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Un testigo afirma que fueron doce los trajes hechos para Camps

El expresident valenciano señaló en su declaración que eran ocho y que devolvió cuatro

B. TOLEDO / S. TARÍN

Los abogados y los fiscales del caso de los trajes están poniendo tanto celo en los interrogatorios que el juicio, a ratos, se asemeja a una intrincada lección de costura. Así sucedió en la sesión de ayer, en la que uno de los testigos más importantes fue Francisco Gorina, el administrador de la fábrica en la que, presuntamente, se elaboraron las prendas que fueron regaladas al expresident valenciano Francisco Camps. Durante tres horas, Gorina respondió a las preguntas de los letrados sobre las rutinas de encargo y confección de los trajes e, incluso, la variación en los tallajes que se deriva de la compra de distintos modelos por un mismo cliente.

El exhaustivo interrogatorio dio como resultado la explicación de Gorina de que su empresa, llamada Sastgor, confeccionó 12 trajes para Francisco Camps a petición de las dos tiendas madrileñas, Milano y Forever Young. Gorina explicó que en las hojas de encargo remitidas por estos establecimientos constaba el nombre del expresident. Fueron, en concreto, siete trajes y dos americanas desde Milano y cinco trajes desde Forever Young.

Un policía explicó que la trama alteraba facturas para ocultar su actividad

Esta declaración contradice lo afirmado por Camps el pasado martes ante el juez. Entonces, explicó que había comprado cuatro trajes en Milano, que fueron devueltos más tarde. En cuanto a Forever Young, afirmó haber adquirido cuatro trajes y una americana, que pagó en efectivo. Camps, junto al ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa, está siendo juzgado desde el lunes por presunto cohecho ante un jurado popular, acusado de recibir miles de euros en trajes como regalo de la trama Gürtel, en el mismo periodo en el que los empresarios autores de las dádivas recibieron millonarios contratos de la Generalitat Valenciana.

Gorina reconoció, además, la autenticidad de los documentos que le fueron mostrados y que, en muchos casos, fueron aportados por su propia empresa. Se trata de hojas de encargo, confirmaciones de pedido y facturas. Su reconocimiento de la autenticidad de los papeles no es baladí, ya que una de las principales estrategias de la defensa es sembrar en el jurado popular la duda sobre si los documentos son verdaderos. Para ello, han hecho preguntas dirigidas a demostrar que la documentación recogida en el sumario es confusa o, incluso, falsa.

El agente dijo que la red pagó a las tiendas con cheques y transferencias

En esta línea, los dos abogados de los acusados interrogaron a Gorina sobre diversas incorrecciones en la documentación. Pero donde los letrados pretendieron hacer ver supuestas incorrecciones que pusieran en duda los documentos, sólo había, a decir de Gorina, fallos propios de la rutina de trabajo de la fábrica.

El abogado de Costa, por ejemplo, quiso saber si el hecho de que las tiendas remitan a la fábrica un pedido en el que no estén todos los datos invalida el documento de encargo. 'No es lo correcto, pero es lo normal', dijo Gorina, no sin cierta resignación. El letrado también preguntó si era normal que en dos hojas de confirmación de pedido haya medidas diferentes en el largo de los pantalones de su cliente. Gorina concedió que no es lo habitual, pero después añadió que depende de si la prenda tiene que llevar 'bajo o doble vuelta'. Las explicaciones del testigo fueron tan minuciosas que Javier Boix, el letrado de Camps, llegó a darle las gracias en tono jocoso porque estaba 'aprendiendo mucho'.

Y si Gorina confirmó que, efectivamente, se hicieron trajes destinados a Camps, otro de los testigos interrogados ayer ratificó las evidencias existentes de que los trajes fueron pagados por la trama. Lo hizo el agente de la Policía Nacional que redactó dos informes sobre la contabilidad de los empresarios supuestamente corruptos. En estos documentos, el agente recogió varios pagos de las prendas de vestir que eran dejados a cuenta en los dos establecimientos textiles y después pagados por transferencia o talón por empresas de la red.

El agente sólo citó ayer dos pagos en efectivo, uno de 300 euros y otro de 3.000, que no se sabe quién abonó. Esta declaración contradice también la versión de Camps, que afirmó que pagó todos los trajes en efectivo, porque no usa la tarjeta de crédito ante el temor de que alguien pueda pensar que carga gastos personales a la Administración.

Las explicaciones del agente también perjudicaron el empeño de Boix de extender la sospecha de falsedad sobre toda la documentación. A sus preguntas, el agente confirmó que, efectivamente, en los registros de empresas de la trama se encontraron facturas alteradas, cuyo fin, explicó, no era inculpar falsamente a Camps, tal y como quiere dar a entender su abogado. Muy al contrario, el fin perseguido por los empresarios era supuestamente dificultar que se siguiera el rastro de los presuntos delitos que estaban cometiendo, entre ellos el de soborno, con regalos a políticos.

Para ello, habrían puesto en marcha una compleja ingeniería contable para borrar el rastro del instrumento del soborno, que en este caso fueron, supuestamente, los trajes. Una de estas estrategias de la red era, por ejemplo, según explicó el agente, la siguiente: 'Se repartía el gasto entre las cuentas de las distintas empresas de Correa y se modificaban los conceptos'.

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