de política interna del Gobierno alemán, sí hay parte de realidad en el escenario. El Ejecutivo alemán abrió a finales de 2010 el debate, preocupado por la falta de mano de obra especializada que intuye ya 'en determinados sectores, regiones y profesiones'. Según los principales institutos económicos, faltan unos 500.000 profesionales para mantener el crecimiento de la locomotora. Un estudio de 2010 del Instituto federal de Investigaciones Demográficas (BIB) titulado Fin de Alemania como país de inmigrantes pone de relieve que la República federal no sólo ha perdido esa imagen de mina de oro y lugar de residencia atractivo que tenía en los años sesenta y setenta, sino que además en las últimas dos décadas se ha convertido incluso en país de emigrantes.

Entre 2005 y 2009 el número de alemanes que se mudaron superó en 230.000 personas al de los extranjeros que llegaron, y al menos una de cada cinco personas emigró. En los setenta hasta 50.000 ciudadanos emigraban cada año, en 2008 la cifra se elevó a 175.000. Westhoff desvela lo que bien podrían ser las dos causas principales: 'Pocos extranjeros quieren venir para quedarse, ya sea por el clima o el idioma'.

Aún más dramática resulta la 'fuga de cerebros' en toda regla que sufre Alemania, dado el alto nivel formativo de sus trabajadores con respecto al resto de los europeos. Por cada 1.500 alemanes altamente cualificados que se marchan cada año, la cifra de los que se quedan con una preparación similar sólo aumenta un 0,3%. Dicho de otra forma, mientras que entre 2005 y 2009 llegaron a Alemania hasta 48.000 profesionales europeos de media por año, salieron casi 45.000 alemanes.

El mismo fenómeno se produce a la inversa y más exagerado en España, donde en el mismo periodo emigraron 18.000 profesionales e inmigraron 41.000. Así, con una tasa de inmigración cualificada de un 0,5%, Alemania está por detrás de España (0,7%), y muy lejos de los grandes competidores, que son Bélgica (2,0%), Austria (2,3%) y Luxemburgo (35,3%).

'La inmigración no debe de alterarnos, sino la emigración de alemanes. Si no hacemos nada por evitarlo, la falta de mano de obra desencadenará un fuerte freno al crecimiento', y no sabemos si podremos paliarla sólo con profesionales del país, defiende la titular de Educación, Annette Schavan. Todo esto traerá, a la larga, consecuencias negativas en el mercado laboral germano.

Conforme a la previsión del Instituto de Investigación en Empleo y Mercado Laboral de Nuremberg, en el año 2025 podrían faltar hasta 5,4 millones de trabajadores en Alemania. Aunque no son muchas, ya hay empresas que buscan personal. Es el caso del fabricante de filtros Mann+Hummel, que cerró el 2010 con un balance inmejorable y necesita aumentar su plantilla.

Producto del debate, el Gobierno alemán ha creado el Jobmonitor, un instrumento para determinar en qué sectores hará falta cubrir más bajas.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias