El caso de la consejera de Empleo y Educación de Madrid, Lucía Figar, ha tenido numerosos antecedentes fuera de España en los últimos años. En 2004, el ministro de Interior británico, David Blunkett, dimitió por haber cometido doble pecado: aceleró un visado para la filipina Leoncia Caselme, niñera de su amante, y negó ante la Cámara de los Comunes que lo hubiera hecho. Por abuso de poder y por mentir al Parlamento dejó la cartera.

Cinco años después, la fiscal general británica, Patricia Scotland, admitió un 'error' y pagó 5.500 euros de multa por no haber verificado la autenticidad el pasaporte de la togolesa Loloahi Papui, a la que contrató de asistenta con pasaporte falso. Patricia Scotland promovió en 2005 una ley contra las contrataciones de sin papeles que obliga a los contratistas a autentificar los documentos y quedarse con una fotocopia. A diferencia de Blunkett, mantuvo el cargo político.

En EEUU, el año pasado, la entonces candidata a gobernadora de California y expresidenta de eBay, MegWhitman, se enfrentó a un escándalo en plena campaña electoral cuando una de sus empleadas del hogar denunció que había trabajado para la candidata durante nueve años sin papeles.

La inmigrante mexicana aseguró que la familia estaba al corriente de que no tenía papeles desde que en 2003 recibieran una carta del Gobierno afirmando que su número de identificación fiscal no correspondía a su nombre y que decidieron hacer la vista gorda. Consciente de que su presencia era un riesgo, Whitman la despidió en 2009, poco antes de iniciar su campaña.

El matrimonio reconoció haber recibido la carta de advertencia del Gobierno pero afirmaron que luego se les olvidó. Aunque Whitman perdió finalmente ante el demócrata Jerry Brown, actual gobernador de California, la carrera profesional de la excandidata no se vio afectada. Hace algo menos de un mes fue nombrada presidenta ejecutiva deHewlett-Packard.