Público
Público

Palabras en lugar de pistolas

Los negociadores de la Policía intervienen cada año en cerca de 50 situaciones críticas, muchas con rehenes

Ó. LÓPEZ-FONSECA

Lunes 2 de mayo. Agustín, propietario de un taller mecánico de Pontevedra, se atrinchera armado con varias escopetas de caza en su casa de la pequeña localidad de Mourente. Ha tomado como rehenes a su mujer, a su hijo de 11 años y al jefe de la empresa de su esposa. Asegura que va a suicidarse y exige ver a su cuñado, con el que tiene discrepancias por cuestiones de dinero. La Policía se ve obligada a desplegar alrededor de la vivienda unifamiliar un amplio dispositivo de más de 50 agentes e, incluso, se avisa a los GEO.

Sin embargo, será otro policía quien resolverá la situación. Y lo hará sin armas. Con un teléfono móvil y grandes dosis de psicología, convencerá al atrincherado para que, tras siete horas encerrado, deje salir a su familia, deponga las armas y abandone la vivienda. Los GEO regresan a su base sin intervenir.

La Policía creó en 2007 una red de especialistas para estos casos

Este policía era un negociador, uno de los 32 agentes del Cuerpo Nacional de Policía especializados en hacer frente a situaciones de secuestros, toma de rehenes y amenazas de suicido. Todos ellos forman la llamada Red Nacional de Negociadores, creada en 2007 y cuyo núcleo central lo forman siete de los integrantes de la Sección de Secuestros y Extorsiones de la Unidad Central de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV). Durante el año pasado, intervinieron en cerca de medio centenar de incidentes de este tipo. En lo que va de año, en una decena.

Una cifra, esta última, 'extrañamente baja. Estábamos convencidos de que la crisis podía provocar un aumento de personas desesperadas y, con ello, del número de incidentes. Por fortuna, nos hemos equivocado'. Quien habla así es el inspector jefe Alberto, el máximo responsable del grupo, en cuyo despacho guarda las principales armas de estos agentes: una chaqueta con la palabra 'negociador' impresa en la espalda, dos grandes maletines negros con megáfonos y otros sistemas de comunicación, y unas pizarras blancas. El kit de quien esgrime la palabra antes que la pistola.

'En estos sucesos, los espontáneos son un peligro', dice el jefe del grupo

Martes 10 de mayo. Un individuo amenaza con lanzarse desde la azotea de un edificio de Madrid. Dice estar desesperado porque no encuentra trabajo. Abajo, una joven con megáfono intenta que desista. Le habla de su madre, de que tal vez pueda encontrar un nuevo empleo... El hombre parece relajarse. Su tono de voz se suaviza. La solución parece cercana. Sin embargo, la negociadora comete un error. Menciona a su exmujer. El hombre se irrita. Vuelve la tensión y, con ella, el riesgo del suicidio. Por fortuna, es sólo un simulacro.

Los miembros de la Sección de Secuestros imparten cursos a los agentes que aspiran a incorporarse a la red, pero también a estudiantes de psicología como esta joven. Para ello, reproducen situaciones que han vivido. Ese martes, además del intento de suicidio, han reproducido el caso de un hombre al que le han embargado las cuentas y que mantiene a la directora de su sucursal bancaria con un cuchillo en el cuello, y el de una madre que amenaza con matar a su hijo dentro de un coche.

'Los casos de violencia doméstica, como este, son los más complicados porque no podemos ofrecer nada al agresor. Suelen estar en su casa, tienen a las víctimas que quieren junto a ellos y tu presencia les molesta. Hay pocos elementos para negociar con él. Sin embargo, al atracador de un banco que ha tomado rehenes siempre se le puede proponer algo para que crea que se va a salir con la suya: un coche, dinero...', señala el jefe de los negociadores, para quien el objetivo de su trabajo está claro: 'Ganar tiempo para resolver la situación, el problema, sin que nadie sufra daños y poner las esposas al malo'.

Sus agentes median en los secuestros de españoles en el extranjero

En otro punto de Madrid, siete agentes de la Unidad Técnica de la Guardia Civil, especializados también en negociaciones, comentan lo ocurrido en una de las últimas intervenciones: convencieron a un hombre encerrado en un coche que amenazaba con suicidarse. 'Hay una serie de recomendaciones generales sobre cómo actuar, pero no siempre se pueden seguir. Por eso, a posteriori analizamos lo ocurrido y sacamos conclusiones', detalla el teniente que está la frente del grupo.

En lo que coinciden los negociadores de ambos cuerpos es que su trabajo muchas veces no es entendido por jefes policiales y políticos, que buscan siempre 'una solución rápida. Y, en estos temas, las prisas no son buenas consejeras', asegura el oficial del Instituto armado. A veces, tampoco lo entienden otros compañeros, algunos de los cuales deciden actuar sin esperar la llegada de los especialistas. 'Los espontáneos son un peligro para ellos mismos y para todos', recalca desde la experiencia el jefe policial.

Entre las misiones de los negociadores se incluye tratar con secuestradores. Y no sólo en España, sino también en México, Georgia, África... allí donde se producen raptos de españoles. 'El primer paso es ganarnos la confianza de la familia de la víctima, hacerla ver que queremos lo mismo que ella, liberar a su ser querido, y que tenemos la experiencia necesaria para hacerlo. Debemos ser capaces de que hagan ciegamente lo que decimos', detalla el inspector jefe Alberto.

También intentan ser ellos los que lleven el contacto con los secuestradores para intentar 'hacerles creer que se van a salir con la suya. Intentamos ganar tiempo para obtener información que nos permita llegar hasta ellos. Eso sí, nosotros no entramos en regateos. Nuestro objetivo es liberar a la víctima y detenerlos a todos', recalca. Son negociadores, pero sobre todo policías.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias