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La izquierda llama a frenar con votos el plan "oculto" del PP

Rajoy dice ahora que no tiene 'una varita mágica' y Aguirre coloca el gasto farmacéutico de los pensionistas entre las 'mamandurrias' a repensar. Zapatero: 'Todo el mundo sabe ya que la crisis no es sólo

PERE RUSIÑOL

Las insinuaciones del Partido Popular de que su programa tras el 20-N no necesariamente se parecerá al que tan festivamente expone en sus mítines ha puesto en alerta a todas las izquierdas, que han colocado el foco en el 'programa oculto' del candidato conservador, Mariano Rajoy. La clásica pelea por el voto útil de la izquierda en el tramo final de cualquier campaña se ha transformado más bien en una pugna sobre quién es más útil para hacer frente a lo que Rajoy no dice pero sus colaboradores insinúan abiertamente con la mirada puesta en la prima de riesgo, que ayer batió otro récord.

El martes, el propio Rajoy aguó el compromiso con el que había iniciado la campaña de recortar en todas las partidas 'salvo sanidad, educación y pensiones' y ya sólo consideró intocables las pensiones. Y su mano derecha, María Dolores de Cospedal, auguró movilizaciones cuando Rajoy se vista de presidente y diga 'todo lo que hay que hacer'.

La transparencia de Cospedal, que revela a la vez que el plan está ya perfilado aunque no se diga y que será drástico, llevó al candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, a advertir de nuevo de la existencia de un 'programa oculto' del PP de funestas consecuencias para el Estado del bienestar. Y ya no tanto a partir de deducciones, sino de elementos factuales: 'Conforme se van sintiendo seguros porque tienen una gran ventaja en los sondeos y porque creen que todo lo tienen hecho, van contando lo que van a hacer', afirmó Rubalcaba en un acto en Almería.

El candidato socialista subrayó que Cospedal 'dice lo que oye en casa' y emplazó a su rival conservador a contar de verdad 'qué tiene en la cabeza'. 'Saben lo que quieren hacer, pero no lo quieren contar porque a la gente no les va a gustar', concluyó.

El candidato de Izquierda Unida (IU), Cayo Lara, compartió el diagnóstico tras las palabras de Cospedal, que en su opinión adelantan 'más ajustes duros'. Pero para Lara ni siquiera hay que perder el tiempo interpretando insinuaciones: basta con mirar qué hace el PP en las autonomías donde conquistó el poder el 22-M, como Castilla-La Mancha: 'No es una hipótesis, es una realidad de los sitios donde ya gobiernan'.

Duran i Lleida lamenta que nazcan más Mohameds que Jordis

Y el candidato de Equo, Juan López de Uralde, que lucha por abrirse un hueco en el campo progresista, también avisa de que la oferta del PP 'es difícil que sea creíble' porque en realidad es 'oculta' y, a su juicio, preocupante.

El agravamiento de la crisis financiera de la eurozona justo antes del 20-N se ha acabado convirtiendo en un contratiempo para el PP: le está obligando a lanzar a los mercados insinuaciones de ajuste duro y le es más difícil presentar la crisis como una responsabilidad exclusiva del PSOE.

Ello ha tenido también un efecto en la campaña socialista: ayer Rubalcaba compartió mitin con el aún presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que empezó la campaña escondido y que la acaba vitoreado junto al candidato: 'Ahora, ya todo el mundo sabe que la crisis no es de España, sino global y europea, que tenemos menos deuda pública que Francia o Alemania, pero nos afecta', afirmó.

Algunos influyentes medios internacionales, como el londinense The Times, ya han empezado a liberar a Zapatero de la responsabilidad en los récords que cada día bate la prima de riesgo española y a señalar a Rajoy: le reprochan que no está contando cómo va a hacer los recortes.

El candidato del PP mantuvo ayer su silencio al respecto, pero reconoció que el supuesto programa que cuenta en los mítines no será suficiente: dijo que no tiene 'una varita mágica' y que al día siguiente de llegar al Gobierno no estará todo resuelto, pese a haber insistido tantas veces que su victoria per se sería ya el inicio de la salida de la crisis.

El esquema de ayer fue parecido al de la víspera: Rajoy no soltó prenda, pero otros importantes dirigentes dejaron caer propuestas impopulares que nunca se escuchan en los mítines del candidato y que alimentan las sospechas del 'programa oculto'.

El hombre de Rajoy en Catalunya insinúa subidas de impuestos

Nadie fue tan lejos como Esperanza Aguirre: se mostró partidaria en la Cope de eliminar la gratuidad de las medicinas que hoy tienen todos los jubilados y abogó por un sistema de copago en función de la renta del pensionista. Lo hizo además colocando el gasto farmacéutico de los jubilados junto a otras cuestiones que, a su juicio, no debe costear el Gobierno, como másters y subvenciones a sindicatos, patronales y partidos. A todo ello lo llamó 'mamandurrias'; es decir, 'sueldo que se disfruta sin merecerlo' o 'ganga permanente', según el diccionario. 'La fiesta se ha acabado', remachó.

Alberto Ruiz-Gallardón, número cuatro de la lista de Rajoy y ahora voz autorizada del candidato, aclaró que el PP descarta el copago sanitario algo de lo que no había hablado Aguirre, pero mostró su acuerdo con el principio de que 'nadie con un nivel de renta bajo tendría jamás que soportar aquello que sí podrían sufragar quienes tienen una renta alta'.

Y otro dirigente de la máxima confianza de Rajoy, Jorge Fernández Díaz, no descartó ayer que un Gobierno del PP suba impuestos de forma 'excepcional', aunque ello 'no forme parte del ADN político' del partido.

Fernández Díaz encabeza la lista del PP en Barcelona, donde ayer se desbordaron varios ríos en un final de campaña con las aguas más revueltas que nunca: los socialistas marchan primeros, pero nunca habían notado tan cerca el aliento de otros dos partidos, CiU y PP.

La candidata del PSC, Carme Chacon, emergió ayer de nuevo como potencial candidata a dirigir el PSOE, aunque en realidad se limitara a contestar en un coloquio si el hecho de ser mujer y catalana la descartaba: 'A ver quién se atreve a decir que una mujer catalana no puede liderar el PSOE', contestó.

Y el candidato de CiU, Josep Antoni Duran, que desistió de su propuesta de Gobierno de concentración tras ser reprendido por Jordi Pujol, afirmó en TVE: 'Me preocupa que nazcan más Mohameds que Jordis'.

A Duran le llovieron las críticas. Pero nadie pudo acusarle de tener un 'programa oculto'.

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