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Pocos acuerdos, muchos debates

El sistema asambleario es participativo, pero complejo

A. REQUENA

Después de casi dos semanas de acampada en la Puerta del Sol y de varias asambleas diarias, hay pocas propuestas concretas y muchos debates abiertos. El sistema asambleario es participativo, pero complejo, y el campamento reclama tiempo y paciencia para avanzar, poco a poco y sin presiones. Esta semana, varias asambleas de otras ciudades, como Zaragoza o Barcelona, reclamaron la necesidad de consensuar algunos puntos que sirvieran para identificar las reivindicaciones de todas las plazas.

El movimiento reclama una reforma de la Ley Electoral

De momento, el Movimiento 15-M ha alcanzado un consenso de mínimos que incluye cuatro puntos. El primero es una reforma electoral 'encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real, y con el objetivo adicional de desarrollar mecanismos efectivos de participación ciudadana'. Otro de los puntos es la lucha contra la corrupción mediante normas que estén orientadas a generar una total transparencia política. También incluye la separación efectiva de los poderes públicos. 'Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política', dice el cuarto punto.

Pese a que la indignación por los recortes sociales y contra la salida a la crisis que se ha dado en España y Europa ha sido otro de los ejes de las protestas, no hay referencias a ello en el consenso. 'Somos conscientes de que son temas más complejos. Personalmente, creo que lo importante es acordar un punto con el que presionar y tratar de conseguirlo. Necesitamos un triunfo', dice Mario, que prefiere no dar su nombre verdadero y que lleva en el Movimiento 15-M desde el principio.

Los acampados quieren promover nuevas formas de participación

Mario asegura que medidas como la dación en pago de la hipoteca (la entrega de la casa salda la deuda con el banco) generan mucho consenso, pero son menos viables a corto plazo. 'Meterse con los bancos es complicado', señala.

El primer manifiesto del campamento, que se redactó hace unos diez días, ya apuntaba a la necesidad de construir un nuevo discurso político que reconstruya el tejido social. 'No tememos a la política. Tomar la palabra es política. Buscar alternativas de participación ciudadana es política', decían. Por todo ello, ya hablaban de dos reivindicaciones básicas: una democracia representativa y participativa y la reforma de la Ley Electoral. Y señalaban a instituciones como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Central Europeo, las agencias de calificación de riesgos o la propia Unión Europea como protagonistas de la 'infamia'.

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