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El PSOE se encamina a un congreso tras su mayor derrota

Rubalcaba asume la debacle en una comparecencia en solitario. El candidato reclama a Zapatero que convoque 'lo antes posible' un congreso para elegir al nuevo secretario general, en enero o febrero

 

GONZALO LÓPEZ ALBA

'No es lo mismo 110 que 120 escaños'. Este juicio de un estrecho colaborador de Alfredo Pérez Rubalcaba, formulado en la jornada de reflexión, es ilustrativo del ánimo político con el que se vivió ayer la jornada electoral en el PSOE, epílogo del proceso que se abrió con la proclamación como candidato, en junio, del exvicepresidente del Gobierno. El resultado final, según el escrutinio provisional, superó los pronósticos más pesimistas, fijando un nuevo suelo histórico para el PSOE: 110 escaños, con un 28,7% de los votos y la fuga de varios millones de sufragios respecto de los apoyos obtenidos en 2008.

La ventaja de que la derrota estuviera descontada de antemano es que permitía desviar el análisis hacia su dimensión, pero la contundencia del resultado la convierte en inapelable. Los socialistas arrancaron la campaña con encuestas que apuntaban a que su derrumbe electoral podía dejarles por debajo de los cien escaños, con el PP disparado hasta los 200. Así, alcanzar o rozar los 120 escaños se consideraba, dentro de la derrota, un éxito. Pero no se logró alcanzar ese listón psicológico. El desplome arrastró al PSOE a su peor resultado desde la recuperación de la democracia, empeorando la referencia de 1977, cuando se quedó en 118 diputados, con un 29,3% de los votos.

A pesar de la entidad del batacazo, partidarios de Rubalcaba insistían ayer en que el resultado obtenido, 'en las circunstancias más adversas', avalan que el candidato asuma de inmediato el liderazgo de la oposición y opte al cargo de secretario general.

El candidato compareció pasadas las diez de la noche, cuando el escrutinio superaba el 80% y los resultados ya se consideraban prácticamente inamovibles. De su discurso no cabe deducir que haya decidido retirarse ni quedarse.

Rubalcaba, que compareció en solitario, acompañado únicamente por la directora de su campaña, Elena Valenciano, anticipó cuál será la respuesta inmediata: 'He transmitido al secretario general mi convicción de que es preciso convocar un congreso ordinario que debería celebrarse lo antesposible, dentro de los plazos que señalan nuestros estatutos (60 días)'. La previsión era que el congreso que debe elegir al sucesor de Zapatero como secretario general se celebrara en febrero, pero las palabras del candidato apuntan a su adelanto a enero.

La Ejecutiva federal se reunirá hoy para analizar los resultados y convocar el Comité Federal, órgano que, a su vez, debe convocar el 38º Congreso. Si no se cambia la hoja de ruta trazada antes de conocerse los resultados, al congreso se llegaría con José Luis Rodríguez Zapatero de secretario general, hasta que se produzca el relevo en ese cónclave. Sin embargo, anoche arreciaron las voces que abogan por su dimisión inmediata.

Partidarios de Rubalcaba apuestan por su continuidad, pese al desplome

Antes del congreso federal, los días 17 y el 18 de diciembre, se celebrará el de los socialistas catalanes, que podrían avalar a Carme Chacón para disputar la secretaría general a Rubalcaba. La ministra de Defensa encabeza una de las dos únicas listas, la de Barcelona, en la que los socialistas lograron imponerse como primera fuerza la otra fue Sevilla, con Alfonso Guerra, pero el PSC pierde también la primacía en Catalunya en beneficio de CiU.

El candidato electoral, a pesar de la derrota, cuenta con amplios respaldos para tomar el testigo de Zapatero también como secretario general. 'Con Alfredo no habrá sorpresas ni vaivenes', subrayan sus partidarios.

En su comparecencia, de cinco minutos con continuas interrupciones por aplausos y voces de ánimo del centenar de militantes que abarrotaban el salón de actos, Rubalcaba reconoció que los socialistas perdieron 'claramente' y se proponen iniciar ahora 'el camino para recuperar la mayoría social y política'.

Los socialistas sólo lograron ganar en Barcelona y en Sevilla

Mientras, el candidato expresó el compromiso del PSOE de ejercer la oposición de acuerdo con la 'identidad política' del partido 'y con el sentido de la responsabilidad y el compromiso con los intereses generales' que, señaló, siempre han tenido. Agregó que los socialistas trabajarán 'para defender que la lucha contra la crisis no signifique pérdida de derechos y seguridades conquistadas durante años de tanto esfuerzo'.

Además, subrayó que el PSOE conserva un 'profundo arraigo en la sociedad española', ya que la derrota se ha producido 'en unas circunstancias especialmente difíciles' para quienes han 'tenido la responsabilidad de gobernar la peor crisis'.

La campaña electoral ha añadido nuevas heridas a las que quedaron sin restañar tras el abortado proceso de celebración de unas primarias con varios aspirantes para designar al candidato. Por ejemplo, a propósito del papel que ha tenido Zapatero en la campaña electoral. Algunas fuentes del entorno del presidente apuntaron en los últimos días a que estaba molesto por su escasa presencia en la campaña y por la tibia reivindicación que se ha hecho de su figura. La directora de la campaña, Elena Valenciano, lo rechaza de forma tajante.

'En ningún caso hemos escondido a Zapatero. El presidente ha tenido la participación que ha querido. Él sólo quería hacer un mitin, en León, o ninguno, porque sabía que no aportaba votos, y hemos tenido que convencerle para que aceptara ir a Alicante y a Málaga', se asegura desde el Comité Electoral. Su presencia en estos dos últimos actos fue anunciada antes de que se divulgaran las encuestas que pronosticaban el hundimiento del PSOE y después de los sondeos sólo se incorporaron a su agenda, a petición del secretario general de Castilla y León, Óscar López, sendos mítines en Burgos y Ávila, por ser la comunidad autónoma de origen del presidente.

El mero hecho de que existan estas versiones encontradas ilustra el estado de tensión interna que se vive en el PSOE ante el horizonte de un cambio de liderazgo y de una nueva travesía del desierto. La calle Ferraz, donde está su sede, estuvo ayer desierta.

 

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