'No nos quites la esperanza. Calidad de enseñanza'. Bajo este lema se concentraron ayer frente a la Consejería de Educación de Madrid alrededor de cien personas. El motivo: protestar por el nuevo tijeretazo que esta autonomía ha hecho a las escuelas infantiles (centros educativos de jornada completa para niños entre 0 y 6 años) y especialmente a las casas de niños. Este modelo educativo está dirigido a pequeños de 1 a 3 años y sus padres también reciben clases sobre temas como la alimentación, los celos o las necesidades especiales de cada niño.

'En las casas de niños, la jornada laboral ha sido reducida de 30 horas a 24 alegando que no es necesario el trabajo con los padres, la Comunidad de Madrid ha eliminado a los educadores de apoyo y así se queda un profesional por clase con 20 niños que no andan y que hay que cambiarles el pañal a su cargo. ¿Cómo lo va a hacer? ¿Producción industrial?', denunció Carmen Ferrero, presidenta de la Asociación de la Junta de Portavoces de la Educación Infantil Pública.

Estos recortes se traducen, prosigue Ferrero, en más niños por clase, menos educadores y, sobre todo, en una peor calidad en la enseñanza desde los primeros niveles. 'El modelo educativo que se elige condiciona el tipo de sociedad por la que se apuesta, y la Comunidad de Madrid lo hace por una sociedad privatizada con una escuela pública marginada', criticó Maite Cabello, directora de la Escuela Infantil Polichinela, también presente en la concentración.

Otro de los motivos de la protesta fue la adjudicación de la gestión de los centros infantiles a empresas privadas. 'Se basan sólo en criterios económicos, la educación es lo de menos', concluyó Cabello.