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Cuatro puntos de homofobia

El gay agredido en un restaurante de Madrid relata a 'Público' el suceso: 'Si tuviera una pistola, me habría disparado'.

PAULA DÍAZ

'No sé cómo se puede castigar legalmente una agresión de este tipo pero espero que pague el máximo posible'. Así de rotundo se muestra Arturo C., homosexual de 32 años, al referirse al hombre de 53 años que este domingo le lanzó una taza de café a la cabeza por haber besado a su 'chico' en un restaurante del centro de Madrid. ¿El resultado? Cuatro puntos en la frente para él y una noche en el calabozo para su agresor.

Arturo asegura que todavía está en estado de shock. 'Me he despertado llorando y he ido a trabajar porque soy muy responsable, pero me habría quedado en la cama todo el día', reconoce. Aun así, se llena de rabia cuando recuerda la agresión.

'Estaba comiendo con un amigo y con mi chico, tan tranquilos, hasta que el señor de la mesa de al lado dio un golpe y se puso a gritar: ‘odio a los maricones, no tengo por qué aguantar esto, yo pago mis impuestos'', cuenta Arturo. 'Pues yo soy maricón, estoy orgulloso de serlo y también pago mis impuestos', respondió uno de sus acompañantes. 'Yo entonces, le di un pico, sin lengua ni nada, porque no podía creerme que aquel comentario fuera en serio', continúa el agredido.

'Pues yo soy maricón, estoy orgulloso de serlo y también pago mis impuestos'

Hasta entonces, en la conversación de los tres amigos no se había hablado de su orientación sexual. 'Charlamos de trabajo, de decoración, escaparatismo y arquitectura, que es a lo que nos dedicamos', explica Arturo. Lo que no se esperaban era lo que iba a ocurrir minutos después. 'En cuanto le di el beso me tiró un vaso de agua encima, rompió la copa contra la mesa y me amenazó con ella, como si fuera una espada, mientras nos insultaba, chillando como un loco', relata, aún sorprendido.

Cuando Arturo pidió que alguien llamase a la policía, el presunto agresor, José María D.C. todavía apostilló: '¡Que vengan, que vengan, que te detengan por maricón!'. 'Cuando le dije que me estaba faltando el respeto y que estaba en todo mi derecho de dar un beso a mi novio fue cuando me tiró el café encima y, acto seguido, ya tenía la taza en mi cabeza', continúa Arturo. 'Estaba como loco. Si tuviera una pistola, me habría disparado', sentencia.

Entre la rabia y la tristeza, Arturo todavía tiene bonitas palabras de agradecimiento a quienes le ayudaron en el restaurante. 'Una enfermera indignada, que estaba en la manifestación del 15-M, me ayudó y me atendió hasta que llegó el SAMUR y todos los demás también se volcaron conmigo', recuerda. Incluso ha perdonado que nadie se atreviera a hacer frente a su agresor. 'Nadie hizo nada pero es normal porque estaba desatado', justifica.

Sin embargo, sus palabras denotan cierto rencor cuando se refiere a la acompañante del presunto agresor. 'Se acercó a mí, llorando, pidiéndome disculpas y que le perdonara. Me dijo que estaba en tratamiento psiquiátrico y que jamás había hecho algo parecido', cuenta. 'Le contesté que el que estaba con la brecha en la cabeza era yo y que si está en tratamiento psiquiátrico, que lo traten', añade.

Ahora espera que su agresor 'pague el máximo'. 'Yo voy a tener una brecha en la cabeza que me va a recordar a este personaje toda la vida. Sólo espero que a él le joda tener que pagar a uno de esos maricones que tanto odia', concluyó Arturo.

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