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La última amenaza de 'Txeroki'

Primer juicio en la Audiencia Nacional contra el exjefe de ETA Garikoitz Aspiazu

PEDRO ÁGUEDA

El rey destronado se paseó desnudo por la habitación blindada de la sala de juicios, y sólo él y seis allegados creyeron verlo aún enfundado en su armadura de guerra. Garikoitz Aspiazu, Txeroki, el jefe de ETA que puso en jaque durante un lustro a la Policía, elevado a icono por un sector de la juventud abertzale, aprovechó el primer juicio contra él en la Audiencia Nacional para mantener una actitud amenazante y chulesca que sólo rió el reducido grupo de amigos que acudió a arroparlo.

'No reconozco vuestra legitimidad para juzgar a ciudadanos vascos. No voy a participar en este espectáculo', dijo en euskera. El 'espectáculo' al que se refería es el proceso por el intento de asesinato del consejero del Grupo Vocento Enrique Ybarra, con un paquete-bomba, en 2002. Ni un llamamiento a Madrid y París a participar en el 'nuevo proceso abierto en Euskal Herria', como han hecho otros desde el mismo banquillo, ni una reflexión acerca del final del ciclo de la violencia. Txeroki lideró hasta su detención en noviembre de 2008 la línea más dura en ETA, de él dependía el comando que sepultó el último proceso de paz bajo los escombros de la T-4.

Aspiazu se agacha para ver el rostro de los ertzainas, ocultos tras una cortina

La presidenta del tribunal, Ángela Murillo, envió a Aspiazu a la sala blindada ante su negativa a ponerse de pie. 'Ahora, si quiere, puede estar sentadito, lo que quiera', le dijo la magistrada. En otro juicio, Murillo respondió 'ya lo sabía' a Arnaldo Otegi cuando este se negó a condenar la violencia de ETA. El incidente ha provocado que el Tribunal Supremo ordene repetir el juicio por enaltecimiento del terrorismo que se siguió contra el líder de Batasuna.

El juicio contó con el testimonio de una larga lista de peritos, la mayoría ertzainas, que participaron en la investigación del atentado. Para proteger su identidad del público y las cámaras, el tribunal ordena bajar una cortina, que también impide que vea su rostro el acusado si este se encuentra en la sala blindada. Con los cuatro primeros testimonios, Txeroki se acercó al cristal, apoyó una mano en el suelo y agachado aprovechó el escaso ángulo que le dejaba la cortina para identificar a los ertzainas. 'Si usted quiere verlo, tiene derecho, pero no a pasearse por el habitáculo', le reprendió Murillo.

Sólo seis personas arropan al jefe de ETA más mediático de la última época

Txeroki cumple actualmente condena en Francia por varios delitos de terrorismo y aún está pendiente de nuevos procesos en el país vecino. Una sofisticada investigación de la Guardia Civil y el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) permitió su detención el 17 de noviembre de 2008 en la localidad francesa de Cauterets. Esta es la segunda ocasión que París autoriza la entrega temporal de Aspiazu desde su arresto.

El fiscal Pedro Rubira pide 15 años por su participación en el atentado contra Ybarra, quien desconfió del paquete que contenía la bomba, finalmente desactivada. La defensa de Aspiazu, que renunció a interrogarlo, solicitó la libre absolución. Durante la sesión, los peritos de la Ertzaintza ratificaron que la etiqueta del paquete-bomba fue escrita con la máquina de mecanografiar hallada en la vivienda de Amorebieta que utilizaba el comando K-Olaia, integrado por Garikoitz Aspiazu y otros dos terroristas.

El fiscal le pide 15 años por intentar matar a un consejero de Vocento

Ertzainas de la Policía Científica explicaron que el ADN del terrorista apareció en el piso de Amorebieta, en una máquina de cortar el pelo y en un sujetador de color negro. La tecnología adquirida por la Policía autonómica en 2010 ha permitido identificar las muestras ocho años después de recogerlas en la vivienda del comando. En el juicio también compareció el preso Gorka Martínez Arkarazo, titular del alquiler del piso. En su declaración dijo conocer a Txeroki 'de la televisión', a pesar de que este le dedicó un ostentoso saludo cuando entró escoltado.

Aspiazu, junto a su aliado en la dirección de ETA, Mikel Carrera, se enfrentó al número uno de entonces, Thierry, provocando una guerra civil que casi acaba en escisión. Llegó a alardear ante sus subordinados de participar en el crimen de Capbreton, en el que murieron dos guardias civiles, aunque la Justicia francesa no ha hallado indicios que lo ratifiquen. Txeroki aún tiene que responder por más de 20 causas, entre ellas el asesinato del juez Lidón.

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