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El partido del 20%

El PP releva al PSOE como vertebrador social

ERNESTO EKAIZER

Si al salir de las elecciones municipales y autonómicas de mayo de 2007 el PSOE todavía podía arrogarse el papel de vertebrador de la vida y política social española, con un porcentaje de votos, fuera de las comunidades históricas bajo su control, en la banda del 30% al 40%, los resultados del domingo lo han relegado al partido del 20% al 30%, tanto en el terreno municipal como autonómico. Le ha sustituido en esa función vertebradora, capaz de gobernar sin necesidad de pactar, el PP. Es ahora el partido del 30% al 40% en el ámbito municipal y del 40% al 50%, con tres casos todavía más elevados (Murcia, País Valencià, La Rioja y Madrid) en el autonómico.

Las razones de este vuelco reflejan tendencias que vienen de lejos en los movimientos del electorado. Esas tendencias se han visto potenciadas en 2011 por la necesidad de castigar a Zapatero ante todo por lo que podría denominarse la gestión de la gran crisis, desde 2008 hasta la actualidad, pero también, quizá en menor medida, por otros asuntos de la legislatura.

El presidente explica sus errores como problemas de comunicación

La percepción de un Gobierno zombi, a veces noqueado y otras encantado de haberse conocido, han deteriorado su credibilidad hasta ese punto en el que el electorado le esperaba para castigarle. La primera vez que pudo hacerlo en el contexto de la Gran Depresión ya lo hizo. Ocurrió el 28 de noviembre de 2010 en Catalunya. Fue un castigo al PSC y a Zapatero al unísono.

Hay una anécdota reciente que ilustra cómo ha vivido Zapatero esa sensación de un Gobierno que se enreda a cada paso. Con ocasión de la liquidación de Osama bin Laden en Pakistán, las informaciones de la Administración Obama fueron cambiando día tras día, al punto de contradecirse flagrantemente unos portavoces a otros. Zapatero comentó a uno de sus colaboradores que se había sentido aliviado al ver que a la Casa Blanca le había pasado lo mismo que a la Moncloa en múltiples ocasiones.

Rajoy no quiere elecciones ya para que Zapatero haga el resto de reformas

Como es habitual, los políticos suelen explicar sus problemas de fondo como errores de comunicación. La única sombra de una autocrítica de Zapatero durante su comparecencia el pasado domingo fue cuando, después de culpar a la crisis por los resultados, añadió: 'No hemos podido ni sabido llegar con nuestras razones a muchos de nuestros conciudadanos'.

Está la crisis. Y está la gestión de la crisis. Sobre la primera, Zapatero negó los poderosos factores que se venían acumulando en España desde antes de su llegada al Gobierno, cuya expresión era el déficit exterior del 10% del PIB, y endosó la crisis a la gran recesión mundial. Y en lo que hace a la gestión, disfrazó las medidas de ajuste como recursos para defender el Estado del bienestar y llegó a llamar 'bellacos' a quienes dijeran que el Gobierno había aplicado recortes sociales. Fue el más grave error de la campaña electoral. Fue un llamamiento al voto de castigo.

En cuanto al PP, Mariano Rajoy, como ayer quedó insinuado por su principal asesor, Pedro Arriola, no quiere elecciones ya. ¡Que Zapatero haga más reformas impopulares, todas las que pueda, antes de convocar esas elecciones! El gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, también lo anima a ello.

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