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Rajoy huye de la prensa para no hablar del acusado Camps

El PP blinda a su líder para evitar preguntas en Santiago, escenario de un discurso sin una sola alusión al juicio por cohecho al president valenciano

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El presidente del PP, Mariano Rajoy, rehuyó ayer en Santiago cualquier contacto con los periodistas para no pronunciarse sobre la apertura de juicio por cohecho a Francisco Camps en el llamado caso de los trajes. Dos días después de que el juez José Flors ordenase que un jurado juzgue al president valenciano, Rajoy no sólo evitó toda referencia a Camps en su discurso ante candidatos municipales y alcaldes del PP gallego sino que sus colaboradores impidieron a los informadores acercarse al líder del partido. Con el de ayer, son ya dos los días que Rajoy permanece atrincherado en el silencio mientras la oposición exige el cese de Camps.

Los periodistas intentaron sin éxito abordar al presidente del PP tanto a la llegada como a la salida de la recepción ofrecida en el Ayuntamiento por el alcalde de Santiago de Compostela, Gerardo Conde Roa (PP), antes del almuerzo de Rajoy con quienes él mismo denominó 'los 300' de Feijóo. Con ese apodo, el líder del PP buscaba trazar un paralismo entre los alcaldes y concejales gallegos de su partido y los 300 espartanos de la Batalla de las Termópilas, ahora popularizados por el cine.

Para el caso Gürtel no hubo ni analogías épicas ni de ninguna clase. La única alusión en Santiago a la situación que atraviesa Camps fue la frase que, en la calle, espetó un ciudadano a Rajoy: 'No todos los valencianos somos iguales'. Rajoy no respondió.

Los periodistas no pudieron ni siquiera acercarse al presidente del PP

El de ayer fue el primer acto público de Rajoy tras el auto por el que el Tribunal Superior del País Valencià (TSJCV) ordena que un jurado juzgue a Francisco Camps y otros tres altos cargos del PP por aceptar trajes de empresas de la trama Gürtel. La vista se celebrará previsiblemente en otoño, en plena campaña electoral.  La resolución judicial coloca a Rajoy en una tesitura mucho más difícil que la vivida durante los 878 transcurridos hasta hoy desde que afloraron los primeros indicios delictivos contra Camps.

El auto desarma al PP en su argumentario, con el que ha intentado durante dos años ridiculizar las imputaciones que pesaban sobre Camps, hoy ya convertido en acusado. Los regalos -los 'tres trajes' que ha ridiculizado sistemáticamente el PP- eran, según el juez, una pieza directamente conectada a los contratos públicos que la Generalitat otorgó a la trama Gürtel. 'Contar -dice el auto- con la complacencia y el favor nada menos que del presidente y del vicepresidente de una comunidad autónoma a quienes se agasaja puede ser de una influencia determinante'. El juez deja constancia en el auto de que la franquicia valenciana de la red, Orange Market, obtuvo contratos por 6,9 millones.

Hasta ahora Rajoy ha logrado salir del paso esquivando a la prensa y cediendo el protagonismo a los tres miembros de su equipo que el sábado salieron en defensa de Camps: Ana Mato, número tres del partido; Cristóbal Montoro, portavoz de Economía del PP; y José Antonio Monago, recién elegido presidente de Extremadura.

Rajoy lleva más de 48 horas sin pronunciarse sobre el futuro de Camps

Los tres defendieron la 'honradez' de Camps y remarcaron que el PP 'confía en él'. Monago se pronunció abiertamente en favor de la permanencia de Camps como president de la Generalitat. Esa continuidad la da por segura el PP valenciano, lo que merma aún más las posibilidades de que Rajoy invite a Camps a dejar sus cargos. 'Si no se ha hecho hasta ahora, no parece muy posible que vire de estrategia habiendo pasado más dos años desde el estallido del escándalo', remarcaron el viernes fuentes del PP consultadas por Público.

Ayer, Rajoy se refugió en un terreno mucho más cómodo para él: la crisis y su reivindicación constante de un Gobierno 'serio', como define el que él mismo prevé formar. Su única prioridad en estos momentos, dijo, es 'hacer los deberes y hacer las cosas bien'.

Rajoy presentó los ejes de su programa electoral para los próximos comicios generales, que se basará en seis puntales básicos. Entre ellos, el líder del PP destacó la austeridad, el crecimiento económico y la creación de empleo, que situó como 'prioritaria y capital'.

El líder conservador toma como ejemplo de austeridad a la Xunta de Feijóo

En la hoja de ruta presentada se encuentra, según el líder conservador, la mejora del Estado del bienestar a través de la educación y las pensiones públicas, así como el fortalecimiento institucional del país -con más Estado de derecho y seguridad jurídica- junto a una mayor proyección internacional de España, que 'no puede desempeñar el triste papel de los último años'.

'Es precisa austeridad como ha hecho la Xunta de Galicia', sentenció Rajoy. Según sus palabras, 'todas' las comunidades gobernadas por el PP tienen la gestión de Alberto Núñez Feijóo como referencia para luchar contra la crisis económica.

Rajoy demandó 'una reforma laboral de verdad', pero tampoco aquí explicó qué significa exactamente lo que preconiza. Bajo ese prisma, marcó la 'austeridad, la transparencia y la eficacia' como líneas a seguir, en donde ha establecido el sistema educativo como el sexto punto prioritario de su texto programático. El presidente del PP subrayó que en España habría habido menos despidos de exigir una legislación laboral 'flexible'. Y, en línea con el ideario neoliberal, aseguró que, para cambiar la política económica, hacen falta 'menos decretos, menos reglamentos, y menos intervención'.

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