El Ayuntamiento de Getafe ha puesto en marcha un dispositivo de limpieza para eliminar de la ciudad las plantas de estramonio, altamente tóxicas y con efectos alucinógenos, después de que dos jóvenes falleciesen y otro quedase grave, tras consumir, supuestamente, una bebida elaborada con esta sustancia.

La eliminación de este vegetal ha comenzado en el céntrico barrio de El Greco y ya se han retirado unas trescientas plantas. Según han informado fuentes municipales, continuarán durante los próximos días por todo el municipio, incluido el barrio de Perales del Río, donde se ubica la casa abandonada, conocida como El Monasterio de la Aldehuela, en que tuvo lugar la fiesta rave que propició el suceso.

Se trata de una planta bastante común, de la familia de las solanáceas (como la patata o el tomate), pero muy venenosa: la ingesta de pequeñas dosis puede generar estados alterados de conciencia o alucinaciones y si se consumen más de 40 ó 60 gramos puede provocar la muerte.

Los dos jóvenes de 18 años fueron encontrados muertos en las inmediaciones de esa casa el domingo por la tarde, después de que hubieran asistido a la fiesta ilegal con unos amigos, en la que un hombre les ofreció un líquido que producía efectos similares a los de las setas alucinógenas, según han declarado varios allegados. Tanto ellos dos como el tercer afectado dieron positivo de esta sustancia en los análisis que se les practicaron posteriormente, que revelaron que también habían consumido alcohol.

El alcalde de Getafe, Juan Soler, ha anunciado que el Consistorio está estudiando la posible demolición del edificio o llegar a un acuerdo con el propietario para acabar con su estado ruinoso y evitar este tipo de fiestas. El fin de semana se extremará la vigilancia en la zona en la que ocurrió el suceso con el objetivo de que no se celebre ninguna fiesta, han avanzado las fuentes municipales.

Trompeta del diablo, hierba loca, higuera del infierno. Son los diferentes nombres con que se denomina al estramonio, un viejo conocido desde la antigüedad, cuando la utilizaban los chamanes, por sus propiedades hipnóticas y alucinógenas. Su aspecto parece inofensivo pero es un componente habitual en los matarratas. Mezclada con alcohol y otros estupefacientes resulta mortal.