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Los cambios que no llegaron

Los expertos apuntan las causas y los temores que han impedido reformar la Carta Magna en la última década

CAROLINA MARTÍN

'La Constitución está vieja', sentencia el catedrático de Derecho Constitucional de la UNED, Antonio Torres del Moral. A punto de cumplir 33 años y baqueteada desde su nacimiento en la transición de la dictadura a la democracia, la norma básica española necesita cambios, según los expertos consultados por este diario. Sin embargo, no llegan. Y eso que los partidos llevan madurándolos dos legislaturas.

El 'melón no se ha abierto', afirman politólogos y constitucionalistas, por una mezcla de temor a despertar los fantasmas de la Transición sobre el modelo territorial y la monarquía parlamentaria junto a estrategias divergentes de PSOE y PP.

El miedo a despertar los fantasmas de la Transición está detrás del fracaso

Sobre la mesa han estado en firme cuatro modificaciones: la configuración de un nuevo Senado, como verdadera cámara de representación territorial; la eliminación de la discriminación de la mujer en la sucesión a la Corona; la inclusión de los nombres de las 17 Comunidades y las dos ciudades autónomas; y la mención a la Constitución Europea.

Las tres últimas, subraya el catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), Fernando Vallespín, 'son puramente cosméticas. La crucial es la del Senado, que más tarde o temprano y asociada a la reforma del título VIII tendremos que acordar'. De momento, no se ha trabajado en serio en estas modificaciones por el miedo a que 'inmediatamente otros políticos sugieran otras reformas', señala, apuntando a laspretensiones federalistas y confederalistas de Catalunyay Euskadi.

Los expertos coinciden en que es muy necesario reformar el Senado

Hacia los partidos y su actitud 'poco responsable' apunta el catedrático de Ciencia Política de la Universidad de Valencia, Pablo Oñate. En su opinión, ello explica el fracaso para acometer estas reformas, especialmente la de la Cámara Alta. Esta modificación 'se ha convertido en munición estratégico-electoralista en la política de adversarios' en la que están sumidos los partidos. En este contexto 'de poca seriedad y responsabilidad', advierte Oñate, no hubiera sido raro que surgiesen propuestas extravagantes.

Torres del Moral también distingue entre 'tres reformas sencillas y una compleja', pero atribuye el fracaso a 'una cuestión de estrategia'. El Gobierno y el PP discreparon en cómo hacerlo: en bloque o por separado. El constitucionalista recuerda que los conservadores 'temían que si iba en un solo paquete, el Ejecutivo colaría de matute una reforma del Senado'. En el otro lado, los socialistas no querían que fuesen por separado, porque 'la relativa a la sucesión a la Corona planteaba un problema', remarca .

Según apunta el profesor de Derecho Constitucional de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Héctor López Bofill, discutir el orden de sucesión 'podría llevar a discutir sobre la propia Corona', dado que las modificaciones del Título II requieren que se hagan por procedimiento agravado con disolución de las Cortes y ratificación por referéndum.

Achacan los obstáculos al desacuerdo entre PSOE y PP

Bofill también pone de relieve que algunos creen que tocar la Carta Magna 'implica volver a discutir sobre los puntos básicos de la Transición'. A su juicio, añade, es justamente lo que habría que hacer.

De hecho, critica la reforma anunciada por PSOE y PP, que 'va en sentido contrario a lo que debería hacerse'. Para él, la iniciativa pretende 'ahogar a las comunidades' y esconde un intento 'recentralizador'. En su opinión, sería conveniente 'modificar el artículo 2 de la Carta Magna, que es incompatible con un Estado federal'. También aboga por reformar el Título VIII de la Constitución.

Para Oñate, de todas las modificaciones que se han puesto encima de la mesa, la 'más necesaria es la del Senado y debe ir acompañada de otros cambios en el modelo territorial'. Torres de Moral también destaca la actua-lización del Estado de las Autonomías. Y, aunque considera que 'ha habido muchas reformas urgentes a lo largo de estos años' que no se han hecho, pone el énfasis en el artículo referido a la sucesión del rey.

Vallespín hace una reflexión sobre futuras reformas constitucionales: 'El principal problema no tiene que ver con los nombres de las comunidades o la Corona, sino con los techos de las competencias autonómicas'. Y eso, necesariamente, requiere el acuerdo con los nacionalistas moderados.

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