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Los indignados ya han logrado paralizar 47 desalojos

Una familia resiste en una casa en Mairena (Sevilla) apoyada por el 15-M

OLIVIA CARBALLAR

Los indignados continúan frenando desalojos y la cifra ya se eleva a 48, lo que supone una media de dos diarios, según la Plataforma de Afectados por la Hipoteca. Comenzaron con los desahucios por impagos de préstamos, siguieron con quienes no podían hacer frente al alquiler y ahora se han sumado a la ayuda de personas desesperadas que ocupan ilegalmente casas porque no tienen dónde ir. Es lo que ha ocurrido en Mairena del Aljarafe (Sevilla).

Llegaron antes de las diez de la mañana, candaron el portal de un bloque desvencijado junto a otro lleno de hierbajos y se pusieron a esperar para frenar el desalojo previsto en el número 1 de la calle La Calleja, el primero al que el Movimiento 15-M se ha enfrentado en la provincia de Sevilla. Desde la ventana del 1º B observaba Rocío, una joven de 25 años cosida a operaciones por las múltiples roturas de sus huesos de cristal, una enfermedad rara.

'Es que no lo entiendo, no entiendo por qué no pueden dejar que nos quedemos un poco más', decía su hermana Mari, de 21 años. Su madre, Amparo de los Santos, de 47 años, desenrollaba a cada momento la notificación que había encima de la mesa del salón. La gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento, gobernado por el PP desde las pasadas elecciones, la obliga a dejar la casa por ocupación ilegal.

Amparo tiene cuatro hijas, una de ellas con una enfermedad rara

El piso, lleno de trastos y muebles embalados, no es de su propiedad. Pertenecía a su padre, un hombre ya mayor que ahora vive en un piso de protección oficial después de que el anterior Gobierno, del PSOE, expropiara los terrenos. Según explicaron fuentes municipales, el consistorio prevé reurbanizar la zona con espacios verdes. 'Están incumpliendo la ley, la casa no es suya, no pueden estar ahí y han tirado un tabique y se han metido en otra; se les ha ofrecido ayuda social, comida y no la han querido', añadieron las fuentes. En el bloque aún quedan varios vecinos propietarios, a los que el Ayuntamiento sí ha dado margen hasta que solucionen problemas financieros con el banco.

A través de un agujero con forma de puerta, al otro lado del tabique, hay más trastos aún. Amparo no lo oculta. Según cuenta, había un 'pequeño agujerito' en la pared que ella amplió: 'Cogí los muebles de cocina que había porque aquí no tenía ni dónde hacer de comer ni fregar los platos'. Tiene dos hijas más, una de 12 y otra de 16, que se habían ido a casa de su abuelo. Dice que su único ingreso son las ayudas que recibe por su hija enferma y su cuidado, unos 700 euros al mes. 'Yo sé que nos tenemos que ir, pero sólo pido unos días más, llevamos toda la vida de casa en casa, estoy separada, sin condiciones adecuadas para que mi hija pueda moverse', insiste Amparo.

'Yo sé que nos tenemos que ir, sólo pido unos días más', suplica la afectada

Rocío lleva varios clavos en su pierna derecha y, en breve, tendrá que volver a operarse, dice sin quitar ojo de la ventana. Abajo continuaban los indignados, una treintena entre jóvenes y mayores, muchos de ellos, como Lucía, pertenecientes a la acampada de Sevilla. 'Lo importante es parar este tipo de situaciones', sostiene. 'Que los quiera echar un banco tiene tela, pero que los quiera echar el Ayuntamiento es ya lo último', decía otro indignado por el megáfono. Tras recibir la notificación el pasado jueves que la obligaba a desalojar la casa en 24 horas, Amparo logró encontrar un piso de alquiler por 500 euros.

Por la mañana estaba dispuesta a irse, aunque no tuviera 'ni para comer'. Pero las personas del 15-M que acudieron a apoyarla la convencieron para que continuara allí hasta encontrar algo más barato. 'El 15-M me está ayudando a buscar un piso con el que al menos podamos comer', contaba por la tarde por teléfono.

El Ayuntamiento, que asegura que las protestas no han tenido nada que ver, le ha dado otra prórroga hasta el próximo viernes a las diez de la mañana. Los carteles con leyendas de 'Stop desahucios' seguían pegados con celo en el portal.

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