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El teléfono azul

 

 

Lo que después del debate los españoles se han quedado sin conocer es el plan para resolver el problema de los cinco millones de parados'. Este comentario en la mesa de Antena 3 Televisión, pasado el duelo, ya en la madrugada del martes, dio lugar a esta sabrosa apostilla del conductor del programa, Matías Prats:

Al igual que había un teléfono rojo entre Washington y Moscú, habrá que poner un teléfono azul entre la Moncloa y Bruselas, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, para ver qué es lo que nos dicen que hay que hacer...

El objetivo de Rubalcaba era ganar a sus votantes para que vayan a votar

Eso es lo que pasa. De los famosos cinco cerditos, los del acrónimo anglosajón PIIGS, ayer empezó a saltar el Gobierno de Italia, después de Irlanda, Portugal y Grecia. Y Zapatero, en medio de esta depuración, anunció su retirada en abril, y se espera el cambio gubernamental el 20-N.

Lo del teléfono azul ya funciona. Sabemos que, antes de comprar bonos públicos españoles en los mercados secundarios, el entonces presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, y el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordoñez, firmaron el pasado 5 de agosto una carta dirigida al presidente del Gobierno con recomendaciones sobre la reforma de la negociación colectiva, un nuevo contrato de trabajo juvenil desregulado, una reforma constitucional para limitar el déficit y otras medidas.

Trichet firmó junto con Mario Draghi, entonces gobernador del Banco de Italia, otra carta dirigida a Silvio Berlusconi, en términos casi idénticos a la nuestra. Pero la italiana se ha filtrado y la española aún permanece guardada bajo siete llaves.

Rajoy mantuvo ese perfil de 'hombre que no tiene nada que decir'

En el debate con Rajoy, el candidato socialista hizo un esfuerzo, dirigido a sus propios votantes, para que Mariano Rajoy revelase sus 'objetivos inconfesables'. La pregunta es: ¿acaso no son un secreto a voces? Es el compromiso con la Comisión Europea, las recomendaciones de la misión del FMI y las condiciones, más o menos veladas, del BCE para comprar deuda española.

Cuando uno revisita el debate del lunes, está claro que Rubal-caba no se planteaba ganar a Rajoy. Su objetivo era ganar a sus votantes, convencerles de ir a votar, dando caña a Rajoy.

Puede ser que haya conseguido en parte lo que se había propuesto, pero su forma de interrogar jerarquizó a un Rajoy que se mantuvo en su mismo perfil de siempre, ese que el semanario The Economist de primeros de agosto definió como 'el hombre que no tiene nada que decir'.

Rajoy espera llegar al Gobierno y conocer la desviación en el cumplimiento del déficit que es, como dijo el lunes, 'el origen de buena parte de nuestros males'. Entonces sus ministros utilizarán el teléfono azul que sugiere instalar Matías Prats para conocer lo que se espera de España.

Ya ha dicho Rajoy que piensa cumplir con los objetivos de llegar al 4,4% en 2012. Si se mantiene fiel, seguramente se verá tentado, en su discurso de investidura, hacia las Navidades, de anunciar que por culpa de sus antecesores no podrá cumplir con el 6% en 2011 y que el ajuste para 2012 será muy duro. Rubalcaba le ha ofrecido en el debate, de facto, un acuerdo para aplazar dos años el objetivo de llegar al 3% en 2013. Pero, claro, habrá que ver qué quiere Bruselas y el BCE.

Rajoy siempre insiste en que habrá que hacer sacrificios. Como si hasta su próxima llegada a la Moncloa, aquí no hubiese pasado nada.

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