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IU promete una oposición "firme" desde la "radicalidad democrática"

Cayo Lara insiste en que la salida a la crisis pasa por abolir las políticas neoliberales

JUANMA ROMERO

En sus notas, las que Cayo Lara leyó por primera vez en su vida en una tribuna parlamentaria, una sola palabra quedaba más remarcada que otras. Estaba escrita en mayúsculas, en negrita, y era esta: 'Ciudadanos'. Ese era el término que hizo de hilo conductor de su discurso frente a Mariano Rajoy. La reivindicación, como ya hiciera en campaña, de que 'la salida de la crisis es una cuestión de voluntad política' en la que hay que 'elegir': o 'mercados' o 'ciudadanos'. E IU, reivindicó, estará con los segundos en toda esta legislatura. Como lo estarán las otras fuerzas de su grupo, Iniciativa per Catalunya Verds (ICV) y Chunta Aragonesista (CHA).

Lara enfocó su discurso desde esa óptica, desde la 'preocupación por la fractura social creciente y el acelerado aumento de la desigualdad' provocados por las 'políticas neoliberales' y la 'senda de los recortes', que comenzó el Gobierno socialista y que ya aplican 'con dureza' las comunidades del PP. Medidas 'injustas', porque cargan la crisis en los que no son responsables de ella, e 'inútiles', porque han creado 'más crisis y más paro'. Augurio, pues, diáfano: 'Ningún cambio de Gobierno permitirá salir de la crisis si no hay un cambio de políticas' y en Rajoy no halló 'nada' que le desmarcara del 'patrón neoliberal'. 'Estamos en una situación alarmante y hay que rectificar urgentemente', caminar hacia una 'salida social' y justa de la crisis, que 'garantice el empleo digno y de calidad', clamó.

Lara cumplió con lo prometido: buen talante en las formas, rotundo rechazo en el fondo y propuesta de alternativas. O sea, una 'oposición firme y coherente, pero responsable y constructiva' y desde la 'radicalidad democrática', y que tendrá su continuidad 'en la calle', con aquellos que se movilicen 'contra la dictadura de los mercados'.

El líder de IU desgranó sus propuestas: reforma fiscal progresiva, lucha contra el fraude, inversión pública, asunción de las medidas laborales planteadas por los sindicatos, profunda regeneración democrática, apuesta por un proceso constituyente en Europa... Mientras, coló temas en los que Rajoy ni puso un pie, ni antes ni después: pacto sobre un modelo productivo, laicidad, reparación a las víctimas del franquismo, una República federal, el combate a la pobreza, apoyo a la independencia del Sáhara... En la denuncia de la Ley Electoral ni entró, aunque sí lo hizo con Rosa Díez.

Lara, como sus compañeros de ICV y CHA, Joan Coscubiela y Chesús Yuste, sí intentó que el líder del PP no escapara vivo en aspectos nucleares. Objetivo logrado. Primero, los desahucios. Rajoy se comprometió a derivar a una subcomisión el estudio de la dación en pago, nunca con efectos retroactivos. Dos, la posibilidad de un banco malo. 'No estoy a favor', despejó. Tres, ¿está atado a Angela Merkel y Nicolas Sarkozy? No, espetó el candidato, se trata de cumplir los 'compromisos' de España y de seguir la convicción del PP.

Lara se esforzó en demostrar que la izquierda no es una 'obsesa' del gasto, pero que se puede ajustar el déficit luchando contra el fraude y haciendo pagar más a los más ricos. Pinchó en hueso. Rajoy no salió de la sacrosanta rebaja del agujero del Estado vía reformas y tijera. Intentó hacer ver que no se trata de izquierdas o derechas: 'Deje sus prejuicios ideológicos'.

Coscubiela complementó la crítica a Rajoy por seguir a pies juntillas 'las mismas políticas suicidas' que empleó el PSOE, apostando por los 'hachazos' sociales en lugar del recorte de los 'privilegios a las élites', entre las que también incluyó la Casa Real, o en gravar no sólo a quien más tiene, sino 'a quien más contamina'. Percha de la que colgó, como había avanzado Lara, la necesidad de una 'revolución de la política energética' y del cierre de las centrales nucleares.

El portavoz de ICV también recordó los comportamientos 'pirómanos' del PP con Catalunya. No hubo respuesta.

Talante, mano tendida. Pero mismo voto: no a la investidura del presidente del PP.

CHA vuelve al Congreso tras una legislatura en blanco. Y cuando su diputado, Chesús Yuste, tomó la palabra, recordó a su antecesor, José Antonio Labordeta, homenaje respaldado por aplausos del PSOE, no del PP.

Yuste validó la posición de sus compañeros de IU e ICV, pero pinchó a Rajoy con Aragón: le instó a ser “valiente” y a decir qué hará con el trasvase del Ebro. El candidato ofreció un pacto del agua, basado en la unidad de cuenca y, al tiempo, en la “solidaridad interterritorial”. A Yuste le sonó “contradictorio”. “Ojito”, advirtió el nacionalista. No vaya a ser que la “solidaridad” sea que los “pobres” de Aragón cedan agua a los “ricos” del Levante.

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