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Unas 300 personas se reúnen en Córdoba en apoyo a los niños perdidos

La concentración fue convocada por amigos de la familia de la madre de los pequeños

ALFONSO ALBA

En el mismo sitio donde empezó el 'sufrimiento' por la búsqueda de Ruth y José, los dos hermanos de seis y dos años que desaparecieron en Córdoba hace una semana, unas 300 personas se concentraron en solidaridad con la familia de los pequeños. Al anochecer, en la oscuridad del parque Cruz Conde, los 300 rostros en silencio se iluminaban con velas.

La concentración fue convocada por amigos de la familia de la madre de los pequeños, Ruth Ortiz, de 38 años. El padre, José Bretón, que fue el que perdió la pista a los dos hermanos, según su propia denuncia, no acudió. Bretón sigue refugiado en su casa con su familia y sólo sale cuando la Policía lo llama a declarar. Tampoco acudió nadie de su familia.

En la concentración, apenas hubo referencias a la investigación policial más allá de peticiones de 'respeto' hacia el trabajo de los agentes y, sobre todo, llamadas a la 'presunción de inocencia' del padre de los pequeños. Pero la investigación policial apenas avanza. Tras una intensa semana, fue un día de transición. Ni registros, ni reinicio del dispositivo de búsqueda, ni llamadas a declarar de nadie. Los agentes reconocen que las pesquisas están 'estancadas' y vaticinan que la investigación 'va a ser larga'.

Pese a todo, el foco mediático no cesa. El domicilio en el que se refugia José Bretón está rodeado día y noche por fotógrafos y televisiones. Ayer por la tarde, un amigo de Bretón, Rafael Molina, salió para hablar con los periodistas y pedirles que se marcharan porque 'los estáis asfixiando', en referencia a los abuelos de los hermanos desaparecidos, que no han salido de la casa desde el pasado domingo.

En este tiempo, todas las investigaciones han desembocado en callejones sin salida. Desde el mismo sábado por la noche en que la Policía tomó declaración a la madre de los hermanos, los agentes centraron sus sospechas en el padre y su entorno.

José Bretón llamó al 112 a las 18:20 del sábado 8 de octubre. Dijo que había extraviado a sus hijos mientras jugaban en el parque. A las 18:40 llamó a la Policía y ratificó su testimonio. Dos horas después, tras peinar el entorno, una pista llevó a los agentes a la finca de José Bretón en la parcelación de Las Quemadas Altas, a cinco kilómetros de Córdoba. Allí, encontraron aún humeante una hoguera. La Policía Científica barrió toda la finca sin éxito. En la hoguera se encontraron restos óseos, pero de perro.

El siguiente callejón sin salida fue el móvil de Bretón. La última vez que alguien vio a los niños fue a las 14:00 del sábado. De ahí hasta la denuncia, cuatro horas después, nadie sabe qué pasó. La Policía confiaba en que el registro del móvil arrojara luz, pero todo apunta a que la oscuridad en la que se mueven los agentes es muy grande. Tanto, que el caso sigue 'muy abierto' y nadie 'descarta ninguna hipótesis'.

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