Javier llegó a ganar 3.000 euros al mes, pagaba un alquiler y hasta tuvo una hipoteca, pero decidió cambiar de vida 'harto de las injusticias'. Hoy tiene 27 años, se define como un escritor callejero de poesía que escala edificios y es uno de los 30 activistas que hoy ha ocupado un edificio de la calle de los Tres Peces de Madrid.

Según ha explicado Javier, que entró en el edificio junto a sus compañeros aprovechando que había 'una ventana rota' en la primera planta, lo ha hecho por solidaridad con los desalojados del Hotel Madrid, ocupado el pasado 16 de octubre tras la manifestación global indignada, y para encontrarles una vivienda digna.

'Soy del grupo de avanzadilla. Queremos solucionar el problema de vivienda que el Gobierno no sabe resolver', ha afirmado este joven, que primero entró en un edificio en la Plaza de Tirso de Molina, pero estaba en obras y no se adecuaba 'a las condiciones de vivienda digna'.

El segundo intento fue el bueno: un edificio de tres plantas en la última fase de rehabilitación, con electricidad y agua corriente y que -según le explicaron los vecinos- 'pertenece a un señor con dinero que lo quiere para especular' y que ha paralizado las obras a causa de la crisis.

A lo largo de todo el día, un grupo de unas seis personas ha estado trabajando para acondicionar los apartamentos del edificio a la espera de la llegada de las siete familias que los miembros de la comisión de vivienda del 15-M escojan para vivir allí. Los que tomarán la decisión 'conocen de primera mano' a los acogidos, porque han estado trabajando con ellos en el Hotel Madrid y el Teatro Albéniz, ocupado desde el 10 de noviembre hasta que un incendio obligó a desalojar el edificio.

'Se trata de escoger a las personas más responsables y sociales con voluntad de trabajar en la comunidad y restablecer sus vidas', ha explicado Tess, una educadora social de 26 años del movimiento 15-M que se ha acercado esta tarde hasta el edificio de la calle de los Tres Peces.

Esta noche, siete familias encontrarán refugio en el nuevo edificio del centro de Madrid. Las demás tendrán que esperar a que Javi lleve a cabo la hazaña que se ha propuesto y que lanza 'un reto al Gobierno actual'. Ocupará '30 pisos en los próximos 30 días, para que vean que hay muchos pisos vacíos y que el problema de la falta de vivienda tiene solución'.

Desde que dejase su vida acomodada, Javier lleva una década ocupando edificios tanto en España -Madrid, Galapagar, Granada- como en el extranjero -Amsterdam, Alemania, Croacia-.

Sabe trepar por las fachadas, valorar si un edificio está o no en condiciones, restablecer la corriente eléctrica y hacer las adaptaciones necesarias en el sistema de cañerías. Y además es capaz de explicar a los nuevos inquilinos los rudimentos básicos de la vida del 'okupa': desde cómo entrar y salir del edificio, hasta cómo relacionarse con la Policía. 'No es una profesión, es una forma de vida, de lucha social, una forma de sentir el mundo y de dar solución a los problemas reales', explica concienciado.