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ETA anuncia el fin del terrorismo

La banda proclama 'el cese definitivo de la actividad armada' e insta a los gobiernos de España y Francia a abrir un 'diálogo' para la 'resolución de las consecuencias del conflicto'. Deja la violencia

GUILLERMO MALAINA

El 20 de octubre de 2011 es un día ya para la historia de Euskadi. A las siete de la tarde, ETA hizo público el esperado comunicado del final de la violencia: 'ETA ha decidido el cese definitivo de su actividad armada (...). Con esta declaración histórica, muestra su compromiso claro, firme y definitivo'.

53 años después de su nacimiento, ETA pone fin así a su virulenta trayectoria, sin haber obtenido concesiones políticas, después de haberse cobrado la vida de 829 personas, la última el agente galo Jean-Serve Nerine, en 2010. La renuncia a la violencia llega, además, sin haberse producido una negociación previa, como ocurrió en los tres procesos de paz frustrados desde la Transición: en las Conversaciones de Argel, a finales de los años 80, con el Gobierno de Felipe González; en la tregua del Pacto de Lizarra-Garazi, entre septiembre de 1998 y diciembre de 1999, con el Gobierno de José María Aznar, y en la Mesa de Loiola, en 2006, con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero.

ETA hizo pública su decisión con el envío a Gara, Berria, The New York Times y la BBC de un comunicado en euskara, castellano, inglés y francés, así como un vídeo en euskara y castellano, en el que aparecen tres miembros de la banda encapuchados y flanqueados por la ikurriña, la bandera navarra y el Arrano Beltza, emblema de los reyes navarros. En su mensaje, ETA manifiesta que la Conferencia Internacional por la Paz, celebrada el pasado lunes, en Donostia, 'reúne los ingredientes para una solución integral del conflicto'. Así, la banda, además de aceptar la petición del cónclave sobre el 'cese definitivo de la actividad armada', hace un llamamiento a los 'gobiernos de España y Francia para abrir un proceso de diálogo directo que tenga por objetivo la resolución de las consecuencias del conflicto y, así, la superación de la confrontación armada'.

Alaba la Conferencia de Paz como vía para una 'solución integral del conflicto' ETA acepta así tratar sólo con los gobiernos las consecuencias técnicas de la violencia (situación de los presos, de las víctimas y el desarme), mientras que la discusión sobre 'cuestiones políticas', como sugiere la declaración de la Conferencia, corresponderá a 'actores no violentos' y los partidos. Sobre esta base, ETA asegura que se está abriendo 'un nuevo tiempo en Euskadi' y una 'oportunidad histórica' para lograr una 'solución justa y democrática al secular conflicto político'. 'Frente a la violencia y la represión, el diálogo y el acuerdo deben caracterizar el nuevo ciclo', dice, antes de defender que 'el reconocimiento de Euskal Herria y el respeto a la voluntad popular deben prevalecer sobre la imposición'.

ETA recuerda en su manifiesto a sus miembros muertos durante todos estos años y a quienes están encarcelados o 'en el exilio' y reivindica que 'la lucha de largos años' ha permitido generar 'esta oportunidad'. Y dicho esto, cede el testigo de la 'lucha' a la sociedad vasca, a la que hace un llamamiento para implicarse 'en este proceso de soluciones hasta construir un escenario de paz y libertad'.

El comunicado de ETA llega después de años de debilitamiento por la presión de las Fuerzas de Seguridad del Estado en colaboración con Francia, por la creciente repulsa de la sociedad vasca a la violencia y, finalmente, por el proceso desarrollado por la antigua Batasuna, los últimos dos años, para alejarse de la violencia y apostar por una estrategia por vías exclusivamente políticas y democráticas.

Afirma que su compromiso es 'claro, firme y definitivo' Con el anuncio de ETA, se cierra el guión de un mes trepidante con movimientos hacia el final de la violencia. El pasado 25 de septiembre, los presos de ETA se sumaron al Acuerdo de Gernika, la hoja de ruta de la izquierda abertzale, EA, Aralar y Alternatiba para impulsar un proceso de paz en un escenario sin violencia ni amenaza de su uso; el 29 de septiembre, se constituyó la autodenominada Comisión Internacional de Verificación del alto el fuego declarado por ETA en enero; el 30 de septiembre, Ekin, el aparato político de la banda, anunció su disolución; el 1 de octubre, ETA aceptó la Comisión Internacional de Verificación; y el pasado lunes, fue la Conferencia Internacional por la Paz.

A partir de ahora, Euskadi se adentra en un nuevo escenario todavía plagado de dificultades. Los partidos, los agentes sociales y, especialmente, el Gobierno que salga de las urnas el próximo 20-N deberán ahora afrontar el reto de normalizar la vida política en Euskadi, el reconocimiento de las víctimas de la violencia, la situación de los presos de ETA y la reconciliación del pueblo vasco.

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