Público
Público

De la lupa al ADN

La Policía Científica, que en 2010 esclareció 3.071 delitos gracias a la huella genética y 11.321 a las dactilares, celebra su centenario

Ó. LÓPEZ-FONSECA

'La Policía del futuro será ciencia, ciencia y ciencia'. Alfredo Pérez Rubalcaba, un químico metido a político, ministro del Interior y vicepresidente primero del Gobierno, resumió con estas pocas palabras el papel fundamental en la lucha contra el crimen que juega en la actualidad la Comisaría General de Policía Científica y sus 2.007 agentes. Lo hizo ayer, con motivo del centenario de su creación, durante la visita que realizó al moderno edificio que acoge esta especialidad policial en Madrid.

Lejos queda aquel 25 de junio de 1911, cuando nació el Servicio de Identificación Dactilar para buscar en la escena del crimen las huellas dejadas por delincuentes. Lupas e intuición eran las principales armas de aquellos pioneros. Hoy, un siglo después, la estrella de la investigación policial es otra huella, la genética. Las cifras hablan por si solas. En 2010, los análisis de ADN permitieron esclarecer 3.071 hechos delictivos. De ellos, 245 eran agresiones sexuales; 233, homicidios y 26, delitos relacionados con el terrorismo. Todo esto tan sólo 22 años después de que se identificara y condenara por primera vez en el mundo a un delincuente gracias a esta prueba. Fue en 1988, en Reino Unido.

En 2010 fueron resueltos 233 homicidios gracias a rastros biológicos

La eficacia de estos análisis quedó de manifiesto el pasado mes de noviembre, cuando la Policía informó de la resolución en sólo diez días, gracias a la huella génetica, de dos violaciones y un asesinato. Este último, la muerte de Yolanda Tabares, una mujer que fue estrangulada y violada en su domicilio de Las Palmas de Gran Canaria, engrosaba los ficheros de casos sin resolver desde 1994. Su autor, un hombre de 43 años, pudo ser arrestado porque la Policía, gracias a una ley de 2007 que permite tomar muestras biológicas a sospechosos, detenidos e imputados por la comisión de delitos violentos, obtuvo su huella genética tras arrestarlo en 2009 por un asalto. El cruce de datos lo delató.

De hecho, este banco de datos genéticos es una de las principales armas de estos agentes. Nutrido con aportaciones del Cuerpo Nacional de Policía, la Guardia Civil, la Ertzaintza, los Mossos d'Esquadra y del Instituto Nacional de Toxicología, cuenta ya con cerca de 200.000 fichas biológicas de personas. Aproximadamente la mitad corresponde con delincuentes fichados. Y cada mes se suman otras 3.000 reseñas biológicas.

Pero no sólo con ADN se esclarecen delitos. El año pasado las tradicionales huellas dactilares ayudaron a resolver 11.321 hechos delictivos e identificar a 9.417 delincuentes. Uno de los últimos cazados fue un empresario, detenido el pasado 25 de mayo, acusado de haber intentado vengarse de un exsocio con un artefacto explosivo escondido en un envase de zumo. Los agentes localizaron una impresión dactilares suya en el envase.

El banco genético de Interior guarda ya datos de cerca de 200.000 personas

En los últimos años, la Policía ha incorporado nuevos estudios criminalísticos, entre ellos, la acústica forense. Los expertos policiales realizaron el año pasado 296 informes periciales sobre sonidos y lograron identificar a 39 delincuentes por su 'pasaporte vocal'. Un ejemplo más de que la lupa y la intuición de hace cien años han quedado arrinconados por los análisis de laboratorio y el rigor científico.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?

Más noticias